Alejandro.

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POV LUCÍA

—Lucía... Lu.

—¿Qué?

—Que están llamando a la puerta.

—Mierda.

Me levanté en seguida comprendiendo que me había quedado dormida, pues mi plan había sido levantarme a las ocho para aprovechar el día, pero era evidente que se quedó en un intento nulo. El despertador sonó, lo apagué y seguí durmiendo.

Intenté quitarme las legañas en los dos segundos que tardé en llegar a la puerta; donde ya me esperaba una mujer impaciente, a la que no había visto en mi vida.

—Hola —dije extrañada.

—Hola, ¿Lucía? —Asentí apoyándome en la puerta—. Soy Miriam, vengo de parte de Claudia.

—Es verdad. —Recordé abriendo del todo para que pudiera entrar—. Pasa.

—No, debo irme, pero muchas gracias. Solo vengo a traerte esto —explicó extendiéndome un sobre—. Cualquier cosa, viene una tarjeta de Claudia dentro.

—Vale, gracias, Miriam.

La asistente asintió con la cabeza, sonrió y se largó a todo correr escaleras abajo. Cerré la puerta mirando el sobre, pero no había ninguna dirección, completamente cerrado y algo más grande de lo que, en teoría, debía ser para contener un simple cheque.

—¿Quién era? —preguntó Beatriz al verme entrar.

—La asistente de Claudia Illescas.

—Claudia Illescas, ¿la escritora? —Yo asentí abriendo el sobre—. ¿Y de qué conoces tú a Claudia?

Pero no contesté, toda mi atención estaba en aquel sobre. Una carta, tres tarjetas y un cheque firmado con los diez mil euros. El contacto de Claudia, el de Gaby y otro de un bufete de abogados. En seguida le enseñé el cheque a Bea, consiguiendo que sus ojos se abrieran de par en par.

—Dios mío. ¿Te ha dado ella el dinero? Pero, ¿de qué coño la conoces?

—¿Sabes quién es su mujer?

—Sí... —Se quedó pensando—. ¿Su Gaby es la tuya?

—La misma —Entonces me miró sin entender nada, dado que yo solo le había hablado de Amanda—. La tóxica que todavía no te he contado.

—¿Gabriella es tu ex tóxica? —Asentí mirándola—. Ahora tengo más curiosidad que antes.

Probablemente era el momento de contarle todo lo que me había negado, al final, ella se había abierto de par en par a mí; no era justo que yo tampoco lo hiciera.

Mi querida Lucía:

Anoche estuve hablando con Claudia de todo lo que me contaste y las dos estuvimos de acuerdo. Hay una tarjeta que pertenece al bufete de abogados de Claudia, uno de los mejores de todo el país; tú y tu chica tenéis una cita cerrada para hoy a la una de la tarde, preguntad por Alejandro, él ya os estará esperando.

Y como sé de sobra lo que es no tener dinero, quédatelo, me da igual. Paga lo que tengas que pagar, acaba el máster y cámbiate de trabajo, ese sigue siendo una mierda. Y si necesitas algo más, sea lo que sea, tienes mi tarjeta. Si a mí no me quieres ver, también tienes la de Claudia; ella está dispuesta a ayudar, sigue en deuda contigo por lo que hiciste.

Por favor, no acudas a mí si de verdad no quieres, pero llámala a ella. Queremos que sepas que estamos ahí, para ti y para todo lo que necesites.

Después de ti.Where stories live. Discover now