Capítulo 31✔

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New Orleans, luisiana

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New Orleans, luisiana.

Katherine

El sonido estridente de las bocinas del bar de mala muerte donde la pandilla con la que solía Kain andar, retumbaba por todo el lugar. El olor a cigarro, sudor y alcohol inundaba cada centímetro cuadrado. Mi ropa elegante desentonaba con el lugar haciendo que más de una cabeza girase en mi lugar, seguramente preguntándose qué hacía allí. Me senté en la barra y ordené la bebida favorita de Kain, un tequila puro. Bajé el chupito como agua, John me había hecho beber otras cosas más asquerosas y quemantes que esa. En el proceso capté la atención del que quería.

Se acercó con pasos sueltos y relajados como si se creyese el dueño del antro. La silla a mi lado gimió ante el peso del alto, barbudo y tatuado jefe de la pandilla.

—Una dama tan hermosa y fina como usted no me imagino que negocios trae por estos lares.

Mis ojos se deslizaron a la derecha para dar una sonrisa lenta.

—No te acuerdas de mi ¿no?

—Me acordaría de una hermo...—mi mano desenfundó la navaja de mi botín y la clavé en su mano alertando a todo alrededor haciendo que la música parase de sopetón.

—¿La novia de Kain te trae algún recuerdo?

La cara congestionada por el dolor me observó con los ojos grandes.

—Hija de perra...—gruñó.

El resto de la pandilla sacaron sus armas apuntándome y un silbido recorrió a la multitud silenciosa. Por las escaleras de la entrada, descendía Kain con su traje de Hugo Boss caminando diferente, con una sonrisa de chulo y el ego de tener el mundo a sus pies.

—No creo que ese sea el movimiento apropiado para tratar a una dama. —proyectó su voz sacando su arma y antes de terminar la frase, el jefe de la pandilla cayó sobre la barra con un disparo en un ojo.

Me separé tratando de que la sangre que se derramaba por la madera no llegara a mí.

El resto de la pandilla había quedado mirándose unos a otros sin saber que hacer.

—Es fácil —hablé. —Hay renovación de plantilla, el puesto del jefe queda libre y si no me gusta el trabajo del nuevo, sigo rebanando cabezas hasta que me guste.

—El diablo italiano se enterará de esto y los pondrá en una pica. —soltó un flaco con ojeras y ojos enrojecidos. —o nosotros mismos lo haremos, somos más que ustedes.

—Lo dudo. —rodé los ojos. — pero eres bienvenido a intentarlo. —miré a Kain. —la última vez que alguien intentó ponerme en malas con él, el diablo esparció sus sesos por todo el asfalto. —sonreí porque ya muchos se estaban acordando. —Ya veo que todos recuerdan a Héctor y su misteriosa muerte. Cometió el error de proponerme pagar la protección que inútilmente ustedes dan, con mi cuerpo. Llegó a oídos del italiano y bueno, no le sentó bien.

Marcada Por Un Mafioso©Where stories live. Discover now