Capítulo 11

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El más alto intentaba evaluar la situación, estaban en plena calle transitada, si comenzaban una pelea llamarían a la policía, es decir refuerzos, sus costillas no aguantarían tanto, probablemente se quebraría una que otra, además estaba Hinata, sino hacía algo pronto terminaría en sus manos. Joder, por donde lo viera estaban atrapados. Hinata miraba para ambos lados, estaba nervioso, no sabía lo que pasaría, su corazón iba a mil.

Kageyama, se posicionó frente a Hinata en un ademán protector, aunque sabía que solo era trabajo dejó a su mente fantasear a su antojo.

—Quédate detrás de mí, intentaré hacer todo el tiempo posible para que corras a mi apartamento, al menos para que pueda llamar refuerzos— dijo sin quitar la mirada de las tres personas que los habían rodeado, de manera rápida, sacó el cuchillo de su zapato y lo mantuvo en alto, del bolsillo de atrás sacó el teléfono que el más alto poseía, junto con una llave, de su apartamento, imaginó el más bajo—llama al único número y di tu nombre cuando contesten, dile que necesito refuerzos ahora, cuando te diga, corre lo más rápido que puedas, es el apartamento treinta y cuatro en el sexto piso.

Cuando Hinata comenzó a hurgar en el teléfono las tres personas  se pusieron en modo de ataque, esperando a que Kageyama hiciera algún movimiento que revelara su plan, pero este no se movió de su lugar. Hinata llamó y esperó a que alguien respondiera.

—Hola... Kageyama estoy ocupa...—no dejó que terminara de hablar, no tenían tiempo para eso, casi gritó lo que tenía que decir, estaba al borde, no podía más si alguien no hacía algo se iba a desmayar en ese lugar.

—Soy Hinata Shoyo, estamos rodeados, Kageyama pide refuerzos—dijo casi para todo el mundo, no sabía qué más decir estaba muy alterado.

—Ahora mismo, que haga todo el tiempo posible— y con eso colgó la llamada, la mujer fue la primera en reaccionar, al parecer no tenían vigilado al cien a su objetivo solamente a Kageyama para ver sus movimientos.

—Acábenlos antes de que lleguen los refuerzos — al terminar de pronunciar esas palabras ambos hombres corrieron en dirección a Kageyama, quien los esperaba con el cuchillo en la mano.

Cuando, el hombre con la cicatriz intentó asestarle un golpe en el rostro este logro esquivarlo hábilmente, aunque al ver el movimiento de kageyama el hombre cambió el ataque y dio un codazo dirigido a su rostro, que antes que este pudiera dar en el blanco, Kageyama colocó su mano para bloquear el ataque, noto por el rabillo del ojo como el otro hombre intentaría atacar por detrás, por lo que se movió justo a tiempo para esquivar un cuchillo que apuñaló en el brazo al hombre de la cicatriz quien gruño severamente en dirección a su compañero, aunque a este poco le importó y siguió atacando a Kageyama.

Mientras que Kageyama estudiaba los movimientos de su ahora oponente, se limitaba solamente a esquivar los golpes. Se movía de manera más descuidada y desesperada por asestar en el blanco, cuando intentó apuñalarlo, este lo tomo del brazo y aplicó una llave hasta escuchar un crujido y un grito ahogado por parte del otro hombre, cayó al suelo y le pateó la cabeza haciendo que quedara inconsciente y un charco de sangre comenzara a formarse alrededor de su cabeza.

El hombre de la cicatriz, había retirado el cuchillo de su brazo en el que quedó una perforación poco profunda, pero que sangraba sin parar.

La gente que caminaba por la vereda había comenzado a caminar más rápido o haciendo otra cosa.

Hinata observaba todo desde atrás de Kageyama, preguntándose porque la mujer no atacaba, Hinata no quería correr quería quedarse a ver qué pasaría, de cualquier  manera solo quedaban dos personas.

Una idea cruzó su mente ¿Qué tal si solamente estaba analizando los movimientos de Kageyama? Sería más fácil vencerlo así.

Kageyama no esperó a que este atacara primero, se abalanzó hacia él lo más rápido que pudo, intentó apuñalarlo, aunque el hombre de la cicatriz adivinó sus movimientos y se apartó, aunque, Kageyama ya lo había planeado así que se apresuró a dar con el codo en las costillas de aquel hombre. Dio resultado, el hombre retrocedió tambaleándose un poco. Kageyama se apresuró a tomar la ventaja  y siguió atacando con más fuerza, intentaba dar golpes sin repetir un patrón, sabía que la otra mujer lo estaba observando, no le daría el lujo de poder predecir sus movimientos, en lugar de eso se esforzó por lucir desesperado en todos sus golpes, aunque los había premeditado anteriormente.

Guardaespaldas (Kagehina)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant