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Unas horas más tarde de abandonar Ulsan y con muchas más por delante hasta llegar a Seoul, el autobús acababa de alcanzar el máximo silencio. La gran mayoría llevaban unos minutos de sueño ya, mientras que los restantes, que no serían más de seis, escuchaban música con sus cascos para no molestar.

Ning se levantó de su asiento sin molestar a San, dormido con la cabeza contra el cristal de la ventana, el cuál parecía haber dormido poco. Revisó los asientos de dos en dos, comprobando si su impresión era acertada o no, y sí lo era. Cuatro despiertos. Eran las ocho de la mañana. Apenas harían dos horas desde que partieron. La hora de salida había sido muy temprano para no pillar atascos u otros inconvenientes y era razonable que todos estuvieran cansados, incluso ella lo estaba, pues, seguramente al igual que todos, se levantó mucho más pronto para llegar a tiempo.

Suil estaba profundamente dormido en el asiento junto al pasillo, al lado de Joahn, el cual también descansaba, y al lado opuesto estaba Moong e Yiwan, también sumidas en el sueño.

Los dos hermanos habían dormido poco. Por suerte, en cuanto llegasen, podrían descansar un poco más antes de la hora del desayuno. Y si se la saltaban, hasta la hora de la comida.

Terminó de husmear el autobús y volvió a su lugar, donde, al sentarse, San se despertó por una razón externa a ella, pues no lo había rozado y mucho menos había hecho ruido.

— ¿Qué hora es? — susurró el, habitualmente, ya no tan rubio.

— Son las ocho y veinte. Puedes dormir un poco más, aún quedan dos horas hasta llegar — contestó sacando su teléfono para continuar los mensajes que se había estado enviando con Seonghwa desde hace unos días.

— ¿Tu no duermes?

— No, ahora no. Descansaré cuando llegue — mientras tecleaba con rapidez.

San vio sin mucho esfuerzo el nombre de Seonghwa en el encabezado del chat. No le extrañó, es decir, él sabía que Boreum hablaba con casi todos sus amigos, menos con el más cercano a él, Wooyoung, pero al ser él le frustró un poco.

— Boreum-ah~ — dijo de manera dulce.

— ¿Uhmm? — presionó sus labios sin apartar la vista del teléfono.

— Deberías descansar. Trabajaste duro ayer y no te fuiste muy pronto que digamos... Se nota que tienes sueño —la apuntó—. No intentes engañarme. Soy muy listo — alardeó moviendo su cabeza de lado a lado.

Ning lo vio e interpretó un sonido nasal a modo de risa. Aún así, siguió escribiendo sin hacer caso.

¡Yah! ¡Lo digo enserio!

Luchó por desposeerla del aparato táctil, consiguiéndolo. Una vez en sus manos lo separó de ella todo lo posible de forma que no pudiera cogerlo más.

— ¡Dámelo! ¿Qué te pasa?

— ¡Que tienes que dormir me pasa! — contestó.

— ¡Pero si no tengo sueño! ¡Si lo tuviera ya me habría dormido! — se defendió.

Invadió el espacio personal del, actualmente moreno, y extendió sus brazos para recuperar lo que era suyo, en lo que este la observaba con diversión y tramando un pequeño plan, el cual llevó a cabo. En un segundo, aprovechando la posición elevada de su cara, el móvil pasó a estar sujeto por una mano, la otra se apoyó en la cara de Boreum, ayudando a llevar a cabo el plan. Un beso.

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