11. Parece ser que soy buena persona.

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La tienda de campaña era perfecta. No era tan grande como nuestra mansión, ya que es un poco imposible, pero era muy cómoda para nosotros dos.

Yo iba con Bulgaria y, en cuanto aparecieron los vendedores, me fui a comprar una bufanda del equipo. Pero claro, como tengo tan mala suerte, me encontré con los gemelos.

-¿Tanto nos adoras que nos persigues?- dijo uno de los gemelos.

-Igual sois vosotros los acosadores...- le dije con una sonrisa muy falsa.

-Lo dudo.- dijo el otro gemelo.- Somos demasiado atractivos como para perseguirte a ti.

-En ese caso... me voy.- les dije.

-¿A dónde vas?- me preguntó... siempre me lio... pongamos gemelo 1.

-A comprar una bufanda de Bulgaria.

-¿Te gusta ir con el equipo perdedor?- dijo el gemelo 2.- Oh, espera, se me olvidaba que vas en Slytherin.

Le ignoré y seguí mi camino. Segundos después vi que me seguían.

-¿Por qué me seguís?- les pregunté, un poco irritada.

-Nosotros también vamos a comprar algo...- empezó el gemelo 1.

-...pero hemos apostado todo nuestro dinero.- terminó el gemelo 2.

-Esperar.- les paré.- ¿Estáis insinuando que os compre yo las cosas?- los gemelos empezaron a poner cara de cachorritos. Yo me empecé a reír.- Pues si que va ser verdad que sois muy graciosos. Un chiste muy bueno, chicos. Pero...- puse cara de enfadada.- ¿Qué os creéis que soy? ¿Un banco?

-Bueno, por intentarlo...- dijo el gemelo 1.- Pensábamos que serias mejor persona.

-Con razón os llamo idiota 1 e idiota 2.- les espeté.

-¿Quién es el 1 y quién es el 2?- dijo el gemelo 2.

-¿En serio os importa más los números que el insulto?- les pregunté, sorprendida.

Los gemelos se miraron entre si un rato y después me miraron a mi empezando a asentir. Tengo que irme de aquí...

No les dije nada, solo me di media vuelta hacia los vendedores. Compré la bufanda y me fui.

Cuando llegue a la tienda de campaña, mi padre estaba entusiasmado, pero algo nervioso...

-¿Qué te ocurre?- le pregunte.

-Nada, solo es que... Cuando el partido termine nos iremos a casa. Tengo cosas que hacer.

No dijo más. Me extrañe, mi padre solía contarme casi todo.

El partido estuvo impresionante, pero perdió Bulgaria. La verdad es que no me importó porque el ambiente era insuperable.

Volvimos a nuestra tienda de campaña y estaba entusiasmada. Padre se estaba empezando a poner otra vez nervioso. De verlo, yo también me estaba poniendo nerviosa. Salí a tomar un poco el aire y me senté en una de las sillas de fuera.

Me quede un rato ahí, viendo a la gente pasar y cantando. La felicidad se notaba en el ambiente. No sé cuanto llevaba allí, pero mi padre salió mucho más nervioso que antes.

-Tienes que irte, Iris.- me dijo murmurando.

-¿Por qué? ¿Qué ocurre?- estaba empezando a asustarme.

-Aun nada... pero ocurrirá. Vete al bosque. Escóndete y no vuelvas hasta que todo haya terminado.

No sabía a qué se refería, pero debía de ser grave. Iba a coger a Sky, pero mi padre me lo negó. ¿Por qué no me lo podía llevar?

Cogí mi sudadera y me fui al bosque. Intenté no llamar la atención demasiado por si acaso. Cuando llegué al bosque, me senté en el suelo pero algo me hizo seguir mi camino. Empecé a oír gritos y explosiones. No podía quedarme ahí parada. Seguí el camino y me escondí.

No pasó mucho tiempo hasta que la vi. Ahí, en el cielo, una Marca. Había oído hablar de ella en casa, pues la llevaban mis padres en el brazo, y ahora estaba delante de mí. Tenía que volver al camping. Tenía que ver si padre estaba a salvo.

Me puse la capucha de la sudadera gris y saque la varita, por si acaso.

Entonces, escuché unos ruidos. No los entendía; pero, conforme me acercaba, noté que eran gimoteos de una niña pequeña.

No podía perder el tiempo con esa niña, tenía que volver al camping. Aun así, decidí dejar mi egoísmo aparte y me acerqué a la niña para tranquilizarla.

La niña estaba sentada, abrazando sus rodillas, con la espalda sobre un tronco. Estaba llorando, pero cuando me vio aparecer, empezó a limpiarse las lágrimas con la manga.

-Tranquila, no te voy a hacer nada.- le dije mientras me acercaba a ella despacio y me ponía de rodillas enfrente.- ¿Cómo te llamas?

-Bi...Bianca.- la niña parecía asustada y tartamudeaba.

-¿Qué haces aquí sola? ¿Dónde están tus padres?- si quería volver al camping, necesitaba primero poner a salvo a esta niña.

-Cuando vinieron esa gente mala, papá me mandó venir al bosque sola.- decía, entre sollozos.- Quiero volver con mi papá.

-¿Se quedó en el camping?- le pregunté mientras me levantaba.

La niña asintió, pero no se levantó como yo.

-Vamos, tienes que venir conmigo.- le intenté convencer.- Encontraremos a tu papá.

-Es que...- dijo limpiándose una lágrima.- Cuando corrí, me caí y me hice daño en la pierna.

-Te llevaré en brazos...- dije dando un suspiro.

Me tapé las manos con la manga de la sudadera para cogerla. La levanté y me rodeó el cuello. Por suerte, lo tenía tapado con la capucha de la sudadera y no podía tocarme. Era lo último que me faltaba, ver la vida de una niña.

Se puso como un mono, rodeándome la cintura con sus piernas y yo sujetaba su espalda. No era muy cómodo, pero aun así tenía una mano libre para la varita.

Pero, mientras íbamos caminando, algo me sobresaltó. Vi unas sombras que se nos acercaban y no teníamos tiempo para escondernos. Mierda...

La Slytherin de dos carasWhere stories live. Discover now