¡Mierda! Estaba confundido y tenía miedo. ¿Era muy difícil que alguien de verdad le quisiera o deseara protegerlo?.

De pronto sintió un nudo en la garganta y los ojos picarle.
Apretó los ojos antes de que le traicionaran.

-Tiene razón señor, será mejor que me largue.
Se giró para alejarse con rebeldía, quién era él para pedir explicaciones,nadie. Tan sólo era la basura de ese lugar y debía empezar a saberlo.

Sin embargo Solán se dio cuenta del rostro desfigurado de Gabrielle y por un momento creyó observar que el crío ese estaba apunto de echarse a llorar. Entonces le sujetó del brazo antes de que de fuera.

-Gabrielle.
Le habló tranquilamente mientras éste trataba de contener las estúpidas lágrimas que empezaban a llenarle las mejillas.
Solán estaba sorprendido al verle,de verdad no podía ser tan infantil como para...
Y se dio cuenta de algo que no estaba tomando en cuenta y le cayó como balde en el rostro.
Gabrielle era tan sólo un crío como él solía llamarle. No era un hombre,no tenía las mismas heridas en su cuerpo y en su alma. Era tan sólo un joven que había caído en la peor de sus suertes,en medio de asesinos y delicuentes,en medio de un pervertido que ansiaba devorarlo a besos y adueñarse de su cuerpo,pero tan cobarde como para reconocer que no sólo eso era lo que deseaba hacer.
Tan cobarde como para reconocer que ese crío de verdad le gustaba y deseaba también gustarle. No por miedo,sino que sinceramente le permitiera beberse sus labios sin tener que dañarlo,porque había descubierto peligrosamente que odiaba la idea de lastimarle.

El chico le vio a los ojos y se giró con vergüenza para que no pudiera verle el rostro lleno de lágrimas
La desesperación empezó a apoderarse del fantôme, quería gritarle y quería besarle. Porque no sabía cómo lidiar tranquilamente con él.

-¡Maldición Gabrielle! ¿Qué deseas de mí?.
El chico tragó,pero no dijo nada. Así que Solán tomó su barbilla con cuidado para no dañarle y le subió el rostro buscando su mirada una vez más. Pero el chico cerró los ojos voluntarioso. Ya había sido demasiada su vergüenza al haber sido atrapado llorando como un niño pequeño,quizá y ahora sí se había ganado la bofetada que siempre estaba esperando cuando se encontraba al fantôme.

Pero éste le besó,despacio,sin prisa.
Cómo en su sueño,sin dañarle y sin obligarle. Y estaba esperando que esta vez sí le rechazara,pero no lo hizo tampoco. Continuó con los ojos cerrados como los había tenido los últimos minutos. Gabrielle sintió que su corazón se empezaba a acelerar,de pronto un pitido en sus oídos le hizo perder la realidad a su alrededor. Quizá era su mismo corazón que se había subido a su garganta y quería escaparse por cualquier parte de su cuerpo.
Y deseó que así fuera, deseó dejar de pensar y abandonar el miedo por un momento. Subió sus brazos y se dejó besar nuevamente sorprendido al darse cuenta de que lograba seguirle el ritmo.

Solán le besó más profundamente al ver que Gabrielle le permitía tocarle. Se volvió loco de placer y lo apretó más fuerte a sus caderas,le tomó la nuca con un poco más de voluntad y dejó que su lengua le urgara tranquilamente y se volviera dueño de aquellos labios que tanto le gustaban.

Entre jadeos se separó un poco sin dejarlo alejarse,sus frentes estaban unidas y Gabrielle seguía con los ojos cerrados. Solán podía ver su rostro llenarse de color y le parecía hermoso verlo de esa forma. Se sentía ridículo...y febril.

-¿Esto deseas Gabrielle?. Le preguntó apenas en un susurro. El chico asintió con miedo. Solán le besó la frente con amor al verlo temeroso,un beso apretado y más angustiado de lo que quería reconocer.-Te haré daño Gabrielle,no soy alguien que pueda darte lo que deseas.

Entonces sí abrió los ojos para verle con decepción. Porque Solán sabía perfectamente que Gabrielle no deseaba que se lo llevara a la cama y lo desvirginara como a cualquier puta del pueblo. Gabrielle deseaba su corazón,ahora podía darse cuenta que todo ese tiempo el crío si había estado interesado.
Pero él no se sentía con el coraje para poder reconocer delante de su gente que le estaba entregando su vida a un soldado del rey. A uno de sus enemigos.

-No puedo Gabrielle.
Y simplemente se fue, dejándole ahí solo,expuesto. Porque así se sintió Gabrielle al tener que reconocer que ahora el fantôme también sabía lo que estaba sintiendo y aún así se había ido dejándole demasiado claro que eso no iba a suceder.

-¿Estás bien pajarito?.
La voz de Horas le sorprendió y también le sorprendió otras molestas lágrimas que de nuevo le habían traicionado. Quiso borrarlas de golpe avergonzado,pero Horas fue más rápido y le detuvo. Lo abrazó,fue enorme la diferencia entre ellos. El gitano había visto todo, él siempre lo veía todo. Quizá ese era su mayor problema.

Antes de que Gabrielle se alejara completamente le preguntó.

-¿Alguna vez te he contado cómo fue que mi pueblo terminó aquí,desterrado?.
Gabrielle negó.-¡Ahhh! Ahora veo porqué estas así,estás anticipando mi relato. Tranquilo pajarito,aquí todos se ponen igual cuando les cuento mi historia.

(...)

Llevaba días sin saber de su hermana y Horas sintió que se estaba volviendo loco.

-¡Deja de caminar como fiera en jaula! Cualquiera diría que estás loco.

-Lo estoy,y eso es algo que a nadie le importa. Melchor le volteó el rostro y siguió pelando un trozo de madera para hacer una flauta. De pronto lo vio llegar.
Horas se levantó de golpe al ver a Adasius llegar, solamente esperaba que le trajera noticias de su hermana.

-¿La has visto? Se apresuró a preguntar. Adasius recargó sus manos en las piernas flexionadas tratando de jalar aire. Pero asintió con la cabeza para que Horas no le fuese a obligar a hablar a la mala.

-Tenemos que sacarla de ahí,la tienen encerrada.
Por fin habló,lo suficiente como para que el viejo Melchor también escuchara.

-¿Qué has dicho? Gritó el gitano líder. Horas y Adasius se voltearon al escucharle.

-La he visto encerrada en una habitación,y no una de lujo Melchor como todos suponían.-lo dijo con reclamo al gitano, Adasius siempre había estado en contra de que Julianna se fuera al castillo con el rey de esa forma, como invitada como decían todos,sobre todo Melchor-La tienen en un calabozo.

A Horas los ojos le brillaron de furia y sus mejillas se le tiñeron rojas.
Habían dejado que su preciosa Julianna fuera tratada como basura y era algo que Horas jamás se perdonaría. Idearon el plan que les ayudara a sacarla de ahí,aunque la vida les costará con ello,pero no iba a permitir que ese rey se saliera con la suya.

Ese había sido el comienzo de la guerra entre el rey, Monseñor y su raza.

Muchas gracias por llegar hasta aquí. La historia va llegando a su fin y espero que puedan entender todavía el hilo de la trama.

El Color del Dolor Where stories live. Discover now