8. Nuestros cuerpos están cansados

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Skyler's POV

Observo una bombilla de luz muy incandescente en el techo de este salón, es relativamente amplio, blanco, y da la sensación de limpieza, pero esa que para mí es un poco aterradora, la limpieza de un hospital.

Como estoy sola y llevo un buen rato esperando decidí acostarme en el largo de tres sillas metálicas, Danielle me escribió hace una hora diciendo que estaba a punto de terminar su trabajo en el laboratorio y aunque creí que la había hecho esperar demasiado cuando llegué aquí en realidad ella aún no había terminado, cada vez que pienso en su trabajo tengo la sensación de que soy como una mascota distractora, de esas que dejas en casa y se emocionan mucho cuando vuelves, que sólo tienen la función de ser bonitas y hacer compañía.

Decido levantarme porque las sillas son bastante incómodas y voy hacia una maquina de sándwiches que no se me antojan.

Ya hice todo mi trabajo pendiente en el día y tuve la brillante idea de esperar a la castaña al terminar su turno, pero ya entiendo un poco porque ella prefiere buscarme a mi.

Este es como el lugar dónde todas las películas de ciencia ficción y apocalípsis empiezan, no logro entender cómo alguien querría pasar tanto tiempo en un lugar como este y mucho menos por convicción propia... No voy a mentir, eso me parece muy ardiente, considero que su tiempo es valioso.

Recuerdo que cuando apenas y lograba reconocer a Danielle hace más de nueve meses, me parecía guapa, algo tranquilo, hay muchísima gente guapa por ahí rondando.

Pero un día llegué tarde y cansada a casa, antes de abrir la puerta me quedé un rato en el pasillo de afuera, la luz titilaba y yo sentía tanta fatiga que ni las ganas de buscar las llaves en mi pequeño bolso lograba tener.

Entonces la puerta de enfrente se abrió y ella se acercó a mí, — Pensaba que eras el casero, llevo todo el día pidiéndole que cambie esa luz — dijo y aunque ya la había escuchado varias veces se me hizo interesante el tono.

Como esas personas que sabes, de una u otra forma, que van a ser muy interesantes, y las escucharías todo el rato aunque dijeran sólo tonterías, creo que es una cualidad muy personal y poca gente la tiene.

Ni siquiera cambié la expresión de mi rostro, sólo me quedé de pie esperando a que ella dijera algo más o me dejara sola de nuevo — Tendré que hacerlo yo ¿Me ayudas? — me miró un rato y yo seguía callada — Oh disculpa, pareces cansada — me dio una sonrisa y creo que repentinamente volvieron mis reglas básicas de modales — Sí, dime como puedo ayudar — dije pesadamente — Lo lamento, hoy fue un día difícil.

Entonces ella trajo una silla y me indicó que sólo me quedara para sostener la nueva bombilla — Me imagino, a veces trabajar sin horario puede ser mortal, una vez estuve tres días sin dormir porque debía vigilar unas muestras que se podían echar a perder... — empezó a contar mientras hacía la tarea —... Debía tomar nota y todo eso, iba muy bien con algunos energizantes encima pero te juro que hubo un momento en el que literalmente cerré los ojos mientras escribía, un microsegundo y cuando los abrí de repente me di cuenta de que estaba escribiendo lo que estaba soñando — suelto una risa suave — Es enserio, escribí tres palabras súper aleatorias y yo estaba trabajando con números, me dio miedo volverme loca... No descansar es como estar drogado, lo digo enserio — termina de hablar y hace la prueba para que la luz funcione, efectivamente, entonces baja de la silla y me mira con una media sonrisa — ¿Tengo cara de estar drogada? — pregunto y las dos reímos, ella niega — Y si es así no te queda mal — soltó acomodándose los lentes.

Esa noche me quedé hablando con ella, porque aunque estaba a punto de desmayarme hay una sola cosa que jamás ha cambiado en mi. Me gusta ver a la gente haciendo cosas, cualquier tipo de cosa.

LIVING IN SIN © LesbianWhere stories live. Discover now