48. Quiero, pero no puedo.

2.3K 191 3
                                    

-¿He oído bien?- susurra Voldemort, mientras se levanta de la silla que se encuentra detrás del escritorio.- ¿Me traicionaría?

-Sí.- digo en un leve susurro. Por Merlín, como puedo estar traicionando a mi propia madre...

-Tu lealtad me asombra, señorita Moon...

-Sólo he hecho lo que usted me pidió, Señor...- "sólo...".

Se acerca a mi, al igual que su serpiente Nagini.

-¿Sabes qué no me asombra? Sabía ya lo de tu madre. Desde hace muchos años... Era un buen momento para usar esa información, saber de verdad sobre tu lealtad... Tengo grandes planes para ti, Iris.

No sabía qué decir, así que asentí y salí de allí lo antes posible. Necesitaba aire. ¿Qué hubiera pasado si le hubiera mentido? ¿Me habría matado? 

Miro mi próximo nombre en la lista. El de Olivia Moon se tachaba para dar paso al mío, que no duró ni cinco segundos, pues también se tachó. Después apareció un tal Antonin Dolohov. No quería seguir pensando en todo esto, así que lo mejor era irme a mi habitación. No quería ni cenar... Mañana sería otro día... Pero aun tardaría en llegar.

-¿Qué haces aquí?- digo, nada más entrar en mi habitación, al ver a Eric sentado en mi cama.

-Esperarte. No hemos hablado en todo el día.- dice levantándose, para después abrazarme. Y claro, yo le correspondo; necesitaba ese abrazo también.- Mañana es Navidad.

-No te he comprado nada...- digo.

-¿Me puedo quedar a dormir?

-Bien.- murmuro contra su pecho.

Hacemos la misma dinámica que ayer; él se va a ponerse su pijama a su habitación, mientras yo me lo pongo en la mía. Al poco rato viene y nos tumbamos en la cama.

-He hecho algo horrible...- termino susurrando.

-Todos hacemos cosas horribles. Si quieres, puedes contármelo.

-Quiero, pero no puedo. No contarlo me está matando por dentro. Es demasiado para mi sola...

No dice nada, pero me vuelve a abrazar. Solo que ahora en la cama. Yo también le abrazo, pero él quiere más. Empieza a besarme por el cuello, haciendo que yo no pueda más que cerrar los ojos...

"Un muy joven Eric está en el salón de mi casa, mirando a un montón de niños correr de un lado a otro.

-¿Cuál es su hija?- le pregunta a mi padre.

-Está en su habitación. No quiero que use su don y que vea algo malo.

-Lo entiendo.

Mi padre le sonríe y le revuelve un poco el pelo, para después irse. Eric volvió a mirar a los niños, unos años más jóvenes que él (Draco, Pansy, Goyle...).

Eric sale del salón, sube las escaleras y llega a mi habitación. Estaba apunto de llamar con los nudillos, pero se lo piensa mejor... Mira por la cerradura y me ve a mi, leyendo encima de la cama.

Sonríe, pero cuando va a abrir mi puerta, se lo piensa mejor y vuelve con los demás mortifagos."

Cuando el recuerdo termina, Eric sigue besándome por el cuello. Una de sus manos se mete por la camisa de mi pijama, posándose en mi tripa.

No puedo evitar sonrojarme. Son demasiadas sensaciones para una chica a la que no han podido tocar durante mucho tiempo...

Él deja su mano ahí, para que no tenga que volver a ver otro de sus recuerdos.

-Cada vez que me beses, voy a ver uno de tus recuerdos.- murmuro.

-Ya lo había pillado. No puedo ponerte los cuernos, te enterarías.- me da un beso corto en el hombro, para después seguir murmurando:- ¿Cómo era el recuerdo de hoy?

-Bonito... Un poco de acosador, pero eras un niño, eso te salva.

-He estado siguiéndote durante muchos años, acosador es mi apellido.

No puedo evitar reírme, a lo que él se une. Y tampoco puedo evitar besándolo por fin en la boca.

Al principio, pensaba que los besos de Eric eran salvajes y llenos de pasión. Ahora eran dulces y tiernos, como si supiera que nos vamos a besar todos los días y ya no hubiera tanta prisa por disfrutar de ese beso. Mañana habría otro.

Pero una parte de mi, como no, no estaba de acuerdo con eso. Me encantaba besarle, sin embargo no quería tener que ver un recuerdo cada vez que lo hacía. Algún día se acabarían los recuerdos bonitos, dejando paso a las cosas horribles de Eric.

Así que disfrutaré de este beso como si fuera el último, ya que quiero que así sea.

-----------------------------------------------

No tardamos mucho en quedarnos dormidos después de unos cuantos besos más.

A la mañana siguiente, volví a echarlo en cuanto me desperté, lo que provocó algunos bufidos por su parte y una sonrisa como despedida.

Me vestí similar a ayer, casi toda de negro, salvo un jersey rojo para dar un poco de énfasis navideño. No tenía ningún regalo para nadie, así que intenté improvisar. Solo quería regalar a dos personas, a Eric y a Draco. Nos merecíamos una Navidad, solo eramos unos críos...

Rebusqué entre las pocas cosas que había traído. Para Draco, encontré un libro que había cogido prestado de la biblioteca de mi padre hace unos años, "Demonios interiores". Ahora que lo vuelvo a ver, me identifico mucho con él. Trata de un mago que asesina a otro, pero al no poder contarlo a nadie, la culpa lo carcome por dentro. Recuerdo que el final no era nada agradable... Abro la última página: "Eran ya tres meses desde el incidente, cada día un sueño peor al anterior. Pero en todos, su cara aparece en todas partes, junto a su quejido lastimero. ¿Me arrepiento? En realidad, no. Volvería a matarlo. Aunque Eleanor siga sin quererme a mi, pues las ojeras y mi rostro demacrado no son atractivas para una dama de su altura. Su pelo anaranjado es en lo último en lo que pienso antes de tirarme de la torre más alta de mi castillo."

Espero que Draco no se lo tome como que nos suicidemos por nuestra carga... Aun así, trato de envolverlo con un pañuelo verde, que ya no uso y es lo único que tengo para envolverlo.

Ahora me tocaba buscar algo para Eric. Este era más difícil, pero al final opté por un collar de plata que me regalo hace unos años mi padre. Era muy sencillo, solo que yo no estaba acostumbrada a llevar joyas y al poco de ponérmela, me la quité. Llevaba una pequeña plaquita con mi nombre. Será una bonita forma de que se acuerde de mi.

Hago lo mismo que con el de Draco y lo envuelvo en un pañuelo azul. Nada más terminar, bajo al salón. Pero una sonrisa aparece en mi cara, aun sin bajar del todo las escaleras...

La Slytherin de dos carasWhere stories live. Discover now