Pasado.

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POV BEATRIZ

No sabía qué había pasado, no recordaba nada más después de la última arcada. Pero estaba en mi cama, arropada con tres mantas que ni siquiera sabía de dónde habían salido. Niko estaba bajo ellas, a mi lado y con los ojos cerrados. Me encontraba tumbada de lado, a la orilla de la cama; y justo bajo la cama, a la altura de mi cabeza, el cubo de la fregona con restos de agua.

—Cuando despierte le pregunto. Y si tiene ganas, iré con ella. Vale, gracias Gustavo.

La voz de Lucía entrando en la habitación me hizo cerrar los ojos, y eso que no me molestaba su tono. La cama se venció hacia ella, así que los abrí. Había colgado la llamada con mi psicólogo, sentada de espaldas a mí y mirando algo en su teléfono.

Saqué entonces mi brazo de debajo de las mantas y la llevé a su espalda; enseguida se giró mirándome como preocupación.

—Hola —susurró sonriendo tímidamente—. ¿Cómo te encuentras? —preguntó dándome un beso en la mejilla.

—Algo confundida —respondí—. ¿Qué ha pasado?

—Raquel e Irene te encontraron desmayada en el vestuario, habías vomitado en el váter. Yo te estuve esperando fuera hasta que Irene vino a buscarme; luego te traje a casa para que descansaras. Vomitaste nada más llegar y entre noche un par de veces más... —Asentí moviéndome, tumbándome hacia el lado opuesto y así mirarla de frente—. ¿Te apetece ir a terapia?

Lo cierto es que no tenía ganas de levantarme de la cama; pero en cuestión de un instante, todo lo que había pasado con Gus se me pasó por la mente. Asentí con la cabeza enseguida, necesitaba hablar con Gustavo todo lo que había pasado, necesitaba quitarme toda la mierda que sentía que tenía dentro.

—Métete en la cama —susurré moviendo las mantas—. Ven conmigo.

Me hizo caso; pues enseguida se acomodó abriéndome sus brazos. Simplemente me dejé caer en ella. Coloqué mi rostro en su cuello y pasé mi brazo por su pecho. Lucía me abrazó, sin apretar; haciéndome saber que estaba ahí, conmigo.

—Bea... ¿Qué te hizo?

Tragué saliva ante su pregunta; ni siquiera sabía qué contar y qué callarme, si tenía que decirlo o si tenía que mentir.

—Irene me dijo anoche que esto ya te ha pasado más de una vez, y es como que te colapsas entera y respondes con vómitos... ¿Qué pasó?

—Sabe que le están investigando y no es tonto para saber que yo estoy detrás —confesé—. Estuvimos hablando de lo que pasó aquella noche y me contó todo lo que le hice a Inés...

—Te contó su versión, no la realidad —dijo enseguida.

—Como sea... Me reconoció que, durante toda nuestra relación, como yo no me podía negar, hizo conmigo lo que quiso; y anoche, sino llego a perder el conocimiento, estoy segura que también lo hubiera hecho.

—¿El qué? —preguntó con la voz temblorosa.

—Violarme —susurré aferrándome a ella—. Me agarró y me tocó; pero me mareé y cuando vio que iba a vomitar me tiró al suelo y se fue; luego perdí el conocimiento.

No dijo nada, me besó en la frente mientras subía su mano constantemente por mi brazo acariciándome.

—¿Me vas a acompañar a terapia?

—Si quieres que vaya, voy.

—¿Y el trabajo?

—He cambiado un par de turnos, hoy no te quería dejar sola.

Después de ti.Where stories live. Discover now