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La mañana había estado pasada por agua, y la tarde cogió el mismo ritmo. Este mes el señor Bin le había reducido las horas laborales, no tenía que ir por las mañanas, sino por las tardes. Al contrario que a San, que sus horas eran todas por la mañana. Solamente coincidían media hora o quizás cuarenta y cinco minutos antes de qué el saliese.

Las tornas habían cambiado. Desde hace tiempo no era San el que observaba a Boreum entrenar o impartir las clases, esas veces era ella, que llegaba siempre quince minutos antes de su hora para preparar sus cosas y ver a su compañero dar la última clase de boxeo, que casualmente, era siempre el nivel más alto.

Con el cambio de año los horarios de las lecciones cambiaron y se ajustaron al horario laboral de cada entrenador. Tristemente, el nivel más alto no había sufrido un cambio de tutor. A Boreum le hubiese encantado ver la cara de Lee Jira al encontrarse con que ella sería su nueva monitora, y sus teatros ya no iban a ser necesarios.

« Ahí va...»

— Venga Lee, inténtalo otra vez — se escuchó animar a San.

La clase había comenzado con varios trucos sencillos para hacer perder el equilibrio al contrincante, pero como no, la rubia no daba pie con bola. San había decidido ponerlos a todos por parejas, menos a ella, que la puso consigo mismo porque, seguramente consideraba que necesitaba más ayuda que los demás.

« Y otra... »

La verdad es que, o actuaba muy bien o de verdad era muy torpe, hasta los del nivel más bajo sabrían desequilibrar a alguien. Esta lo único que hacía era acercarse a San, intentarlo, fallar y caerse ella, así como ocho veces ya.
Y allá iba por novena vez...

— Hace bien los pasos principales —comentó la morena en voz baja, hablándose para sí misma— pero no los finales... ¿QUE? ¡¿LO CONSIGUIÓ?!

San cayó en la colchoneta, Ning se pegó una bofetada mentalmente después de pensar que no lo conseguiría tampoco esta vez e hizo una mueca de aprobación a la vez que se cruzaba de brazos, pero los descruzó cuando Jira y otra chica la gritaron pidiendo ayuda.

¡San no puede levantarse! — gritaron poniéndose de pie.

Enseguida corrió hasta donde estaban y se tiró al suelo al lado del rubio, el cuál se agarraba el tobillo derecho y fruncía el ceño quejándose del dolor. Le pidió que lo moviese pero, a pesar de que sí podía, le dolía bastante. Pidió a las chicas situadas a su espalda que mantuvieran la calma y recogieran sus cosas, la clase se daba por finalizada.

— Voy a ir a por hielo. Ahora vengo — se levantó apresurada y salió de la sala.

Llegó a la oficina, en ella había un pequeño refrigerador en el que guardaban la comida cuando tenían que comer allí. Cogió un par de hielos de la parte superior y los metió en una bolsita de plástico. Al volver se situó en el mismo lugar. San había dejado de sujetarse el tobillo para observar el techo.

Ya volví — tomó el tobillo dolorido y lo colocó encima de sus piernas cruzadas.

Quizá pilló un poco desprevenido al rubio, pues la piel se le erizó al instante de sentir unas manos diferentes a las suyas.

Boreum

— Se lo que hago — se anticipó.

𝘠𝘰𝘶 𝘓𝘰𝘰𝘬 𝘓𝘪𝘬𝘦...                 « 𝐂𝐡𝐨𝐢 𝐒𝐚𝐧 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora