Me gustó tener la capacidad para controlarlos. No solo me controlé a mí, también me salvé y no solo de mí misma sino de todos aquellos que trataban de acabarme. Pero a medida que iba haciéndolo mi mente se perdía en la presión. Fui viéndolo todo negro y solo escuchaba a Mía diciéndome que podía, porque siempre hay alguien que cree en mí, aunque yo no necesitaba que alguien creyera. Yo quería que Katherine confiara, pero no era así.

La sangre iba goteando de mi nariz, pero una llamarada interna se iba apoderando de mis sentidos. Estaba ganando una guerra para la que no me prepararé. Estaba derrotándolos, sí, pero al mismo tiempo perdía lo único por lo que habría querido luchar.

Jareb, Amber, Helena y Jacob también sangraban, pero mucho más que yo. Ellos también cayeron, pero no de rodillas. Estaban retorciéndose en gritos desde el suelo como cucarachas que tratan de huir, pero están atrapadas. Lástima que eso no fuese suficiente para sentirme triunfadora. La presión era cada vez más alta y entendí que necesitaba parar. Lo entendí cuando vi que Katherine hacia el intento por acercarse a mí. El ruido también le hacia daño. Su rostro estaba rojo, sus piernas se movían con dificultad, su nariz era un gran chorro de sangre. Le estaba proporcionando dolor a ella, y por más que estuviera molesta... jamás haría nada que la hiriera.

Por eso paré.

Mía me abrazó y sentí que su alegría era auténtica. Me decía en el oído que iba a estar bien, aunque sus amigos seguían en el piso, inconscientes y pude ver a Katherine corriendo hacia mí. No supe de qué forma, pero apenas en segundos era ella quien me sostenía. Olía distinto, sus labios estaban regados de pintura de labio y no tuve que ser un genio para unir los puntos.

Olivia caminaba a paso lento hacia nosotros con la camisa arrugada y sus labios desgastados. Katherine olía a ella y ni siquiera necesitaba preguntarle para estar segura.

Quise demostrar indiferencia, pero mis lágrimas no contribuyeron. Intenté parecer inalterada como la chica que acaba de neutralizar a todo un ejército, pero me dolía el corazón. Ella ya no era tan mía y nuestro amor duró lo suficientemente poco para poner en duda que haya existido.

Comencé a llorar como una niña cuando pierde lo único importante que ha tenido. Lloré en su pecho y le reclamé no haber venido, pero no era su culpa. No era su obligación que yo pensara que siempre estaría allí, pero cuando me besó... Cuando sus labios se encontraron con los míos supe que no me pertenecía y que no quería nada más.

No le dije que se fuera, no le hice una escena delante de los estudiantes del internado y de su manada. No le dije que sabía que la había besado ni que sus labios ya nunca más serían míos. Me sequé las lágrimas y Mía me estaba esperando para sacarme de allí. El corazón sanaría luego, pero no le daría el gusto de verme destruida.

Apenas y podía caminar y cuando di dos pasos hacia Mía, las rodillas me temblaron. Traté de estabilizarme porque necesitaba correr. Quería irme lejos.

Al menos por unos minutos quería que mis pulmones recibieran aire y que mi cerebro comprendiera que no se acababa la vida por el fin de un amor. Pero mi cuerpo no reaccionaba y fue Mía quien tuvo que cogerme en sus brazos. Agradecí que su habilidad fuera la fuerza y cuando Katherine intentó enfrentarla... sus propios amigos le cerraron el paso.

No supe exactamente qué le decían, pero Cayden, Candace y el único amigo que tuve, Brandon, le hicieron frente impidiéndole que fuera por mí.

Supongo que nunca me había dolido el alma tanto como ese día y fue más doloroso pasar cerca de Olivia y que ella me sonriera. Su mirada me dijo muchas cosas, o al menos entendí que yo no era su competencia. Su sonrisa era serena. No parecía molesta por estar curando a su equipo. No estaba brava porque gracias a mí estaban acabados. Ella lucía con la suficiencia de quien ha ganado una batalla mayor. Me miraba con dulzura como diciéndome: "lamento haberla besado, o bueno, en verdad no lo lamento, la traje para que supieras que no es amor, lo que siente por ti es lástima, no confundas las cosas".

Era cierto. La había traído para demostrarme que Katherine iba a buscarme porque lo sentía su responsabilidad y no porque de verdad lo quisiera.

Fijé la mirada un poco más en Olivia mientras Mía se adentraba en el bosque. Pensé que bajaría la guardia, que voltearía a otro lado, pero sus ojos fijos en los míos me explicaron... que haberme ganado le hacía feliz. Ella tuvo lo único que creía mío y esa tarde entendí que solo me tengo a mí.

Nota de autor: 3 capítulos más. Si habrá segunda parte, pero en 3 capítulos finaliza esta historia. Máximo 4.

Los quiero. Hoy contesté muchas de sus preguntas en mi canal de telegram. Espero que no les hayan cansado mis audios. Fueron muchos. En mis historias de Instagram esta el link para que ingresen al canal de telegram.

Les dejo fotos de Mía:

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