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Esta semana era un completo lío. Habían trastocado todos los horarios de las clases para poder adaptarlos a el de San y que no le coincidiesen con la Universidad, lo que significaba, horas extras o horas de más. En el fondo no le sentaba mal, es decir, Boreum le había cubierto en más de una ocasión cuando él necesitaba quedarse estudiando por los exámenes de fin de trimestre. Se la debía.

Suil le ofreció a el señor Bin ayudar en el gimnasio, aunque fuese colocando cosas, el quería cubrir a su hermana, pero punto número uno, no era mayor de edad, pues no era legal, y punto número dos, tenía clases a las que asistir, tanto escolares como extra. Se aburrió mucho toda aquella semana. Ver a su hermana dar la clase era más divertido, se reían juntos y regresaban juntos a casa. Le gustaba esperar a que su turno terminara para caminar hasta casa, cosa que añoraba.

Preparó su mochila por tercera vez semanal y salió de casa. Caminó al ritmo de la música, por cinco o seis canciones más hasta llegar al gimnasio. Se adentró en la espaciosa habitación llena de colchonetas que cubrían el suelo y dejó su bolsa en los bancos.

- ¡Suil! - el menor reconoció aquella voz al instante.

- Hola Moong - sonrió. La chica le dió un corto abrazo que no le pilló por sorpresa.

Después de la quedada en su casa para preparar el trabajo de la escuela se habían hecho más cercanos. Quizá no hacía tanto de el primer abrazo entre ellos, el cuál por supuesto, inició ella. Moong era demasiado extrovertida y especial. Literalmente, pasaba de las opiniones ajenas, y eso era algo que le gustaba a Suil, no era la típica chica tímida a la cuál hay que estar persiguiendo. En este caso, le gustaba recibir tanto como daba acciones inesperadas.

- ¿Tu hermana sigue de viaje? - cuestionó dejando su mochila continua a la de él.

- Si... Nunca pensé que la echaría tanto de menos - Moong bufó divertida.

- Venga ya. No vengas con esas. Que conozca, sois los hermanos que mejor se llevan en esta ciudad - golpeó un poco su brazo y sonrió.

Los demás empezaban a llegar y a calentar, cosa que ellos también deberían de haber hecho hace unos minutos. La clase estaba apunto de empezar.

- ¿Y cuando viene? - la morena corrió a una de las colchonetas, se sentó y comenzó a calentar las articulaciones, sobre todo los hombros y las rodillas.

Suil la siguió y se sentó enfrente, agarrando sus rodillas y viendo todo lo que su amiga hacía.

- ¿Mi hermana? - era una pregunta bastante tonta, pero mejor asegurarse, quizás podía estar hablando del chico que la sustituía durante su ausencia.

- Si, tu hermana....

- El domingo. Va a pasar la semana entera en Seoul con un amigo - Moong le dedicó una mirada que le obligaba a calentar, estaba perdiendo tiempo - Espero que se lo pase bien, se merece estas... ¿vacaciones?.

La pequeña asintió sin tener oportunidad de objetar nada, pues San acaba de entrar. Otra clase más de relleno, como lo llamaba el menor. Solo habían pasado tres días, calentaban o jugaban juegos que tuviesen que ver y recogían para irse a casa. No le gustaban para nada estás últimas clases. Todos se colocaron en círculo, abarcando casi todo el espacio y San se colocó con ellos también.

- Hola chicos. Perdón si sigo sin saberme vuestros nombres, soy muy malo para esto -se rascó la nuca mientras pasaba lista- ¿Cha Moong?

La chica se alzó poniéndose de puntillas, como si no se la fuese a ver y levantó la mano, haciendo más visible su localización entre toda esa gente.

𝘠𝘰𝘶 𝘓𝘰𝘰𝘬 𝘓𝘪𝘬𝘦...                 « 𝐂𝐡𝐨𝐢 𝐒𝐚𝐧 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora