Capítulo 53: ¿Por qué sigue aquí?

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Las chicas me ayudaron a llegar hasta mi cama, mientras Susan iba por una bata y preparaba el baño, Lucy bajó por una tetera, una taza y algunos sobres de té.

-Susan- hablé algo triste- lamento mucho no haber disfrutado con ustedes este día. Sé que se esforzaron demasiado y no tienen idea de lo afortunada y dichosa que me siento al tenerlos aquí-

La Reina Benévola se acercó para darme un beso en la frente. Y confesó que absolutamente todos sentían lo mismo aunque no lo expresaran completamente. Esta frase me dejó pensando con una sonrisa leve.
Luego de que me dijera que el baño estaba listo, me ayudó a incorporarme y preguntó si no estaba mareándome.

-No. Creo que empiezo a recobrar el equilibrio.- respondí.

Entré al baño y me relajé. Pasaron unos minutos para que decidiera cambiarme y finalmente salir. Dentro del mismo baño me puse la bata y cepillé mis dientes y cabello.
Salí y las chicas ya tenían una tetera humeante junto a tres tazas medianas.
Me senté en la cama y Lucy me entregó la mía. El vapor y aquel aroma gentil producía una sensación de alivio que no podría describir del todo. Era extraordinario.

-Gracias- dije.

Pasamos el rato hablando de varias cosas hasta que Susan salió un momento. Lucy contaba algunas anécdotas de cuando era más pequeña y como Peter solía hacerle bromas a Edmund mientras dormía. Una voz femenina se escuchó por el pasillo.

-¡Lu!- gritaba Susan.

-Oh, lo siento. Me están llamando. Vuelvo en un rato.- se disculpó.

Asentí y la pequeña Reina salió de la habitación. Jalé mi libro Encantamientos y le eché una hojeada, un papel cayó de éste. Era lo que había escrito hacia Edmund. Luego de releer ese escrito decidí ampliarlo, así que me paré un momento y fui a mi escritorio para tomar hojas grandes y volver a escribirlo anexando lo ocurrido apenas. Era como una especie de diario. Estaba tan entretenida que el dolor y cansancio se fueron. Alguien tocó la puerta y me apresuré a esconder el papel y poner la pluma en la tinta como estaba.

-Adelante- dije tomando un sorbo de té.

-¿Cómo te encuentras?- preguntó Edmund entrando.

-Mejor- dije recuperada.

-Me alegra.- y se sentó en el borde de !a cama.

Hubo un silencio incómodo.

-Edmund- murmuré.

-Dime- se apresuró a responder.

Jalé el mapa cósmico que Lord Kilp me obsequió.

-¿Tienes idea de lo que es esto?- se lo extendí.

Se paró para tomar el mapa y luego de examinarlo unos segundos tomó otra silla y se sentó a lado mío.

-Un mapa cósmico. Son objetos rarísimos y Místicos. Muy pocos sabios pueden decifrarlo. ¿De dónde lo sacaste?-

-Lord Kilp me lo entregó cuando fui a verlo en la tarde. Dice que se resiste a mostrarle sus secretos. Por alguna razón él cree que yo podré decifrarlo.-

-Bueno, pues yo creo en ti- dijo Edmund- me parece que eres capaz de decifrarlo.- sonrió.- se nota que leíste hoy.- comentó observando la pila de libros acomodados.

-Apenas unos capítulos- confesé.

Me levanté por un libro y le mostré la página en la que me había quedado.

-Este libro es bueno, pero no profundiza demasiado en el tema, entonces estuve juntando algunos fragmentos de demás libros y haciendo anotaciones.- completé mostrándole unas hojas.

Estaba sorprendido, y se mostraba muy interesado en el tema. Sus ojos brillaban con cada imagen de aquellos viejos ejemplares.
Seguimos charlando, me ayudó a complementar mis anotaciones y para cuando me dí cuenta lo tenía tan cerca y nos mirábamos fijamente. Sentí algo extraño que me hacía acercarme cada vez más mientras Edmund hacía lo mismo. Estábamos a punto de besarnos cuando Caspian entró sin avisar.

-Mierda- dijo entre dientes al ver lo que estaba a punto de pasar- lo siento, chicos- se disculpó queriendo soportar una carcajada.- no los quería interrumpir pero Lord Kilp quiere hablar contigo- me señaló.

Estaba apenadísima como Edmund, roja a más no poder.
Desvíe la mirada de ambos chicos y avancé hacia la salida no sin antes disculparme con Ed.

-No, discúlpame tú a mí- susurró por la presencia de Caspian.

El invitado no esperado se quedó en la puerta y me cedió el pasó. El menor de los Pevensie se levantó detrás mío y me siguió lentamente dándome una ventaja. Dejé a los chicos atrás y sólo escuchaba murmullos y risas de Caspian golpeando el brazo de Edmund constantemente.
Entré con cierto temor a la biblioteca por lo que acababa de pasar. Los demás invitados estaban en sus recámara y el resto de los Pevensie estaban reunidos con el sabio enano al rededor.

-Aquí está- dijo aliviado.

-¿Qué ocurre?- pregunté nerviosa.

-Majestad, debe saber algo muy importante; tiene que darse prisa para decifrar el mapa que le obsequié.- advirtió llegando hasta mí.

-¿Cuánto tiempo me queda exactamente?- pregunté

-El tiempo es subjetivo cuando se trata de salvar vidas.- respondió el enano.

Observé su rostro con preocupación.

-No es su familia humana- dijo Lord Kilp como si hubiera leído mis pensamientos- es decir no aún. Escuche, he descubierto una fisura transdimencional hoy hace unos momentos. Pero no puedo sellarla.-

-¿Entonces realmente existe una forma de llegar a mi mundo?- cuestioné temblando.

Afirmó lentamente.

-Al parecer todo está conectado y esta misión es para usted, claro está que puede llevar compañía, pero ir todos es peligroso. Mientras más tiempo se tarde en resolver el mapa, la fuerza maligna que ocasionó la fisura seguirá avanzando. Por el momento es leve e inofensiva, pero no se confíe.-

-Entiendo- murmuré.

-Cuando descubra la ruta oculta entre las estrellas, podrán entonces emprender el viaje y sellar la fisura.- completó.- pero será mejor que no se demoren...-

Nos quedamos en silencio, preocupados pero todos parecían dispuestos a ayudar en decifrar el mapa.
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Los siguientes días, tuvimos la compañía de nuestros amigos de Archenland que parecían comprender lo que ocurría y también se ofrecieron a ayudar. Por lo que acostumbrábamos a desayunar, comer y cenar juntos, pasar un tiempo de recreación y centrarnos el resto del tiempo en devorar a profundidad libros de astrología.
Pasó una semana y los invitados tuvieron que irse, algo tristes nos despedimos prometiendo que nos veríamos próximamente.
Naville me abrazó y pidió que le escribiera si necesitaba apoyo, el Rey Grind dijo que nos enviaría más información de sus sabios y las niñas (Rebeca, la princesa Sofía y las gemelas) me llenaron de besos y cálidos abrazos mientras decían que tratarían de encontrar una forma para apoyarme.
Así pues, partieron en una bella caravana y le pedí a Aslan que los guiara con bien hasta sus tierras.
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Faltaban 5 días para Navidad y todos corrían por los preparativos. Pues como ya saben celebrar Navidad en Narnia es algo importantísimo y claro que no le restaríamos valor. Habría una fiesta comunal en el Gran Salón de Cair Paravel a la cual asistiría todo Narniano que quisiera.
Parecía extraño porque según estimaba había transcurrido apenas 1 año y medio desde que llegué (aunque parecían muchos más) y no habíamos celebrado navidad, pero no quise preguntar la razón del por qué.
En fin, en la víspera de Navidad habría un gran banquete, música y por supuesto regalos. Metimos nuestros nombres en una urna y cada uno sacó un papel, así pues sabríamos a quién le daríamos regalo. Y por fortuna o destino la persona a la que me tocaría darle un obsequio era Edmund.
*¿Por qué carajos no puedo dejar de pensar en él?*-me pregunté.
Bueno, ahora teníamos dos misiones, seguir uniendo las piezas para decifrar el mapa y preocuparnos por conseguir un regalo para cierta persona.
Pese a que no lo crean, había mucho desgaste emocional en leer y leer y leer páginas de gruesos libros (hasta para mí que me enloquecían esos temas) pues hacerlo bajo presión no es disfrutable, el mismo caso se sucitaba en los Reyes y Reinas que intentaban hacer sus investigaciones para pasármelas y completar la primera parte de la misión.

NARNIA. La Última Reina De Antaño (TERMINADA)Where stories live. Discover now