xlviii. fiesta de slughorn

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–Si sigues así, serás un señor calvo y arrugado,
como una pasa albina. Ya casi será navidad, Draco, te prometo que durante las vacaciones hallaremos la forma de hacer que esto funcione. Mientras... –alargó y con la mirada encontró un tocadiscos– ¿Bailemos?

–¿Estás loca? No bailaré, Drizella.

Las mejores personas lo están –le sonrió y posicionó la mano del rubio en su cintura. Con la varita, reprodujo la música: What A Wonderful World.– ¿Qué? ¿Acaso temes demostrar que tienes dos pies izquierdos?

–Cassie, ¿recuerdas quién soy? –en su rostro una sonrisa de arrogancia apareció.

Ambos primos danzaban al ritmo de la música.

And I think to myself,  what a wonderful world... –cantaba Cassie por lo bajo.

–Gracias –murmuró Draco cerrando los ojos, disfrutando de la melodía.– Gracias por ser mi familia, Cassie.

–¡He vuelto! –Cassie abrazó a Harry por detrás. El azabache se dio vuelta y le correspondió el abrazo.

–¿Dónde estabas, Ivy?

–Con Magnus –le sonrió. Notó que Romilda Vane la fulminaba con la mirada, en sus manos llevaba una taza.– ¿Intentas darle una poción de amor a Harry? Vaya, eso es bajo hasta para ti.

–Espero que te gusten los calderos de chocolate –Romilda le dio una sonrisa a Harry, ignorando por completo las palabras de Cassie, y desapareció entre los alumnos.

–No comerás eso, ¿verdad? Esa chica está loca –le advirtió.

–¿Estás celosa, Ivy?

–En tus sueños, Potter –curvó una sonrisa y fue hasta Hermione, Harry la siguió.

—Ya te lo decía yo —dijo ella—. Cuanto antes invites a alguien, antes te dejarán en paz y podrás... —Pero de pronto palideció: acababa de ver a Ron y Lavender entrelazados en una butaca—. Buenas noches, chicos —se despidió pese a que apenas eran las siete de la tarde, y se marchó al dormitorio de las chicas.

–¿Invitar a qué? –preguntó Cassie confundida.

–A la fiesta de Slughorn, creí que sabías, eres parte del club.

–Oh, cierto. ¿Quieres ser mi pareja? –Harry abrió la boca, ligeramente sorprendido.

–Eso debía preguntarlo yo, ¿no crees? Debe ser un honor que El Elegido te invite –bromeó. Cassie le arrebató el libro que una niña de segundo leía, y golpeó a Harry en la cabeza.

–Corrección. Para ti es un honor que Cassiopeia Black te invite.


Al otro día, a las ocho en punto, Harry esperaba a Cassie en el vestíbulo.

La castaña se caracterizaba por el buen gusto por la moda, adoraba los vestidos medievales y para nada usuales. Cassie apareció frente a Harry, llevaba un vestido negro con detalles dorados; el vestido lucía unas mangas que parecían tener vuelo, con un cinturón dorado alrededor de su cintura.

–¿Quieres un balde para tu baba, Harry? –soltó una risa risueña. El miope le correspondió con una sonrisa.

–Sé que lo sabes ya, pero luces hermosa, Cassie –tomó su mano y entrelazaron los dedos.

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 ✓Where stories live. Discover now