20. No Domir

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Skyler's POV

Fue entonces cuando todo pasó del mismo modo que como había empezado, orgánicamente, y estábamos enamoradas aún, tanto como en WeiBull y como en cualquier sitio, ella era una parte de mi y muchas veces en el fondo aunque no lo habíamos hablado de verdad sabía que era la persona con la que quería estar para siempre.

Eso pensaba. Hasta que sucedió la tercera de las razones.

Todos fumaban porros en mi universidad, o al menos algún postre de cannabis, quería probar algo parecido, así que reuní a mi novia, al mejor amigo de mi novia, Delgado, a una de nuestras amigas y a su pareja un fin de semana en una cabaña rentada.

Yo estaba subida en la barra de la cocina y tenía la bolsa de hongos alucinógenos en mis manos.

Ya lo había intentado antes pero no me habían hecho efecto, quería probar con un tipo más exótico que le gustaba a Delgado, Rose me miraba preocupada, ella había fumado algún porro alguna vez pero no le gustó y está totalmente empeñada en que jamás se drogará por más que el mundo en el que trabaja casi se lo exija, intentó convencerme un montón de veces de que no lo hiciera.

Pero quería probar y ella sólo me lo permitió si lo hacía en ese lugar y con esas personas.

Metí un trozo a mi boca, sabía mal y pasaron veinte minutos, pensé en coger un poco más pero Rose me detuvo y en cuanto ella me tomó mi mano sentí como todo el planeta se movía de forma loquisima.

Recuerdo pocas cosas, sé que fue muy intenso porque mi ropa acabó irrecuperable, sólo tengo conciencia de haber hecho dos cosas en concreto, rodar por una colina junto a la cabaña antes de que Delgado me detuviera y me salvara de caer a un lago muy próximo y luego hacerle una llamada a un contacto de Stella.

De alguna forma le dije que aceptaba una propuesta para modelar para él, lo cuál fue súper inconsciente y no entendía de dónde había sacado la lucidez para decir algo así.

— Tenía miedo, me reía pero con miedo, creí que iba a ser más tranquilo — dijo Delgado mientras socializamos con la resaca de la mañana siguiente.

— Yo estaba acojonada, de repente estabas muy tranquila y pum querías dar un paseo — añadió Rose.

— Intentó comerse un tenedor — todos ríen, me tapo la cara con las manos.

— No dormí la verdad — Rose me miraba como si fingiera estar enojada aunque toda la situación le hacía gracia — ¿Quieres ver los videos que te hicimos?

— La verdad no — me encogí de hombros — ¿Y ahora que voy a hacer con el puto casting ese que programé? 

— Debes afrontar las consecuencias — dijeron Delgado y Rose en coro, luego se chocaron el puño.

— Pero no quiero modelar...

— Sólo es un casting, seguro que no te cogen, usa ropa fea o algo así — dijo Rose como si fuese muy fácil — pero debes ir, Stella no perdona a los que quedan mal.

— Es verdad, usa un Jersey de esos que tienes para estudiar, puedo apostar a que nadie te contrata.

Entonces Delgado y Rose empezaron a hablar de mis disfraces para estudiar y de lo que fijo espantaría a cualquier productor mientras reían.

— Los odio tanto cuando se juntan — le murmuré a la pareja de nuestro amigo.

— Apostemos Skyler — soltó Delgado — Si te contrata comienzas de modelo, si no te perdonaremos todo lo de anoche.

— ¿Y tu que ganas con esto? — lo miré confusa.

— Pues verte trabajar en la industria, es que mírate mujer ¿Cierto Rose? — Delgado le daba palmadas en el hombro a mi novia.

Lo pensé durante un segundo, es una apuesta tonta y muy evidente, además tengo un Jersey color vómito que me puede ayudar. Rose se acercó a mi.

— Haz lo que quieras hermosa — me dio un beso en la frente.

Así tan sencillo como una apuesta en una resaca fue como comenzó un periodo en mi vida al que sólo puedo llamar; Agobio y ¿Cuánto podría soportar por dinero?

Fui al casting sin maquillar, con el Jersey feo y el hijo de puta me contrató.

Tuve que aceptar su propuesta, luego me ofreció una suma de dinero que te hace tambalear de muchas formas, y de repente, no mucho tiempo después del incidente de los hongos ya estaba firmando en una agencia.

Y está ni siquiera era como Force ó Lil Anthony, aquí te ofrecían una gama entera de trabajos.

Entonces trabajaba al igual que Rose y empecé a entender en parte su agobio de estudiar y trabajar, era bastante loco, no sabía en qué concentrarme y todo el rato estaba presionada a ser una persona interesante para ganar más dinero.

Se parecía mucho a lo que hacía con mi padre, pero un poco más lleno de morbo, ni Rose ni yo éramos masivas ó internacionales pero cada vez que alguien nos tomaba una foto juntas había una oleada de menciones en redes sociales loquisima, la gente usaba nuestra imagen a su gusto y decían cosas que ni al cada.

No lo odiaba, no puedes odiar algo así, pero hay un punto donde llevas horas sin dormir y la gente dice tantas cosas y tú te conviertes en un aparato que se mueve a razón de lo que te odenen.

Ese mundo me quiso matar de muchas formas, no pertenecía allí y no quería estimularme de ninguna forma para comprobarlo.

Y pasó uno o dos años más, no hay mucho que contar de todo ese tiempo, vivíamos emociones muy concretas y nos comportabamos como nuestro público lo indicaba.

Mi graduación de la universidad fue un evento muy público, Rose y yo viajamos a la India, compramos un auto, tuvimos un accidente, vendimos el auto, me rompí un brazo en algún momento del verano, se hizo viral un video mío besando a un chico (era falso) intenté comprar un anillo de bodas, la joyería fue robada y descarté la idea un tiempo, quise adoptar un gato y comprar el bar de la terraza del Gotten pero no tenía tiempo y Rose no estaba tan de acuerdo con lo último, mi madre volvió a dar señales de vida, se había vuelto a casar con un hombre rico de apellido Kent, mi padre estaba en libertad condicional en algún estado lejos de mí y seguramente pasarán años hasta que quiera volver a hablar conmigo. Cambiamos todas nuestras pertenecías, hicimos más de treinta donaciones de ropa en un año porque era compulsiva la forma en la que nos regalaban prendas de vestir.

Y de repente me di cuenta que de un día para otro ya habían pasado al menos cinco años desde que enterramos a mi abuelo, justo el día de mi cumpleaños número dieciocho, ya tenía veintitrés años, de la nada, como un viaje en auto donde vas durmiendo y sólo abres los ojos en cada parada.

No me asustaba el paso del tiempo, bueno, jamás me había asustado, hasta una ocasión en específico.

Un día salía de trabajar en mi horario de la mañana, estaba cansada y de la nada Rose apareció en la calle frente al edificio con una Mini-van, me dio un beso de esos en los que te tienes que inclinar y me mostró dos equipajes dentro del vehículo.

— ¿Me estás diciendo que no volveremos a casa? — le dije muy cerca a los labios.

Seguramente no, respondió apretando mis mejillas, había organizado un viaje sorpresa a quién sabe dónde y quién sabe porqué, ella condujo por horas en alguna dirección que yo apenas podía averiguar por los letreros del camino, creo que tampoco recuerdo como se llamaba el lugar, pero nuestra primera parada fue en el estacionamiento de una ruta, dónde vendían un chocolate amargo que tenía nombre de posición sexual, dormimos allí después de que ella se metiera un rato entre mis piernas para hacerme el sueño más profundo...

LIVING IN SIN © LesbianWhere stories live. Discover now