23. ¿Con cuántas tuviste que estar?

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Rose's POV

Me detengo frente al cristal de una cigarreria para ver mi reflejo, me arden un poco los ojos y no están tan rojos como supuse, tal vez sólo estoy cansada.

Me peino un poco y acomodo mi chandal, siento como si llevara semanas desde que salí del apartamento de Lil Anthony para recoger a Skyler Grey pero fue literalmente ayer en la tarde.

Delgado me insistió tanto que la dejara venir sola que ahora es un poco extraño que no me responda el móvil, jamás me ignora por muy enojado que esté, todo lo contrario. Él más que un mejor amigo es una máquina de advertirme cosas y yo a la vez una de no hacerle caso.

A través del vidrio observo uno de esos pequeños escenarios al fondo del lugar donde tocan artistas desconocidos que contratan por noches, hay instrumentos de country. Sonrío de repente, una de mis mejores amigas sacó ayer un disco y aún no lo he escuchado, seguro debe estar enojada, con lo que me gusta el country y ella es tan empalagosa, seguro las canciones deben ser lindisimas... El punto de enfoque de mis ojos se aleja de los instrumentos de country y acomoda en una luz más blanca que refleja el exterior.

Muevo un poco el rostro y veo a Skyler Grey con la concentración dirigida al letrero roñoso y mal acomodado de la tienda, me aproximo a ella.

— Seguro que con más luces y en la noche es muy bonito — Ella no me pone antención, lleva un rato completamente metida en sus pensamientos y no la juzgo, Norrigde es de esos sitios donde hasta el clima y el color del pavimento te dan ganas de pensar.

— ¿Si les doy como doscientos dolares seguro compensa lo de esas cajas, cierto? — comenta — Pero tengo que hacer algo si de todas formas la monja no me las quiere dar.

— Vaya, pues es bastante, va a creer que hay algo especial allí adentro... ¿Lo hay?

— No sé.

—  Joyas... tal vez unos libros de colección o... Bueno, sabrás tú...

— Creo que las joyas no son cosas tan valiosas —  murmura con la mirada perdida.

— ¿Estas intentando decirme que quieres esas pertenecias de cualquier forma?

Ella al fin me da una mirada de ojos grises y parcialmente asustados.

— No voy a robar nada.

— Es tuyo... — me hace cara de pocos amigos —  Bueno, es verdad, somos gente adulta que debe comportarse... Aunque podríamos llamarlo más bien... Comprar a la fuerza.

— Comprar a la fuerza — me interrumpe con una risa suave — Eres tonta.

Ahora yo la miro mal. Entonces comienzo a caminar rapido hacia el costado del parque, ellos me siguen si decir nada, le lanzo miradas a Skyler Grey y en todas ellas me responde 'No hagas nada extraño' con los ojos.

Llegamos al hospicio, una construcción vieja, excesivamente amplia y llena de madera rechinante, de esas que poco puedes encontrar en pueblos del norte, "Hospicio de menores J.Molaver", he visto un millon de películas y este nombre me recuerda a todas las que han terminado mal.

Me detengo antes de que Skyler toque la puerta por segunda vez hoy, tomo a Thomas del hombro y le murmuro al oido: — Busca alguna ventana u otra puerta, yo tambien quiero ver esas cajas.

Él me da una sonrisa complice y desaparece lentamente sin que Skyler lo note.

— ¿De nuevo las señoritas? —  se escucha adentro.

Nos abre la puerta la misma monja.

— Queremos negociar — espeta Skyler.

— ¿No ha visto usted que este es un hospicio dirigido por monjas? — responde en tono de burla, yo tambien lo encuentro gracioso.

LIVING IN SIN © LesbianWhere stories live. Discover now