Charo.

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POV LUCÍA

Nada más bajar advertí que había llorado; pues sus ojos estaban mucho más rojos de lo que habituaban y aún tenía un leve rastro de lágrimas en sus mejillas. Pero del mismo modo que intuí eso; Beatriz no quería hablar en ese momento, necesitaba su tiempo y yo se lo daría.

Por eso nos fuimos a casa, sin decir ni una sola palabra; temiendo, en el fondo, que todo con Gerard hubiese ido mal.

Nos encerramos en su casa; si algo sabía ya era que, cuando estaba así, no tenía ninguna intención de salir. Beatriz, en esos casos, lo único que quería era desaparecer. Solo deseaba que la bastara conmigo.

Lo primero que hicimos, tras decidir una película que solo me interesaría a mí; fue tumbarnos en el sofá, ella sobre mí respirando sobre mi cuello y entre mis brazos.

No quería ni prestar atención a Netflix, su habitual compañero.

—Déjame ir al baño —susurré notando a mi vejiga prácticamente estallar.

Me dejó vía libre sentándose en el sofá; y yo fui todo lo rápido que pude para no dejarla mucho tiempo sola. A veces, no lograba adivinar qué podía hacer Beatriz, y lo cierto es que me esperaba cualquier cosa.

Y nada más llegar de vuelta, pasé mis brazos por su cuerpo, atrapándola entre ellos y dejando varios besos en su mejilla. Me acarició dejándome que hiciera lo que quisiera con ella, al final, por muy mal que estaba, yo sabía que conmigo se calmaba un poco.

—¿Quieres que hagamos algo? —Pero ella negó—. ¿Segura?

—No tengo ganas de nada... Pero me tranquiliza bastante estar contigo.

—Podemos salir o hacer lo que quieras, a mí me da igual.

Pero volvió a negar, así que dejé de intentarlo.

Bordeé el sofá con la intención de volver a tumbarme; pero la luz blanca en mi móvil significaba que tenía varios mensajes sin leer, y prácticamente todos del Bollosquad. Al parecer, Charo había discutido con su nuevo ligue y estaba harta.

Iba a contestar cuando los brazos de Beatriz se apoyaron en mis hombros, sin apartar mucho la atención de la conversación; rodeé su cintura con el único brazo que tenía libre.

—¿Puedes hacerme un favor? —preguntó.

—Claro.

—Sonríe. —La miré extrañada—. Es que me gusta mucho tu sonrisa.

Lo hice a medida que dejaba el móvil en la mesa de nuevo; tampoco es que tuviera que forzar mucho, sonreía como una estúpida solo con mirarla.

Pero es que entonces ella me beso; y a mí me dejó de importar el móvil, Charo, su chica y la película que estaba viendo.

Beatriz me atraía hacia ella con sus manos a mi espalda, tenía una necesidad irracional de romper cualquier distancia; pero es que lo que ella no entendía, era que ya no podíamos juntarnos más.

O puede que sí lo entendió; y por esa razón, me agarró la mano llevándome hacia la habitación. Se arrodilló en la cama, justo en el borde; dejándome a mí de pie, frente a ella; justo cuando se quitaba la camiseta.

—¿Estás segura que quieres hacer esto?

—Es lo único que me apetece ahora mismo —susurró desabrochando el botón de mis vaqueros—. Sentirte a ti.

Paré sus manos, si era lo que quería; esa vez, lo haríamos como yo quería. Pues mi única misión fue dejar todo lo malo que ese día tenía, fuera de esa habitación.

Después de ti.Where stories live. Discover now