Los vestidores

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* El chico de la foto es como me imagino yo a Tiryon. 

DRACO

- ¿Puedes decirle algo, por favor? - me suplica Tiryon - No dejes que siga con sus conspiraciones - su exasperación es palpable.

Sonrío y niego con la cabeza - Realmente, no creo que esté equivocada - miro a Ty, quién parece que le va a dar un infarto - La policía no es de fiar, y no lo digo yo, lo dicen los datos, la historia, miles de casos donde se demuestra su corrupción y lo vendidos que están - explico.

Cuando Tiryon y Brisa regresaron, él estaba hecho una furia, Brisa había decidido no contar nada a la policía porque no confiaba en ellos, le habían demostrado en su momento, con el asesinato de sus padres, que eran o unos ineptos o bien que estaban comprados.

Y yo, obviamente, no se lo he dicho, pero es la segunda, la policía, no toda, más bien el jefe, está comprado por la banda de mi padre, más bien, por la banda que antes era de mi padre, y aunque seguramente no tiene ni idea de los chanchullos que llevan éstos entre manos, lo que sí sabe es que cualquier caso que le llegue en relación con ellos tiene que archivarlo, decir que no han encontrado nada, hacer la vista gorda, y por detrás aceptar la gran cantidad de dinero que recibe a cambio de su silencio.

No mentiré, saber que el asunto no está en manos de la policía me ha dejado totalmente aliviado, porque en todas las comisarias hay el policía bueno, que quiere realmente hacer justicia, y le da por meter las narices cuando le han dicho que no lo haga. Y a pesar de que yo ya no estoy metido en todo esto, no sé como me miraría Brisa a la cara si supiera toda la verdad.

Si supiera que soy el hijo del hombre que mandó matar a sus padres y a ella, y que soy quién después la salvó. Si supiera que soy el ángel y el demonio, soy la muerte y la vida.

- ¡Ves! - exclama Brisa - No soy la única que lo piensa.

- Vale - se resigna Ty - Pero, ¿y ahora, qué, genia? - se cruza de brazos y levanta una ceja.

¿Y ahora, qué? Ahora es mi momento. Yo tengo que solucionarlo, yo sé cómo.

Antes de que Brisa pueda contestar, me adelanto: - Ahora nada, de momento, puedes venir a mi gimnasio a entrenar - la miro - Tenemos clases de artes marciales y defensa personal, creo que te vendrá bien - parece no estar muy convencida pero finalmente asiente.

- Estáis fatal - replica Tiryon - Los dos - nos señala. Brisa le sonríe y le saca la lengua.

Miro a Brisa, su rostro a pesar de tener varios moratones, y cortes, sigue siendo igual de delicado y fino, y sus ojos, que antes eran de un claro y melancólico azul, parecen haber cambiado, ahora son oscuros, un azul tormenta.

- Bien, tengo que irme - Brisa me mira - No vemos - me dirijo a la puerta, la siento seguirme. Abro la puerta y me quedo para un par de segundos. Sé que está detrás de mí, a paso decidido salgo de su apartamento, y aunque sé que espera a que me gire y le diga algo, no lo hago.

Hay un pensamiento que me roda por la cabeza, constantemente, y me atormenta.

Brisa, te quieren matar porqué yo te salvé cuando debería haberte dejado morir.

Te salvé para darte una vida, pero no fui consciente de que te estaba convirtiendo en el modo de pagar las deudas de tus padres, estás condenada a morir, dejaste de ser una persona ese día.

BRISA

Veo a Farrah acercarse a la mesa dónde me encuentro. Hemos quedado en vernos aquí, hace algunos días que no sabe nada de mí y a pesar de que le he escrito por mensaje para que no se preocupe, me ha insistido en vernos, y prometerle que no volveré a desaparecer así.

Cicatrices con tintaWhere stories live. Discover now