Están aquí

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DRACO

Golpeo con fuerza el saco de boxeo.

Sus últimas palabras no han parado de repetirse en mi mente en los últimos días. ¿Que no me preocupe por ella? No es que me preocupe por ella en concreto, obviamente que no.

"No necesito que cuides de mí". Golpeo con fuerza el saco, ¡bien! si no quiere que nadie la ayude entonces me quitaré de en medio, y esperaré a que un día salga en las noticias que se han encontrado a una joven muerta.

- Uou, amigo, relájate - una mano se pone en mi hombro - Ese saco te estará odiando.

- Si quieres puedo usarte a ti, Tiryon - doy otro golpe.

Éste se ríe - Estás más enfurruñado de lo normal - me mira detenidamente - Suéltalo.

Dejo de golpear el saco y lo miro - Deberías preguntarle a Brisa.

- ¿Cómo? - su confusión es totalmente notoria - La he visto esta mañana y no me ha contado nada de nada - se encoge de hombros.

- Hazme caso - le miro a los ojos, no quiero contarle yo lo que está sucediendo, creo que tiene que ser ella la que lo debe hacer, además que yo tampoco es que sepa mucho de esta historia - Pregúntale por la noche del combate - frunce el entrecejo, sabiendo que se ha perdido más de la mitad de la historia.

Mi mente, además de recordar el incidente del gato muerto, y la nota amenazadora, también me trae de vuelta el beso que nos dimos.

Y a pesar de estar enfadados no puedo evitar sentir la necesidad de querer besarla de nuevo. Con ese pensamiento en mi cabeza doy un último puñetazo al saco con rabia y me voy a los vestidores.

No debo permitir que nadie me afecte de esta forma, no debo sentir.

BRISA

Agarro el bolso y salgo de la Universidad. Aún no han acabado las clases pero llevo desde la noche del combate sin dormir, tengo mucho miedo, hasta mi propia sombra me asusta. Y encima mandé a la mierda a la única persona que podía ayudarme, o que como mínimo sabe que estoy en peligro.

Esto es genial.

Agobiada miro al cielo. ¿Que se supone que debo hacer? ¿Que quieren de mí? ¿Que es lo que quieres de mi, mundo? Me quedo un par de minutos para en medio de la acera, aún mirando al cielo, como esperando alguna especie de señal o respuesta.

Una gota en mi nariz hace que cierre los ojos, y después muchas más la siguen. Lluvia. Lo que me faltaba. ¿Que clase de señal es esa? Derrotada decido dejar de parecer una demente, y acelero el paso para evitar que la gran tormenta que se avecina me pille.

- ¡Brisa! - Ate, la chica de intercambio me alcanza con un paraguas en mano y nos cubre a las dos con él.

- Eres mi salvación - le sonrío.

- Que va - responde, su tono de voz es serio, demasiado. ¿Hay un doble sentido en esas palabras o me lo parece a mí? La miro extrañada, y ella me devuelve una sonrisa forzada. Esto es raro - Menuda está cayendo.

- Vamos a mi piso, queda cerca - aceleramos el paso.

Empapadas entramos en mi piso. Le pido que espere un momento en la entrada, antes quiero comprobar que no haya ninguna cosa rara, como otro gato muerto en mi cama, o vete tú a saber qué.

Al entrar siento en seguida la ausencia de Karma. No me gusta no tenerlo en casa, pero cuando recibí aquella nota creí que dejarlo en casa de Tiryon era la mejor opción, no quiero que él sea el siguiente animal descuartizado en mi cama.

Cicatrices con tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora