Aléjate de mí

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BRISA 

Miro el techo blanco preguntándome que es real y que no. Estoy aturdida, con una gran cantidad de sedantes en mi cuerpo y reviviendo las últimas 24 horas de forma distorsionada. ¿Ate está muerta? ¿Draco está bien? ¿Draco me ha mentido? ¿Por qué? ¿Me han disparado? ¿A él? ¿Quién ha muerto? 

Quiero silenciar mi cabeza, paralizar las imágenes incesantes que viene a mí como una película desordenada. Aprieto los ojos y me esfuerzo en intentar reconstruir los sucedido. 

Una llamada, un sótano, Ate, Draco, un disparo, ambulancias. Los recuerdos son borrosos, como un sueño que como más te esfuerzas en recordar más se desvanece y más incoherente parece. 

Los recuerdos se ralentizan, vienen a mi a cámara lenta, y poco a poco, aunque lucho contra ello, me duermo de nuevo. 


— ¿Cómo está? — Consigo oír. Es solo un murmuro, un pequeño susurro en la lejanía.  

— Estaba muy alterada. —  Otra voz. — Está puesta hasta arriba de calmantes. Pero nada más.  

Quiero abrir los ojos. Quiero ver sus caras. Pero estoy muy cansada, no controlo mi cuerpo y sólo me sumerjo de nuevo en la oscuridad. 


Abro los ojos asustada. Como cuando sueñas que estas cayendo, los notas y cuando estás a punto de tocar el suelo una fuerte sacudida hace que vuelvas a la realidad. Así me siento yo, como si hubiera estado cayendo todo este tiempo, como si la vida se me hubiera precipitado cuesta abajo. 

Miro a mi alrededor. Habitación blanca. Hospital. 

De repente las recuerdos vienen a mí, golpeándome, dejándome casi sin aire, y por fin soy capaz de darle sentido a esa loca secuencia de imágenes.

Una llamada. Ate. Sótano. La verdad. Draco. El trato. Disparo. Ate herida. Ate muerta. Ambulancias. Hospital. Sedantes. 

¿Cómo se han torcido tanto las cosas? 

  Miro a mi alrededor de nuevo, me percato de la presencia de alguien en una silla. Draco. Su mirada se encuentra con la mía. 

¿Ha estado llorando? 

— Bonita... — Su voz es ronca, áspera, y contiene ese tono dulce que solo emplea conmigo.  

Me gustaría gritarle, darle una paliza, llorarle, pedirle explicaciones, pedirle que se largara, decirle que le odio, echarlo de mi vida, tirarle cosas, hacerle llorar, verle sufrir, me gustaría no quererle. 

Pero no hago nada de eso. No consigo hacer nada de eso. Sólo puedo mirarle, sostenerle la mirada lo que parece ser una eternidad. ¿Cuántas veces he mirado esos ojos oceánicos queriendo sumergirme en ellos? ¿Cuántas veces he visto el peligro en ellos? ¿Cuántas veces lo he ignorado? 

Quiero llorar, quiero que me abracen, quiero que él me abrace, pero no puedo permitir que el mismo que me ha causado tanto dolor, tanto sufrimiento, sea el mismo que me consuele, que me lama las heridas. 

La puerta de la habitación se abre. Eso consigue romper la conexión entre nuestras miradas. 

— ¡Brisa! — Ty se tira, prácticamente, encima de mí. Me rodea con sus brazos, y quedo refugiada en su pecho, eso me da la libertad de llorar. Y lloro como una niña pequeña, desconsoladamente, un llanto que me desgarra el alma, un llanto que me agota. 

Me agarro a su camiseta con fuerza y sigo llorando, como si me hubieran arrancado algo del corazón, como si la vida me doliese. 

— No puedo más. — Suelto entre llantos. — No puedo. 

Los gimoteos se mezclan con mis palabras y no consigo decir nada más, me cuesta respirar, y las lágrimas se cuelan por mi boca.  

 — Sí que puedes, cariño. — Murmura apartándose de mí y agarrando mi cara entre sus grandes manos. — Eres más fuerte que esto, que todos. Estoy aquí, contigo, siempre. 

Asiento, pero nada puede consolarme. He perdido tanto. Llevo toda la vida perdiendo. Cuando era una cría me arrebataron a mis padres, mi adolescencia, mi hogar, a mis amigos, lo perdí todo, todo cuanto conocía dejó de tener sentido para mí. Y ahora lo he perdido a él. 

Desvío mi mirada de Ty, y miro a Draco. — ¿Por qué? ¿Por qué me has hecho esto? — Su silencio me enfurece. — ¡No me queda nada! ¡Tú me lo has arrebatado todo! Te odio. — El llanto se vuelve incontrolable y me abrazo de nuevo a Ty. 

— Será mejor que te vayas. — Murmura éste a Draco. 

— Lo siento, Brisa. Lo siento. — Lo siguiente que oigo son sus pasos mezclándose con mi llanto, hasta que lo único que queda es mi dolor y el eco de una disculpa que llega demasiado tarde.  



¡hola! 

¿cómo están? yo bien y espero que vosotras/os también. 

un capítulo cortito pero intenso, ¿no creen? se está acercando el final. el porqué de este capítulo tan corto, por si se lo preguntan, es porque me apetecía reflejar el dolor que siente la protagonista. siente que ha perdido un ser querido más, como si hubiera muerto, porque ese Draco no es el que ella conocía. quería que fuera un capítulo exclusivo sobre ello. 

aviso que sólo quedan 2 capítulos más para que llegue el inevitable final. así que vayan preparándose. créanme que a nadie le dará más pena que a mí despedirse de estos personajes. 

¡muchas gracias por todo! vuestro apoyo se agradece muchísimo. 

hasta pronto ;) 

Cicatrices con tintaWhere stories live. Discover now