Kageyama entendió de quien se trataba sin que le dieran un nombre en concreto, pero ya no los presionaría de nada, ya tenía lo que quería.

—Bien... esto es lo que haremos—dijo paseando la mirada sobre las tres personas tendidas en el suelo, todos con miedo en la mirada— nadie dirá nada de lo que pasó aquí, tampoco volverán a molestar a Hinata de nuevo, si alguno de ustedes habla o hace algo de lo que acabo de mencionar, entonces, iré personalmente a buscar a los tres a cualquier lugar en el que se encuentren y les daré un tiro ¿Quedó claro?

Los tres asintieron al mismo tiempo, Kageyama hizo un ademán con la cabeza dándoles a entender que podían salir, y no se hicieron del rogar, los tres salieron corriendo como alma que lleva el diablo. Kageyama se puso en pie y miró en dirección a Hinata, quien lo miraba atento con sus ojos color miel.

—Gracias—dijo mirándolo fijamente, ya tenían un problema menos. Kageyama asintió en su dirección.

—Es hora de irnos, si nos quedamos más tiempo vendrán a buscarnos—dijo mientras se acomodaba las armas en la faja que se había colocado antes de salir, además, debía cambiarse la bandita que se había colocado para cubrir la herida en su rostro, Hinata asintió y salió del lugar a toda prisa.

Kageyama comenzó a retirar la bandita que se había colocado y sacó otra de su bolsillo, mientras se lo colocaba pudo ver por el reflejo del espejo, como un par de pies se asomaban por debajo de uno de los cubículos.

Lo que faltaba.

Fue el pensamiento fugaz que se le vino a la cabeza, había otra persona a la que amenazar. Al ver que no salía del cubículo, decidió que era suficiente, no tenía mucho tiempo, debía hacerlo rápido antes que alguien más entrara o habría más problemas.

Se colocó justo en frente de la puerta del cubículo y le dio tres golpes, el chico que había dentro soltó un respingo, pero no quería salir.

—Sal de una vez, así terminamos con esto—el chico, comenzó a empujar poco a poco la puerta, su mirada estaba dirigida hacia abajo, por lo que el más alto solo podía distinguir su cabello. El chico era de baja estatura, era solamente unos cuantos centímetros más altos que Hinata, su cabello era de color café, levanto la mirada para poder verlo a los ojos, tenía miedo, mucho miedo, tenía pecas y sus ojos grises mostraban el terror que tenía.

—Yo... yo no...—el chico no dejaba de balbucear cosas incoherentes, eso molesto al más alto, pero no dijo nada, quería ver si lograba articular una palabra—no...tengo...per...

—Escucha...no quiero tener problemas, así que esto es lo que vamos a hacer, tú no dirás nada de lo que escuchaste aquí, y todo seguirá normal, puedo apostar que tampoco quieres problemas así que no será difícil—el chico, asintió rápidamente y salió corriendo fuera del lugar lo más rápido que pudo.

Kageyama relajo sus músculos y por fin decidió salir del baño como si nada hubiese pasado, con el mismo rostro estoico con el que miraba a los demás.

Al entrar a su salón pidió permiso a la maestra y luego se adentró al aula bajo la mirada asustadiza de los tres chicos, quienes bajaron la mirada cuando este les miró.

Todo transcurrió normal, el día había sido aburrido, Kageyama se lo pasó intentando adivinar cuál sería el siguiente movimiento del Aoba Johsai, mientras que Hinata había estado pensando un lugar al que podría salir con Kageyama, al menos para comenzar a conocerlo aún más, quería saber de su vida, entonces se le cruzó un pensamiento, el lugar perfecto al que podrían ir.

Las clases por fin habían terminado, todos comenzaban a irse, algunos en grupo, otros de manera solitaria. Cuando se encontraba cruzando la puerta para dirigirse a sus apartamentos, Kageyama pudo ver al chico que había escuchado todo en el baño, estaba con dos personas más, el chico al sentir la mirada de alguien en él comenzó a escudriñar en el gentío, hasta que se topó con la mirada fija del más alto, eso hizo que sintiera un escalofríos de pies a cabeza.

Kageyama siguió con su camino, aunque Hinata no pasó desapercibido la mirada que el más alto le dirigió a ese chico y algo dentro de él se removió con fuerza.

— ¿Quién es él? —dijo con un poco de molestia en su tono de voz.

—Estaba en el baño hoy, estaba escuchando—dijo como si fuera lo más normal en todo el mundo ¿Cómo podía decir una cosa como esa de una manera tan relajada? Abrió los ojos con sorpresa dispuesto a preguntarle al más alto sobre eso, pero este se adelantó a sus dudas—ya está arreglado, no te preocupes, no dirá nada.

Hinata sintió sus músculos relajarse, se sintió mejor al escuchar las palabras del más alto, aunque algo dentro de él se removió cuando se dio cuenta que solamente habían pasado dos días y Kageyama lo leía como un libro abierto.

Cuando comenzaron a caminar se habían enfrascado en un silencio incómodo, Hinata pensaba cómo podía decirle a su acompáñate si podían ir a algún lugar que no fuera su casa, aunque toda idea que pasaba por su mente se escucharía como si estuviese invitando al más alto a una cita, de solo pensarlo se le revolvía el estómago, no quería que eso sonara de esa manera, sería vergonzoso.

Soy un idiota

Fue lo que pensó para sí mismo, no había mejor palabra para describir lo que quería hacer. Cuando por fin encontró la manera de decir lo que pensaba sin que se escuchara como si lo invitase a una cita se dispuso a hablar.

—Oye...

—Silencio—dijo de una manera enojada, aunque fue más bien un susurro, el más bajo se sintió indignado ¿Quién se creía que era él? Estaba a punto de replicar cuando siguió hablando —Nos están siguiendo, desde hace dos calles, saca tu teléfono haz como si quisieras tomarnos una fotografía, actúa natural.

Hinata sentía como su pulso se aceleraba de manera rápida, estaba nervioso, los estaban siguiendo. El más bajo se apresuró a sacar su teléfono tal y como le había dicho Kageyama que lo hiciera. Abrió la cámara frontal e intentó sonar de lo más normal cuando habló

—Oye... tomémonos... una foto...grafía—No había sonado para nada natural, de hecho sonaba como si se estuviera asfixiando.

—Está bien... pero la tomare yo, soy más alto— se detuvieron y Hinata le tendió el teléfono, fingiendo no sentirse ofendido por lo que acababa de decir.

Cuando levantó el aparato  para poder tomar la fotografía, intento enfocar mucho más la parte de atrás, Hinata hizo lo mejor que pudo para sonreír con normalidad, aunque no sirvió de mucho, lo que Salió fue más bien una mueca de asco, Kageyama no hizo mucho esfuerzo, de hecho podría decir que Salió casi perfecto, una pequeña sonrisa ladeada.

Al ver la fotografía Kageyama señaló a dos personas que estaban detrás de ellos, una mujer y un hombre, parecían normales, pero desde hacía dos calles  los estaban siguiendo, además, al haberse detenido los hubiesen adelantado sin problemas  pero también se habían detenido.

—Camina más rápido, sin parecer desesperado— cuando emprendieron marcha, Hinata hizo lo que el más alto le había dicho, aunque no tenía idea de si lucía desesperado, tampoco le importo.

Kageyama pudo sentir como sus perseguidores apretaron el paso, se estaban acercando, genial, si seguían así en poco tiempo tendrían que comenzar a correr.

Colocó una mano sobre los hombros del más bajo para acercarlo a él y obligarlo a ir más rápido, Hinata sintió como sus mejillas se calentaban por el contacto del más alto, pero miró hacia abajo para que no se diera cuenta de lo que su toque hacía en él, se obligó a sí mismo a caminar aún más rápido, aunque para seguir el mismo paso tenía que ir casi trotando.

Cuando estaban a punto de llegar a la esquina de la calle, una persona los detuvo, estaba vestida de negro y tenía una cicatriz surcando su ojo izquierdo. Hinata estaba a punto de un colapso nervioso, había tres personas rodeandolos, Kageyama estaba herido y él solo sería un estorbo para su acompañante. ¿Qué harían ahora?

Guardaespaldas (Kagehina)Where stories live. Discover now