Capítulo 64: Secretos

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Nos movimos a mayor velocidad gracias a nuestro nuevo amigo, nos propusimos llegar ese mismo día al pie de la montaña antes mencionada para tener alguna escasa posibilidad de alcanzar el navío.
Ya entrada la tarde, tal vez como eso de las 4, pudimos visualizar la enorme formación natural entre unos árboles.

-Nos estamos acercando- dijo Peter alegre.

Llegamos hasta el pie de la montaña casi dos horas después.

-Subirlo nos llevará casi otro medio día- comenté alzado la cabeza.- no alcanzaremos al navío.-

-No hay que perder la cabeza- dijo Caspian.

-Nos tomaremos nuestro tiempo. No podemos hacer milagros, Hay que descansar y prepararnos bien para el ascenso, regresaremos a Cair Paravel con o sin el navío, aunque esto último nos llevará más tiempo.-

Alistamos nuestras cosas para acampar ahí. Acordamos que Peter me acompañaría a subir, Caspian no aceptó quedarse, por lo que dijo que esperaría a la mañana para volver a ponerse el ungüento, cambiar las hojas y subir con nosotros junto a Reepicheep. El caballo nos esperaría abajo, le dejaríamos algo de comida y al estar junto al río no le faltaría agua. Todo estaba planeado y listo para completar la última etapa de la primera fase de la misión cuando algo ocurrió.
Un estruendo se escuchó a lo lejos y la tierra comenzó a temblar. Nos quedamos quietos y sacamos las armas.

-¿Es el dragón?- pregunté a mi grupo.

Caspian se quedó alerta y luego de unos segundos anunció:

-Oh no, eso no es un dragón. ¡A esconderse!-

Y jalamos al caballo para que Caspian montara, aunque él ya podía caminar y hasta correr un poco. Nos internamos un poco más en el bosque y nos ocultamos en una pequeña caverna hecha de piedras. No lo pensamos, fue un error.
Estaba obscuro y húmedo ahí dentro, estábamos juntos y con la respiración alterada. Tensé mi arco y lo preparé. Un gruñido ligero se hizo presente.
Abrimos los ojos de par en par, supimos lo que era. Nos habíamos ocultado en la caverna de un oso. Teníamos que salir de ahí antes de que nos atacara.

-Hay que irnos de aquí- susurré.

Apenas completé la oración, se escuchó otro gruñido más fuerte y pasos del pesado animal corriendo hacia nosotros, salimos disparados, Caspian aún montaba en el caballo y fue el primero en salir del lugar, avanzábamos entre árboles y ramas no sabiendo si huíamos de la primer o segunda cosa que nos asechaba. Sentía al oso casi sobre mí y no había tiempo de girar para lanzarle la flecha. Peter corría más rápido que yo, y se adelantó para gritarle a Caspian, que había perdido el control del caballo por el miedo del corcel. Maniobró de manera peligrosa para dar la vuelta y obligarlo a ir contra su voluntad. En unos segundos, el caballo giró y avanzó hacía mí. Caspian extendió su mano derecha para que yo se la tomara, cuando lo hice, jaló con una fuerza impresionante de mí y huimos lejos del oso. Peter se había detenido para enfrentarlo con su espada.

*Mierda*- pensé.

-CASPIAN, DETÉNLO- le ordené- HAY QUE AYUDAR A PETER.-

-ESO INTENTO.- dijo maniobrando las riendas- ESTÁ MUY ASUSTADO.-

-Hay que saltar entonces- sugerí.

Contamos hasta tres y saltamos del caballo, Caspian cayó de rodillas y lanzó un grito, pero se incorporó rápidamente y tomó su ballesta. Lanzamos flechas al oso cuántas veces pudimos, aunque sólo bajó su velocidad, sus intenciones eran comerse al Sumo Monarca. Se lanzó sobre Peter y este le incrustó su espada en su estómago, pero no lo detuvo, pues seguía vivo. Corrimos hacia él siguiendo disparando cuando Reepicheep llegó y comenzó a atacarle mordiéndole y con su espada, en una rabieta de furia, el oso sacó a Reepicheep volando con un solo golpe y comenzó a rasguñar a Peter.
Cuando lo habíamos dado todo por perdido, pasó algo tan increíble como aterrador: la tierra volvió a temblar más cerca y eso le dio tiempo a Peter de escapar a rastras. Sin previo aviso, unas manos tomaron al oso y lo subieron solo para que un gigante tan grande le pegará semejante mordida para matarlo de inmediato. Corrimos a auxiliar a Peter y escondernos antes de que nos descubriera. Observamos la escena detrás de unos arbustos, era la misma marca de mandíbula que habíamos encontrado en el oso pardo días atrás. Estábamos temblando. La escena era totalmente aterradora. Decidimos esperar ocultos ahí hasta que se fuera, por lo que mejor nos acomodamos y dejamos de mirar por nuestro propio bien.
Pasaron unos minutos y salimos del shock en el que habíamos entrado. Las caras de los Reyes estaban pálidas.
Intentamos guardar la calma pero como siempre, las cosas no salían como lo teníamos previsto.
Se escucharon cascos acercándose. Nos asomamos únicamente para notar que el caballo se alejaba corriendo cuando vio al gigante cerca, sin embargo, el trote del animal fue inútil, pues el gigante le tomó como juguete y lo alzó hasta ponerlo frente suyo.

NARNIA. La Última Reina De Antaño (TERMINADA)Where stories live. Discover now