8

2.3K 169 27
                                    

El viernes ya había pasado. San se había despertado demasiado pronto ese día, sin mentir... Nun se había lanzado a su cama tiempo después de que su padre se fuese a trabajar. Ya no era nada pequeña, era una bola de pelo enorme que seguía igual de hiperactiva que cuando la adoptaron.

El rubio la acarició y se levantó buscando su móvil en la mesilla antes de que la perra se acomodase encima de la cama.

Ayer fue un día agotador. Su cabeza no tenía resaca, pero su cuerpo parecía pesar más de lo habitual. Su mano patinó por la mesilla, comprobando que su teléfono no se encontraba ahí. Respiró ondo a la vez que colocaba sus manos en su cadera, el móvil se había quedado toda la noche en su coche y ahora tendría que bajar a por él.

Se vistió y desayunó antes de bajar. Esta vez dejó la puerta cerrada con llave mientras se ausentaba porque Nun tenía habilidades ocultas, quién sabe, quizás podría traspasar la puerta.

Descendió los escalones hasta el garage del edificio y pulsó el botón correspondiente de las llaves cuando estaba a metros del coche gris.

— ¿Y esto...?

Su móvil estaba en el rincón entre los dos asientos, cubierto por una chaqueta negra que él no recordaba haber dejado.

— Boreum... —recordó que se ofreció a traerla con él en el viaje de vuelta— ¿Si me la quedo sería robar? —prensó sus labios indeciso— No, vale. Voy a llevársela — se dijo a sí mismo cuando su subconsciente le culpó de robo.

La dobló en su brazo después de guardar su móvil en el bolsillo. Estaba decidido a cerrar la puerta pero pensó en una cosa antes de entregársela... Una vez hecho, volvió a colocar la chaqueta negra en su brazo y bloqueó su auto.

Serían las 9 de la mañana, pero San no se había detenido en todo lo que llevaba despierto a mirar la hora, y ahí estaba él, llegando a su piso y preparado para tocar el timbre de la puerta frente a la suya.

Llamó una vez. Estubo unos minutos esperando a que su vecina abriese la puerta, pero para su sorpresa la figura femenina y delgada que se esperaba no fue la que apareció tras la puerta.

Buenos Días —dijo San. Suil seguía bastante adormilado y con el pijama puesto, seguramente ambos hermanos todavía dormían— ¿Está tu hermana?

— ¿Quién eres? ¿Sabes la hora que es? — soltó Suil, desperezando sus ojos y enfocando más hacia la cara del extraño.

— Perdón si os desperté, pero necesito darle algo a tu hermana — movió su brazo para que el pequeño captase la chaqueta.

La mirada de Suil prosiguió desde su brazo hasta su cara. Sus ojos se terminaron de abrir de cuan impactado quedó. Esa cara... Era igual a las fotos de jóven de su padre, aunque también se daba un aire al último recuerdo que tenía de él. San carraspeó para que el moreno volviese a prestar atención.

¿Eres el novio de mi hermana?

— Creo que te confundes de persona, no soy yo — negó confundido. ¿Se estaba refiriendo a Seonghwa?

El niño asintió como que comprendía y sonrió incómodo. Su hermana seguía durmiendo y no la iba a despertar por esto.

— Mi hermana sigue dormida, ayer fue a un lugar y está muy cansada, pero puedes darme a mí la chaqueta y yo se la doy — tendió la mano para cogerla.

El de cabello rubio dudó un instante, él tenía una pequeña ilusión de ver a su compañera de trabajo y poder dársela él en persona, pero estaba claro que no la iba a despertar por eso.

𝘠𝘰𝘶 𝘓𝘰𝘰𝘬 𝘓𝘪𝘬𝘦...                 « 𝐂𝐡𝐨𝐢 𝐒𝐚𝐧 »حيث تعيش القصص. اكتشف الآن