Capítulo 2 - De paseo por la Calle Ancha

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- ¡Por Dios! – se quejaba Marisa, mientras yo la seguía, a mi paso de tortuga - ¿Se puede saber qué es lo que pasa para que la gente venga a mansalva? – insistía, sin dar crédito - ¿Están regalando jamones, o algo así? – reí al escucharla decir aquello, para luego detenerme en la panadería, que, por supuesto la cola llegaba hasta la calle, porque oye, no hay otro momento para comprar el pan ni más panaderías en toda Punta Umbría que tienen que venir justo a la que está en la Calle Ancha.

- Los sábados esto se llena que da gusto – le dije, para luego ser arrollada por un tipo que venía corriendo, que por poco no me cae al suelo.

- Perdona – se disculpó. Llevaba un tocho de papeles que por poco no se le desparraman por todo el suelo, e iba acompañado por un muchacho un poco más joven. Reconocí al chico en seguida, era Hugo.

- ¿Blanca? – preguntó, sorprendido, sin dar crédito, mientras su hermano le miraba con atención - ¡Joder, que sorpresa! ¿Qué haces aquí? – parecía feliz de verme. Me dio dos besos, de pronto, dejándome en babia, más que nada porque no le recordaba tan... tan ... y siguió hablando como si fuésemos amigos del colegio o algo – Hombre, vives aquí, pero quiero decir...

- Vengo a comprar el pan – aseguré, fijándome bien en él. No sé si fue porque en el hospital estaba idiotizada con los calmantes o qué, pero... no recordaba que fuese tan guapo, ni por asomo. Era guapo. ¿Qué digo guapo? Era guapísimo. Y se me sigue quedando corto. Era de esos típicos chicos que da hipo con sólo mirarlo o lo quitan, no sé... Ancho de espaldas, moreno, con barbita, cejas pobladas... un macho ibérico, se podría decir – No te recordaba tan guapo – dije casi sin pensar, haciéndole reír, algo divertido, rascándose la nuca antes de volver a hablar.

- Puedo decir lo mismo – añadió, mientras yo negaba con la cabeza. Era más que obvio que era un cumplido. Yo no era guapa. A ver... era guapa, pero del montón bueno. Era normal, para que os hagáis una idea. Pelo castaño tirando a anaranjado, era un tinte, no creáis que yo tenía un color de pelo maravilloso de la muerte y tal, alta, ancha de espaldas, con pocas tetas, en fin... dejemos de hablar de mí que me deprimo. No era una chica diez, ni por asomo. Al menos yo nunca me he considerado así.

- ¿Vamos o qué? – se quejó su hermano, mientras este se percataba de que no estábamos solos.

- Espera un momento – respondió él, para luego volver a mirarme - ¿Cómo estás de tu pierna? – preguntó, mirando hacia ese punto, que apenas se veía mucho, a pesar de llevar un vestido que me llevaba por la rodilla.

- Mejor, mucho mejor – contesté – ya puedo andar y bailar, pero aún eso de saltar...

- Mira – cogió una de las papeletas que sujetaba en su mano y me la cedió – esta noche hay evento en la discoteca, por si os queréis pasar.

- Acabo de salir del hospital, Hugo – le dije – creo que lo último que debo hacer es irme a una discoteca a bailar.

- Hay sillones – admitió, mientras su hermano lo apoyaba – el espectáculo de esta noche va a estar "to guapo".

- ¿Son pases gratis? – preguntó Marisa, quitándome la papeleta de la mano, y mirándola más de cerca.

- Sólo es una propaganda – aseguró su hermano, mientras ambas nos fijábamos en él. ¡Por Dios! También estaba tremendo, aunque en vez de ser moreno, era rubio, pero os prometo que estaban cortados con la misma tijera.

- Los pases nos los dan más tarde – añadió él – si quieres os guardo dos, y os lo doy por la noche cuando bajemos a repartirlos por los bares.

- Vale – respondió Marisa, sin más, haciendo que mirase hacia ella sin comprender. Yo no iba a ir a una discoteca en mi estado, me negaba en rotundo, vamos.

- Bueno pues luego nos vemos – contestó él, sin más, sonriéndome de nuevo. ¡Por Dios! Pero qué sonrisa tan perfecta tenía este hombre.

- Que te dé el número ¿no? – añadió el chico que lo acompañaba – Si no... ¿Cómo vas a encontrarla luego?

- Eso, dame tu número – pidió él, sacando de su bolsillo trasero su teléfono y pasándomelo. Me encantó su móvil, era ese nuevo Samsung que han sacado, el que se dobla, era toda una pasada. Apunté el número, lo guardé en la agenda, y se lo pasé – Nos vemos luego.

Su amigo y él se marcharon sin más, mientras yo volvía la vista hacia Marisa, molesta con la situación.

- ¿Estás loca? ¿Cómo vamos a ir a una discoteca? Yo aún estoy recuperándome – protestaba, mientras ella seguía babeando, mirando cómo se iban alejando más y más – Además, dudo que a Juan Carlos le haga gracia que-

- Olvídate de Juan Carlos – me interrumpió – esta noche se quedaba en Huelva, ¿no? – aseguró, haciendo que recordase aquello que me dijo el día anterior, por la noche. Iba a quedarse en Huelva a celebrar el cumpleaños de un compañero después del trabajo, como consiguiente, beberían, y para no volver borracho en el coche, su compañero le dijo que podía quedarse en su casa – Y en cuanto a lo demás, tía, si te duele mucho te sientas y ya está.

- No sé yo...

- Y dime ahora mismo ¿Dónde has conocido a esos bombones? ¡Por el amor de Dios! ¿Cómo no me habías hablado de ello? – Estaba hiperventilado, podía verla.

- Tienes novio – me quejé, haciéndole reír.

- ¿Y qué? ¿tener novio implica quedarte ciega?

- No puedo contigo – tiré la toalla, discutir con ella era como hacerlo con la pared, siempre le daba la vuelta a todo y lo hacía ver cómo algo tan normal. Ya ni siquiera nos acordábamos del pan, la gente se nos colaba, pero nosotras seguíamos allí, flipando – Pues lo conocí en el hospital.

- ¿Un enfermero? ¡Por Dios! Voy a ponerme en medio de la carretera, a ver si me pilla un camión y así puedo recibir sus cuidados.

- ¡Marisa! – me quejé, y ambas estallamos en carcajadas. Mi amiga era todo un caso cuando se lo proponía. Cómo la había echado de menos, me ponía de buen humor solo escucharla. – No era un enfermero, llegó un día a mi habitación, compañero de habitación. Pero se fue al poco, sólo se había dislocado el codo, me dijo, aunque pareció ser muy leve, porque ya parece estar bien.

- Bueno, sea como fuese... me los tienes que presentar – añadía, haciéndome reír, nuevamente.

Y hasta aquí ha llegado el segundo capítulo, prometo traeros más pronto.


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¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Os ha gustado?

En el próximo... Blanca descubrirá algo sobre Hugo, y ... irán a la discoteca en la que él trabaja. :D

El Chico Limón | COMPLETATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang