Capítulo 32

9K 1.1K 2.2K
                                    

—Desperté un mes después y me recuperé dos meses más tarde. Ruki Sasaki apareció muerto en su casa dos semanas después— dijo Kageyama con la mirada perdida en la vista frente a él.

Hinata no podía creer lo que estaba escuchando, a penas podía respirar, su corazón estaba muy acelerado, era como si hubiera corrido una maratón. El agarre de sus manos tembló después de escuchar esas palabras ¿Cómo era posible que hubiera tenido que vivir esas cosas a esa edad?

—Kageyama... —Hinata no podía hablar las palabras no podían salir de su boca, algo que Kageyama no pasó desapercibido. No sabía si lo que impedía que el más bajo hablase era la impresión o el asco que le tenía.

—Escucha Hinata yo... no te culparé si ya no quieres verme de nuevo ahora que sabes esto, sólo... déjame disfrutar por unos minutos más—dijo mientras lo estrechaba más fuerte entre sus brazos.

—No, yo no me refería a eso—dijo mientras se levantaba de su lugar en el regazo del de cabello azabache quien tenía la mirada decaída. Hinata colocó una mano en el rostro de Kageyama para hacer que lo mirase a los ojos— yo... no puedo pensar cómo pudiste pasar por todo eso y aún así ser alguien tan... tú.

—¿Eso qué significa?—dijo Kageyama mirando al pelinaranja confundido, lo que hizo que Hinata le ofreciera una hermosa sonrisa. Su corazón se aceleró y sus mejillas se tiñeron de rojo.

Hinata reunió todo el valor que consiguió y, aún con los nervios a flor de piel acortó un poco la distancia, sus respiraciones se mezclaron y sus frentes quedaron unidas.

—Alguien maravilloso—dijo en un susurro. Kageyama sonrió y, antes de poder pensar lo que estaba haciendo, acortó la poca distancia que había entre ellos.

Sus labios se juntaron en un tierno beso, uno del que ambos estaban disfrutando. Los corazones de ambos estaban martillando en su lugar, parecía que quería salir, sus estómagos estaban apretados y había cosquilleo dentro.

Hinata rodeó el cuello del más alto con sus brazos correspondiendo al beso. Kageyama rodeó suavemente la cintura de la pequeña naranja que sostenía con tanta delicadeza como si fuera de cristal.

Se separaron cuando el aire hizo falta en sus pulmones, juntaron sus frentes y ambos sonrieron al otro.

—Me gustas mucho idiota—dijo Kageyama mientras disfrutaba de la nueva posición en la que estaban.

—Tú... tú también me gustas Bakayama—dijo el pelinaranja para volver a unir sus labios en un casto beso. Los rostros de ambos estaban totalmente sonrojados, era bastante conmovedor.

—Ese apodo es nuevo—dijo Kageyama mientras soltaba una pequeña carcajada, la que se le contagió poco después al pelinaranja entre sus brazos.

—Me gusta como suena—dijo Hinata mientras acariciaba el rostro un poco demacrado de Kageyama, su sonrisa se transformó en una mueca de preocupación—desde ahora dormirás todos los días, no puedes seguir así.

—Lo intentaré—susurró en un tono apenas perceptible.

—No quiero presionarte, pero... ¿Quieres decirme qué pasó con tus padres?—preguntó un poco temeroso de la reacción de Tobio, su sonrisa cambió y parece ser que recordaba algo.

—Aún no estoy listo, será otro día—dijo mientras le daba un beso en la frente. Hinata asintió y se levantó de su lugar, le ofreció la mano a Kageyama para que pudiera levantarse de la roca.

—Vamos, hay que irnos, debes dormir un poco—Kageyama tomó la mano que le estaba ofreciendo el más bajo y comenzaron a caminar sin soltarse de las manos.

Guardaespaldas (Kagehina)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu