Capítulo 36

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—Maldita sea—murmuró Kageyama poniéndose de pie alertando al maestro y llamando la atención de sus compañeros.

—¿Qué hace señor Kageyama? Tome asiento—dijo el profesor con un tono que no daba espacio a réplicas, pero eso era lo de menos en ese momento. Hizo oídos sordos y sacó de su mochila un arma, lo que le arrancó gritos a todo el salón, el profesor se alarmó e intentó correr hacia Kageyama para poder quitarle el arma— ¡¿Qué... ? Suelte esa cosa!

—No hay tiempo de explicar ¡Todos alejense de las puertas!—dijo mientras se colocaba al lado de la puerta con el cañón del arma hacia abajo, estaba esperando a que fuera derribada.

—¡Señor kageyama llamaré a la policía!—dijo el profesor acercándose rápidamente hacia él. Los demás no hacían nada de lo que Kageyama había dicho, simplemente estaban viéndolo de manera horrorizada.

Cuando el profesor estaba por llegar a su lado la puerta fue derribada por una patada de manera estruendosa. Todos soltaron un grito y por fin comenzaron a moverse.

Kageyama tomó al primero y logró derribarlo, le disparó al segundo (por supuesto que con un silenciador) en la cabeza, el tercero también cayó al suelo por una bala.

Todos, incluidos el profesor miraban con miedo como Kageyama mataba a uno tras otro, nadie podía creerlo, nadie lo esperaba.

Son demasiados, si no me apresuro se lo llevarán

Pensó Kageyama cuando logró derribar al sexto, su respiración estaba agitada y el sudor caía por su frente, necesitaba salir de ahí y rápido. Pensó en saltar por la ventana, pero eso sería demasiado arriesgado, tendría heridas profundas muy pronto, la entrada delantera estaba bloqueada y no dejaban de entrar cada vez más hombres, la única salida era la puerta trasera, le tomaría más tiempo esquivar a todos los hombres desde atrás, pero esa era su única salida. Debía hacerlo.

Cuando noqueó al hombre número diez, corrió lo más rápido que pudo hasta la puerta trasera, luchando para que ningún tiro la alcanzara.

—¡Va por atrás!—gritó alguien advirtiendo a los demás, pero ya era demasiado tarde, Kageyama había derribado la puerta aplastando a algunas personas.

Los demás alumnos habían asomado sus cabezas por las puertas y ventanas para ver qué sucedía.

Curiosos de mierda

Kageyama se abrió paso como pudo entre tantos hombres, una bala logró rozar su hombro derecho, soltó un pequeño gruñido, se dio vuelta y le devolvió el disparo a quien había logrado alcanzarlo, este cayó al piso y un charco de sangre comenzó a formarse a su alrededor.

Todos los alumnos soltaron un grito al ver el cuerpo en el suelo, y sintieron aún más miedo porque quien lo había matado era un chico que habían visto muchas veces por los pasillos.

Kageyama corrió en dirección al salón de Hinata, pero se impresionó un poco al ver que no había nadie intentando entrar.

¿Será que intentan deshacerse de mí primero? O ¿Hay alguien más allí? ¿Oikawa?

Corrió aún más rápido cuando comenzaron a disparar nuevamente hacia él, y con el impulso que llevaba se lanzó sobre la puerta al mismo tiempo que una bala pasaba muy cerca de su rostro.

Cayó al suelo con un fuerte estruendo llamando la atención de todos los presentes, que estaban pegados a las ventanas al lado de la puerta para poder observar de primera mano lo que pasaba.

—¿Kageyama?¿Qué está pasando?¿Son ellos?—preguntó acercándose rápidamente al azabache, quien se había puesto de pie en un parpadeo. Todos miraban confundidos a Hinata y con miedo a Kageyama, después de todo aún llevaba el arma.

Guardaespaldas (Kagehina)Where stories live. Discover now