Capítulo 11 - Una llamada telefónica

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Tengo que admitir que el capítulo de hoy es movidito, en todos los sentidos. Contiene escenas de sexo, así que... si sois sensibles... cuidado. Al fin llega lo esperado, lo que se veía venir a leguas. Pero oye, que la culpa de todo no la tiene Blanca, que su novio también... se las trae.

Me adelanto un día. Espero que os guste :D

...

Sonreí como una idiota cuando le vi, frente a mi puerta, muriéndome por sentir sus labios en los míos.

Otra vez me estoy adelantando en la trama, así que ... ¿Queréis saber cómo hemos llegado a ese punto?

Volvimos a casa, excepto Marisa, que se marchó Málaga. Lo pasé en grande ese día. Y luego me dejaron en casa.

Al día siguiente me levanté, histérica, estaba deseando que llegase la noche para verle. Me pasé el día preparándome, y limpiando la casa. También me fui un rato a la playa por la mañana, pero eso no cuenta.

Recibí un mensaje de un número que ya tenía guardado en la agenda.

.-.

Óscar:

Hola, soy Óscar.

Siento tomarme el atrevimiento de hablarte sin más, pero sólo quería que supieses que, si alguna vez necesitas hablar o algo, estaré por aquí.

Yo:

Gracias, lo tendré en cuenta.

Ya tengo tu número guardado.

Óscar:

Chica lista.

Mi hermano me ha contado que habéis quedado hoy, ten paciencia con él.

Yo:

Sí, hemos quedado luego.

Óscar:

Pasadlo bien.

.-.

- ¿A quién le envías mensajes con esa sonrisilla? – pregunta Pablo, uno de sus amigos, él negó con la cabeza, sin darle mucha importancia a su comentario, para luego guardar el teléfono en el bolsillo trasero de su pantalón y seguir cargando palés en el almacén – tío – le llamó, agarrándole del brazo, antes de que hubiese podido dar un paso más. Este se soltó y siguió trabajando – lo digo en serio, desde que saliste de la cárcel ya nunca me cuentas nada.

- No es lo que crees – contestó, sin más, pero parecía que su amigo no iba a darse por vencido con ello – lo digo en serio.

- ¿Vas a ir luego a la Live? – preguntó, cambiando de tema, pues sabía que cuando su amigo se ponía así, no había nada que hacer. Él se encogió de hombros, sin soltar prenda – yo paso de ir esta noche.

- Los amigos de mi hermano irán más tarde, vente – invitó – cómo en los viejos tiempos, Pablito.

- Venga, me apunto, pero sólo si me cuentas más sobre esa chica que te hace sonreír.

- Déjate de mamoneos – le cortó, en el acto – no hay ninguna chica. Ya sabes que no confío en ellas.

.

.

Me puse un vestido negro estrecho que me hacía más pecho, el cabello aleonado, un ahumado negro, y los labios bien marcados de ese rojo que tanto me gustaba, de los permanentes brillantes metalizados, y unos pendientes largos en tono azul, a conjunto con mis zapatos y mi bolso.

El Chico Limón | COMPLETAWhere stories live. Discover now