El combate

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(Draco en mi cabeza es Stephen James, pero vosotros/as ponedle la cara que querías)

DRACO

- ¿Me llamaras? - miro a la chica desnuda que tengo al lado.

- Lo dudo bastante - respondo estirándome y dejando los brazos detrás de la cabeza.

- ¿A caso no lo has disfrutado? - pregunta sentándose en la cama y vistiéndose.

- Ha estado bien - respondo sin más. La chica sin articular palabra acaba de vestirse, me regala una pequeña sonrisa y sale de la habitación.

Es realmente guapa, y simpática, pero no quiero alargar algo que sé que ni me llena ni me satisface del todo. Nos hago un favor a los dos, porque esa chica se merece algo mejor que alguien que no la quiera y no la valore. Todo el mundo se merece más que eso.

Me paso las manos por el pelo y salgo de la habitación.

- Tío, me parece genial que tengas una vida sexual activa - Tiryon aparece en mi campo de visión con un sujetador en la mano - Pero te recuerdo que estás en mi casa - me lo tira en la cara - Aunque a saber que le has dicho a esa pobre, se ha ido rapidísimo y sin los zapatos puestos - se ríe dejándose caer en el sofá.

Me encojo de hombros - No le he dicho nada, es que es muy sensible - me dejo caer a su lado.

- Tú no has conocido a alguien verdaderamente sensible - le miro interrogante - Brisa es lo más sensible de esta vida.

No quiero entrometerme en la vida de esa chica, pero por lo que me contó Tiryon había vivido algo verdaderamente horrible que le había marcado de por vida, algo que te cambia por dentro, no sé de qué se trata pero sí que conozco bien esa sensación, algo que de repente en ti deja de ser lo que era.

Brisa es de aquellas personas que cargan con el dolor, se han encariñado de él y no saben vivir de otra forma, son parte de él. Siempre me ha molestado la gente así, uno tiene que luchar contra el dolor, vencerle, aún que para conseguirlo mueras tú, y si no lo consigues entonces tienes que ser el dolor, ser tú quién decide qué te duele y qué no. Supongo que yo formo parte de ese grupo de personas. La debilidad no te lleva a ninguna parte. Nunca. Sólo trae consigo más dolor.

Lleno de intriga me dispongo a pregunatrle qué es lo que atormentó a Brisa de tal forma para llenarla de tristeza - ¿Y que ocurrió con ella?

- Eso ya es cosa suya - se encoge de hombros - Pero nada bueno.

Bien, realmente no me importa, solo era simple curiosidad, seguramente tampoco le pasó nada tan grave, nada que pueda compararse con lo que yo he llegado a vivir. Cómo he dicho, las chicas son muy sensibles.

Me llega un mensaje al móvil.

"Draco, ésta noche se ha organizado una pelea en el gimnasio, si te animas ya sabes".

- Tiryon, ésta noche se ha organizado un combate en el gimnasio, ¿que te parece si recordamos los viejos tiempos? - le propongo.

Tiryon y yo solíamos competir mucho, y no ganábamos siempre pero sí muchas veces, de las cosas que más me dolió dejar cuando me fui
fue esto, Tiryon y el boxeo, era lo único que sentía verdaderamente mío, algo sobre lo que tenía el control completo, dónde me sentía seguro.

- ¡Por supuesto! - exclama emocionado dando un salto del sofá - ¡Hemos vuelto de nuevo! - le miro divertido.

Había olvidado cómo era Tiryon. Es como un soplo de aire, no ha tenido una vida fácil, con sus baches y dificultades, pero no recuerdo haberlo visto verdaderamente mal, siempre tiene una sonrisa para quien sea, en cualquier momento. Es como un niño pequeño cuando está empezando a ver mundo y todo le parece bonito, grandioso, y genial, cuando solo ven los días soleados, y el gris en su paleta de colores aún no existe.

Cicatrices con tintaWhere stories live. Discover now