Desde las sombras

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BRISA

Salgo de la universidad y al segundo siento nuevamente como si alguien me estuviera observando. Miro a mi alrededor repetidas veces pero a mi parecer y a simple vista no me parece ver a nadie sospechoso alrededor, pero dudo que si alguien tiene como objetivo observarme lo haga poniendo un cartel diciendo: ¡Sí, aquí! ¡Soy yo quién te observa desde lejos!

Intentando alejar e ignorar esa desagradable sensación de estar siendo vigilada y continúo mi camino para ir a casa.

Antes de poder llegar el sonido de una llamada entrante me impide seguir.

- Brisa al habla - respondo sin mirar quién es. Al otro lado nadie responde. Extrañada miro el móvil, y veo que se trata de un número oculto, sin darle más importancia cuelgo.

A pesar de no querer darle muchos vueltas al tema el miedo se apodera de mí, sigo sintiendo esa extraña sensación de que alguien sigue mis pasos y la llamada sin respuesta a mi móvil solo ha conseguido que me asuste más.

Ha empezado a oscurecer y en las calles la vida ha empezado a perder fuerza. Decido aumentar el ritmo de mis pasos casi llegando a correr y sólo me detengo cuando estoy delante de casa.

Abro la puerta del piso buscando a Karma, una vez lo localizo lo cojo en brazos y lo meto en mi bolso. Tan rápido como he entrado vuelvo a salir y sin darme tiempo a respirar salgo corriendo a la calle para ir a casa de Tiryon.

Una vez en su puerta dudo, no quiero irrumpir en su casa de esta forma. Pero finalmente me decido y uso la llave que él mismo me dio.

Una vez estoy dentro me apoyo en la puerta y me deslizo por ella hasta quedar sentada en el suelo. Suelto un gran suspiro de alivio, sintiendo como esa desagradable sensación abandona mi cuerpo.

El bolso a mi lado empieza a moverse y al ver a Karma salir de él con un salto me asusto, dando un pequeño bote. Sin poder evitarlo suelto una pequeña risa por haberme asustado por tal tontería e intento calmar mis nervios.

- Mira que eres tonta, Brisa - susurro levantándome del suelo.

Miro a mi alrededor buscando a Tiryon pero no lo veo, las luces están encendidas lo que me indica que se encuentra aquí.

- ¿Ty? - como respuesta solo recibo el silencio - ¿Hola? - unos ruidos en el baño hacen que me ponga alerta - ¿Tiryon, eres tú? - al no recibir ninguna respuesta, empiezo a agobiarme - Seas quién seas, tengo... - cojo lo primero que encuentro en la mesa del comedor - una ¿cuchara? - digo mirando el objeto en mi mano - y no me da miedo usarla.

Empiezo a avanzar aún con la cuchara en mi
mano usándola como escudo.

- Si consigues hacer daño a alguien con eso avísame - dice una voz grave detrás de mí- Creo que serías la primera en matar a alguien con una cuchara - se burla.

Del susto y la tensión suelto un pequeño chillido y me doy la vuelta sosteniendo el utensilio delante de mí. Al ver quién es dejo caer la cuchara en el suelo.

Draco se encuentra delante de mí con una sonrisa torcida, y sus ojos destellan diversión. Al darme cuenta de lo patética que he sido me pongo roja de pies a cabeza.

Por si fuera poco se encuentra totalmente desnudo y lo único que me impide verlo tal cual Dios lo trajo al mundo es la toalla que le rodea la cintura. Sin poder evitarlo repaso su cuerpo, y casi me quita el aliento. Tiene un cuerpo de infarto. Me obligo a apartar la mirada para evitar ser aún más patética ante sus ojos.

- Lo siento, yo... creí que... no sabía que estabas aquí - digo mirando mis zapatillas sin atrever-me a enfrentar sus ojos. Frunzo el entrecejo y levanto la vista extrañada - ¿Que haces aquí? ¿Dónde está Tiryon?

Cicatrices con tintaWhere stories live. Discover now