Capítulo 36 - La boda de Susanita.

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He decidido dejaros un capítulo extra esta semana, ya que el domingo no subiré capítulo, pues es el último capítulo lo que me queda por subiros y aún no lo tengo escrito. Así que... creo que tardaré un poco más en subirlo.

Os dejo con este, espero que os guste :D

Mi novio era el mejor novio del mundo mundial, os lo prometo. Era ese tipo que aseguraba no haber tenido novia, ese que insistía en que él no sabía ser un buen novio, ese era él. Era capaz de hacer cualquier cosa para hacerme feliz, por complicada que pareciese o imposible, él la hacía realidad. Era ese que me llevaba consigo a todas partes, me enseñaba su vida y quería compartirla conmigo. Ese que me hacía regalos sorprendentes, nada materialistas, que le salían del corazón.

Me había bastado con que me trajese a Valencia, con montar aquella fiesta sorpresa rodeada de mi familia, incluso con la habitación romántica y nuestra escena íntima, pero él puso la guinda del pastel a aquel maravilloso día, cuando me enseñó las fotos de mi preciosa Menta.

Él sabía cuánto adoraba los animales, lo mucho que me gustaban los perros, y lo mucho que ansiaba tener uno, pues se lo confesé en el hospital. Y me encantaba, que supiese cada detalle de mí, que recordase cualquier cosa que le hubiese contado, por diminuta que fuese.

Les enseñé a los chicos las fotos de Menta de camino a Punta, mientras Óscar conducía esta vez, con él a mi lado, agarrándome de la mano, con una sonrisa en los labios.

- Joder, Hugo, me sorprendes, tío – aseguraba Isaac, divertido – no pensé que fueses un tío detallista.

- Y no lo era – aceptó, guiándole un ojo, para luego besar mi mejilla – pero supongo que la gente cambia.

- Tu chica menta te ha hecho cambiar – se quejó el otro.

- Ella me ha hecho mejor – aseguró, sin darle demasiada importancia a las palabras de su amigo – Oye, ¿y tú dónde te metiste ayer? Desapareciste de pronto, tío – perdió la sonrisa tan pronto como escuchó aquello.

- ¿qué te fuiste con Marisa? – insistió Sergio, desde el asiento del copiloto, haciendo que este se sintiese aún más incómodo - ¿qué te traes con ella?

- Que va, no es lo que pensáis, sólo la acerqué a su hotel, porque se encontraba mal y ... - su voz temblaba, estaba altamente nervioso, avergonzado, no sabía dónde meterse. Le incomodaba hablar del tema – Ponedme algo de música – cambió de tema de forma radical.

Saqué el móvil después de eso, y le escribí un mensaje a mi amiga, para preguntarle al respecto.

.-.

Yo:

Amor, ¿dónde te metiste anoche? Desapareciste sin avisar.

Marisa:

Lo siento muchísimo, pero Isaac no quería que sus amigos se enterasen de que nos íbamos. ¿Cómo fue todo? Pedazo de regalo que te hizo el chico limón.

Yo:

Eso no es lo mejor de todo, al llegar a casa me había preparado una noche romántica con velas y todo. Me sentí como en una película.

Marisa:

No sabía que Hugo fuese de los tipos románticos, no le pega nada.

Yo:

Yo tampoco, pero me encanta. Además, el regalo vino después del sexo, me dio un sobre con unas fotos de un perro. Me ha regalado una perra, se llama Menta.

El Chico Limón | COMPLETAWhere stories live. Discover now