Capítulo 37

7K 953 1.3K
                                    




Oikawa, los tenemos, vamos para allá—dijo Iwaizumi por teléfono.

El mencionado sonrió satisfecho por su maniobra, sabía que con el ataque de la noche anterior reducirían al equipo de Tobio y les sería aún más fácil acabar con los sobrevivientes.

—Bien... espero que el chico esté ileso, no quiero ver un solo rasguño en él—dijo Oikawa levantándose de su silla acolchada de cuero, que por cierto era muy cómoda.

No te preocupes no tiene nada—dijo Iwaizumi mirando por la ventanilla.

Luego de un intercambio de palabras ambos terminaron la llamada. Oikawa tenía una sonrisa bastante perturbadora en su rostro, sentía como la emoción corría por su cuerpo, enviando ligeros temblores que erizaban los cabellos de su nuca.

Por fin comienza.

Hinata seguía llorando sobre el rostro de Kageyama, sus ojos cerrados y su boca ligeramente abierta dejaba entrar el aire de mejor manera, su pecho subía y bajaba por su respiración acompasada.

El lado izquierdo de su rostro estaba cubierto de sangre. Hinata sollozaba mientras veía a Kageyama, algo dentro de él sabía que era su culpa, pero no había querido pensar en eso, no después de que Kageyama le ayudó a liberar sus inseguridades sobre ese tema.

—Lo siento... —dijo en un susurro apenas audible. Apretó sus labios y frunció su ceño.

Kageyama hizo una pequeña mueca y abrió sus ojos lentamente, el dolor de cabeza era insoportable, sus sienes palpitaban y su cuerpo comenzó a doler gradualmente.

Vio a Hinata con la cabeza gacha a su lado, intentó moverse pero las ataduras se lo impedían. Habló suavemente y aún así su garganta se sintió rasposa.

—Hinata—dijo en un susurro, su voz apenas se escuchó, pero para Hinata fue mucho más audible después de haber estado en silencio por mucho tiempo.

El pelinaranja levantó su mirada con sus ojos inyectados en lágrimas, su rostro estaba totalmente rojo después de haber llorado por al menos una hora.

—Kageyama... —dijo sin aliento, sonrió y le dió un beso necesitado, las lágrimas comenzaron a caer nuevamente llegando hasta el lugar donde sus labios seguían unidos.

Kageyama intentó tomarlo del rostro y limpiar sus lágrimas, pero, nuevamente, el estar atado se lo impedía.

—¿Estás bien? ¿Estás herido?—dijo inspeccionando su rostro en busca de alguna herida, se tranquilizó un poco al ver que estaba ileso, no había nada fuera de lo normal.

—Si, estoy bien... ¿Y tú?—dijo mirando a Kageyama de manera preocupada, el de cabello azabache asintió dándole una respuesta afirmativa a su pregunta.

—¿Hace cuánto estamos aquí?—preguntó Kageyama mirando a su alrededor. Hinata lo miró con un rostro deprimido y habló con su voz ahogada.

—Al menos una hora—dijo agachando la mirada, sentía como sus nervios aumentaban su garganta se apretaba en un nudo al igual que su estómago, sus manos temblaban de manera violenta, cerró sus ojos fuertemente y habló con voz trémula—Kageyama... tengo miedo.

Kageyama suavizó su mirada y pronto se reflejó un brillo comprensivo en sus ojos, habló de la manera más suave y dulce que pudo con su garganta rasposa.

—Todo saldrá bien... lo prometo—dijo moviendo un poco la cabeza para lograr llamar la atención del pelinaranja, sintió una punzada de desesperación al ver como apretaba su pequeña boca en un gesto de disgusto, así que volvió a hablar—¿Sabes? Yo también tengo miedo. Pero una vez alguien me dijo que tener miedo nos hace humanos.

Guardaespaldas (Kagehina)Where stories live. Discover now