30

1.5K 154 18
                                    

¿Debía irrumpir?

Se apartó un poco de todo el gentío para no perder ningún detalle de lo que pasaba. El moreno se encontraba de pie, apoyado en la barra, jugando con el índice y su vaso recién servido, atento a cada detalle; Ella sin embargo, parecía tan frágil de repente. Aquella chica con genio, cabezota, malhumorada a veces y poco manejable. Los mechones de pelo le caían por los laterales de la cara, perfectamente despeinados, y su sonrisa, formando una media luna... Dios Santo. Parecía un sueño.

— ¿San? — alguien le había agarrado el brazo.

Recobró en parte la consciencia. Seguía parado en medio de la pista. Giró parcialmente su cuerpo, dando con una cabellera, ahora, oscura por las pocas luces del local, y una cara amable entre todos.

¡Hola! — saludó enérgica.

— ¡Oh! ¡Hola, Jira! ¿Qué haces aquí? — mostró su asombro y nerviosismo en sus ojos.

— ¡Vine con unos amigos, pero te vi y me pareció feo no saludarte! ¿Estás con alguien? — la, ahora, mayor de edad, busco a las espaldas de su mayor. No conocía a sus amigos, pero lo único que quería asegurar era que no estaba con alguna chica.

— ¡Si! ¡Estoy con unos... —miró a su alrededor, encontrándose perdido entre la multitud— ... amigos!

— ¡Si quieres puedes venir conmigo. Mientras los buscaremos! — sonríe con cara de ángel, mientras le arrastra hasta otro lado, lejos de su lugar estratégico.

San no opone mucha resistencia. Solo se deja arrastrar, paseando la mirada por todo el local, esperando encontrar a algún conocido por arte de magia; divisando por última vez, como Boreum se baja de la banqueta de patas largas y acepta la mano del desconocido. Esto plasma la sensación de celos en su cara.

Los amigos de Jira no son más que cinco adolescentes que acaban de cumplir la mayoría de edad, por lo que aprovechan para atiborrarse a vasos y chupitos muy cargados de alcohol. Alguien debería de comentarles sobre las consecuencias que este tendrá sobre ellos al día siguiente...

Pasado un rato, San se aparta de toda la fiesta, aún así muy cerca del grupo de chicos, observando como su alumna, junto a una de sus amigas, ya va hasta los topes y no alcanza a cuadrar dos pasos sin tropezarse con esos tacones frágiles y delgados. Los ojos aburridos, topan con los de ella. Por un segundo, regresa al mundo real y se aparta de su amiga, caminando torpemente hasta él; que la observa bastante divertido, pero sin evidenciarlo.

Lee no controla lo que dice o hace; o eso es lo que deberíamos pensar, pues se apega demasiado a San, calmado, apoyado con los brazos cruzados en la pared.

— Estoy cansada... — comenta lentamente.

Se sitúa delante de él. No sirve de mucho, San es, como mínimo, quince centímetros más alto y puede darla barbillazos en la cabeza sin mucho esfuerzo. En conclusión, Jira no es muy imponente, solo es graciosa. Una chica graciosa que empieza a perder la burla cuando alza sus brazos en dirección al cuello del mayor, demasiado amenazante para que Choi no se incomode. Peligrosamente, amarra sus brazos con éxito, ambos están muy cerca del otro. Las manos de Choi se hacen en la cintura de ella, con intenciones de mantener la distancia, mas Jira es más fuerte de lo que parece.

¿Quieres mejor que nos vayamos? — vuelve a hablar.

— Eh... Jira, no creo que... —la rubia oscura cada vez se acercaba más a los labios contrarios, estos no tenían mucha escapatoria— ¡Yah! ¡Mira! — alzó su barbilla sutilmente hacia el frente.

La gente ahora se amontonaba en el centro de la pista, en corro, curiosa, alterada. Una distracción perfecta. Lee se apartó confundida, firme en el sitio ojeando seria y molesta, en parte, todo el cúmulo de personas; el rubio salió de su retención hasta allí también. ¿Qué podía ser tan bueno como para tal reunión?

Allá donde las personas eran más bajas, San alzó la cabeza para observar indiscreto. ¿Pero qué...?

— ¿Así tratas a todas?

La lengua jugó en su boca, empujando en el interior de su mejilla. ¿Como debería describir la escena? ¿O como debería describir tal emoción?

— Ni respondas.

Repentinamente, la música cesó. Ya no era necesario gritar para escucharse. Ahora nadie quería decir nada. Jira se interpuso entre San y empujó a unas cuantas personas más para observar también la situación.

¿Boreum? — cuestionó molesta.

En efecto. San sonreía, contento, orgulloso, tranquilo por aquella escena. La morena estaba sosteniendo, por el brazo revertido en la espalda, al chico tan alto, delgado y atractivo de hacía ya unos minutos. Este se quejaba, de rodillas en el suelo, y suplicaba para que la chica le soltase. Seguro había cometido algún error. No señor, con Ning Boreum no se juega.

— ¿Tu madre sabe como tratas a las desconocidas? Dudo mucho que le haga gracia. Estoy borracha, no desprotegida. Imbécil — ignoró la voz de la menor.

Reprendía a aquél chico, de una manera demasiado dura para lo graciosa que sonaba su voz adormilada. En los escalones, Mingi junto con Mirae y Jongho, y en los cristales, Hongjoong, Yunho y Wooyoung, observaban todo junto con más gente. Algunos serios. Otros sorprendidos. Y otros varios nerviosos. Mirae buscó la mirada de San en el corro, pidiendo ayuda. Una lástima, era una circunstancia divertida. Se hizo paso entre la gente, apartando a Jira para que le dejase pasar.

¿Qué vas a hacer? — Lee lo sujetó por el brazo, esta vez con una voz irritada.

— ¿Que más te da? —contestó para finalizar. Llamó varías veces a su compañera, aún ocupada sarmoneando al chico— Boreum, vámonos.

Ning dirigió su mirada hacía San, dedicándole una mirada poco diferente que al anterior. Estaba ebria, demasiado. Ignoró al menor y en consecuencia, apretó mucho más el agarre, sin medir su fuerza por lo visto, pues el moreno repitió el mismo quejido de antes.

¡Yah, Boreum-ah! Para — caminó hasta el centro.

— ¡Déjame! ¡Vete!

El rubio deshizo el agarre que oponía la chica y soltó a su prisionero, sin perder tiempo de efectuar una llave compleja, giró a la chica y la subió a su hombro, sujetándola por las piernas. El, antes, retenido se puso de pie y, malhumorado, agradeció a San con la mirada al tiempo que se masajeaba la muñeca dolorida. Ning se quejaba y gritaba en su hombro, mientras agitaba los pies en un intento de liberarse.

Si me dejan pasar... — pidió, obteniendo la dispersión de algunas personas.

Choi miró a su amiga más alta. No hizo falta decir nada, Mirae asintió, dando permiso al rubio para sacarla de allí.

Perdón por este capítulo cortito, pero lo hice todo hoy. El viernes no pude adelantar y ayer quise pero pasaron cosas y se me fue el plan a la shit. A lo largo de la semana que viene trataré de subir el siguiente porque no tengo exámenes. Buenas noches o buenos días. Depende de donde sean 😂❤❤

Irinamsg

𝘠𝘰𝘶 𝘓𝘰𝘰𝘬 𝘓𝘪𝘬𝘦...                 « 𝐂𝐡𝐨𝐢 𝐒𝐚𝐧 »Where stories live. Discover now