57. Nos tiemblan los cimientos.

2.6K 182 32
                                    

La burbuja cursi entre Fred y yo, se ve interrumpida poco después de nuestro beso.

-Estamos en medio de una guerra, ¡controlaros!- nos dice George, poniéndose entre ambos mientras nos cogía por los hombros.

-Aún no ha empezado, nos ha dado una hora.- digo.- Tendremos que disfrutar antes de que esto se convierta en un caos.

-Es verdad...- murmura Fred.- Tenemos una hora.

Este se suelta del agarre de su hermano, para después coger mi mano e irnos fuera del Gran Comedor. Va a un paso ligero, el cual me cuesta seguir un poco.

-¿A dónde vamos, Fred? ¿Qué te ha dado de repente?

-Una hora.- dice, parando por fin.- Solo tenemos ese tiempo para hablar de nosotros. Quiero saber que es "esto" antes de que empiecen a intentar matarnos. Bueno, y además quiero besarte sin que nos interrumpan, ¿vale?

Como respuesta a todo, asiento un poco anonadada. Él me imita y vuelve a retomar el camino hacia Merlín sabe dónde. Subimos unas escaleras, pasamos por unos pasillos... Hasta que llegamos a una pequeña aula que creo que usaban para las clases de Música Mágica.

En cuanto cierra la puerta, me coge de la cintura para acercarme a él y empieza a besarme. Y eso que íbamos a tener una conversación profunda... Pero yo le sigo el beso colocando mis manos en su nuca.

-No sé qué es esto.- murmura sin separarnos, pues sus labios aún rozan levemente los míos.- Pero sé otras cosas. Como que espero que no te mueras y que sigamos como ahora.

-Es muy bonito por tu parte no querer que muera.- digo, riéndome un poco.- Yo también espero eso.

Volvemos a besarnos, sonriendo cuando nos separábamos y volviendo a juntarnos al poco rato. Sin saber cómo, Fred me iba llevando hacia atrás, haciendo que al final chocara contra la mesa del profesor. En un breve movimiento, me coge de la parte trasera de los muslos para auparme y sentarme encima.

-Fred, ¿qué...?- digo separándome un poco, a lo que él sigue besándome por el cuello. Y, claro, yo no puedo seguir la frase, por lo que cierro los ojos y me dejo querer.

Nunca había tenido sexo; ni siquiera había hablado de sexo con mis padres. Sin embargo, cuando noto como Fred baja la parte inferior de mi ropa inferior, sin molestarse en quitarme la falda del uniforme, sé que esto huele a sexo.

No tarda mucho en bajar la cremallera de su pantalón, mientras empieza a maniobrar entre mis muslos. Al principio, noto presión en mi entrada, por lo que no puedo evitar aguantar el aliento y cerrar los ojos por el dolor.

Seguimos besándonos mientras me adapto, cosa que me cuesta. Luego, empieza a moverse entre mis piernas con un movimiento continuo.

Se nota que los dos somos nuevos en estos terrenos, pues Fred no tarda mucho en llegar al punto álgido y, unos minutos después, yo. Cuando terminamos, nos quedamos un rato abrazados así, esperando que este momento se haga eterno...

--------------------------------------

Volvemos al Gran Comedor diez minutos después. Me cuesta volver a la realidad, pero no nos queda otra. El tiempo dado por Voldemort se agotaba y teníamos que prepararnos para la lucha.

No había sido muy maduro por nuestra parte ponernos a hacerlo antes de una guerra, pero me siento bien. Muy bien...

George nos mira con el ceño fruncido a ambos, intentando saber por qué nos habíamos ido así. Sin embargo, nosotros no decimos nada e intentamos ponernos al día. Al mirar a mi alrededor, noto que hay más alumnos, concretamente algunos de Slytherin. Conozco a la mayoría, pero me sorprende ver por ahí a una melena morena.

-¿Tracey?- digo, a lo que la morena se da la vuelta.

-¿Iris?- se acerca a mi y me abraza.- Pensaba que estarías con los mortifagos, tenía miedo de matarte sin querer.

-Tus padres... Son mortifagos, ¿lo sabes?

-Una cosa es que quieran matar a un Gryffindor, pero otra es montar una guerra en Hogwarts. Ha sido nuestro hogar durante muchos años, no pienso dejar que lo destruyan. Que les den a los mortifagos. Bueno, a ti no, me has entendido...

-Tranquila, hace mucho que no me siento mortifaga.- digo riéndome.

-¿Podemos quedarnos juntas durante la lucha? Quiero tener una cara amiga cerca.

-Estaremos juntas, Tracey.

--------------------------------------

Slughorn nos lideró a los alumnos de Slytherin que habían decidido volver para ayudar. No eramos muchos, pero nuestra Casa es fuerte. Como nosotros.

Tracey y yo nos manteníamos juntas por unos pasillos, espalda con espalda para defendernos la una a la otra. Por los ventanales se veía como los mortifagos venían hacia el castillo. Nosotras estábamos preparadas.

Sin embargo, mi cabeza no paraba de lanzar preguntas al azar: ¿qué pasa si me encuentro con mis padres? ¿Y si me encuentro con Eric? ¿Y si me encuentro con Igor? ¿Y si... muero?

-Todo irá bien, ¿verdad?- me dice Tracey apoyando su espalda en la mía.

-Verdad.- murmuro, para convencerme también a mi.

Unos pasos hacían temblar el suelo. Provenían del lado que vigilaba Tracey, por lo que me doy la vuelta y me pongo a su lado. Esperando. Al final, vemos tres mortifagos acercarse hacia nosotras. Los conocía de cara, pero no me importaba causarles daño.

-Perdemos por número.- murmura Tracey, temblándole un poco la voz.

-¡Expelliarmus!- grito yo, para intentar detenerlos. Pero solo le da a uno.- ¡Bombarda Máxima!

Los dos mortifagos restantes saltan por los aires, cayendo al suelo probablemente muertos. Acabo de asesinar a dos personas y esto solo había empezado.

-La próxima vez te ayudaré.- me dice Tracey.- Lo siento, yo no...

-Tranquila, lo entiendo. Esperemos aquí un rato. Si no viene nadie, iremos a ayudar a otra entrada.

Llegaron dos más, solo que esta vez Tracey me ayudó, haciéndolo todo más fácil. Por fin parecía que estábamos ya listas para esto. Salimos por el pasillo para ver si venían más, pero estaba todo desierto en esa zona, por lo que fuimos por otro pasillo.

Nos adentramos en uno, donde veo a Fred y a un chico pelirrojo luchando contra un hombre. No me da tiempo a ayudarles, pues un hechizo va a parar a un muro que, al caer, aprisiona a Fred.

-¡Fred!- grito, corriendo hacia él, que yacía en el suelo.

Le empiezo a quitar escombros de encima. Mi visión se nubla por las lágrimas, pero intento encontrarle el pulso.

Pero no lo logro.

La Slytherin de dos carasWhere stories live. Discover now