21. Jodimos Todo

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Skyler's POV

Me despertó antes del amanecer, no le gustaba que la gente durmiera en el auto mientras ella conducía, intenté no cerrar los ojos todo el camino hasta llegar a nuestro destino, una playa cálida con arena fina como talco y el océano en diferentes tonos de azul, y no pude entender el tiempo que llevaba sin sentir calor, tanto calor en el ambiente.

Y nuestro amor era frío, tal vez por eso el lugar dónde terminó casi ardía. Nos recordó el sofoco, la fragilidad del amor y nuestras vidas preorganizadas que tomaban distintos rumbos sin siquiera darnos cuenta.

La primera noche de nuestro viaje improvisado dormimos de nuevo en la mini-van, esta vez con vista a la playa, la abrazaba muy fuerte, le llenaba la frente de besos, me repetía todo el rato que no podía creer todo lo que sentía mi corazón, que estaba tan feliz y que cinco años no eran ni cerca todos lo que quería de la misma manera, ella estaba totalmente idealizaba en mi cabeza como una parte necesaria de mi propio cuerpo, el mismo en el que no cabía ni siquiera un poco más del amor que le tenía.

— Tengo un poco de energía — se levantó de golpe y apagó la luz dentro de la mini-van, no me dejó responderle porque su boca atrapó la mía como si fuese un beso robado del propio aire.

Me quitó la ropa, puso una manta en las ventanas y súbitamente yo estaba suspendida entre sus brazos esperando a ser llevada a nuestros pequeños recorridos de sensaciones, me daba besos cortitos por el abdomen y se me erizaban la piel. Subía y bajaba sus manos por mis piernas, dejé los brazos al rededor en su cuello obligándolo a estar inclinada hacia mis pechos, ¿Cuantas veces los habrá tocado? y sigue sintiéndose como si entre mis piernas se creara un centro de presión que quiere ser liberado, ella llevó su mano allí abajo, me mordió el lóbulo de la oreja mientras yo gemía suavecito y le pedía que fuese más ruda, que tenía ganas de eso.

Está vez al terminar, yo quedé metida entre sus brazos.

— Lo que me estás gustado chica Huffman...

A las seis de la mañana del día siguiente recibí una llamada de un número desconocido, era mi jefe, me estaba regañando por una decisión que había tomado sin consultarle respecto a un tema de privacidad.

— Estoy en Miami con mi novia — me excusé, ni siquiera sabía dónde estaba — no puedo llegar allí tan pronto.

— Y encima desperdicias material de trabajo, si no vienes rápido al menos podrías subir un par de videos del viaje que te estás tirando, la gente quiere ver eso — respondió.

— He venido a respirar un poco de todo el tema — dije suavemente.

— ¡Porqué se quejan de un trabajo tan simple! Es que no lo entiendo, no puede ser más fácil ni más odioso de parte de ustedes que se quejen por hacer cosas que un millón de personas querrían hacer — gritaba mucho y tuve que alejar el móvil de mi oreja.

Intenté ser razonable, me excusé un par de veces, él no llegaba a entender lo que era ese mundo porque no estaba ni siquiera mínimamente expuesto, le hice entender que en realidad si es un trabajo fácil pero no para todo el mundo, no para mi y cuando ya me había cabreado lo suficiente sutilmente lo mandé a la mierda.

— ¿Y porqué no buscas a ese millón de personas y me dejas tranquila? — grité.

— No es rentable niña caprichosa.

— Caprichosa tu puta madre, adiós.

— Ojalá te mueras de hambre por tont... — le colgué.

Rose venía al lugar donde me había sentado con dos cervezas en la mano y se quedó con la boca totalmente abierta.

— Qué putas...

LIVING IN SIN © LesbianWhere stories live. Discover now