Capítulo 27 ✔

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2 años después

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2 años después.

Rusia

Katherine

«Respira despacio, muy lentamente. Tensa el brazo, fija la mira en el objetivo y aísla cualquier sonido. Nunca te distraigas, espalda recta y junto con tu respiración, suelta.»

La flecha cortó el aire a través de los arbustos dando en el objetivo, el siervo a más de 20 m, su cuerpo yacía aún con vida, pero con la flecha atravesada de lado a lado en el cuello. Me acerqué y pude ver el miedo en sus ojos, mi cuchillo de caza se deslizó por su garganta produciendo una cortina de sangre.

— Buena caza, señorita Petrovak. —recompensó el mayordomo.

— Gracias Víctor ¿mi padre te ha llamado?

Negó con la cabeza.

—Pero su abuela me dijo que la llamaras.

Suspiré profundo. Sabía porque lo hacía. No perdía tiempo para tratar de convencerme de regresar. Amarré las patas del ciervo arrastrándola con nosotros mientras caminaba hasta el coche.

— Señorita eso lo puedo hacer yo, no se moleste.

Le sonreí quitándome los guantes de cuero.

—Sabes que he tenido que cargar cosas más pesadas que ésta en el entrenamiento con John, ese hombre es un nazi. —suspiré.

«Como extraño a Luciano»

En el fondo de mi mente extrañaba a alguien más, pero me concentré en el ahora. Esos recuerdos eran la puerta aun abismo del que había salido hacia años.

— Nazi, pero ha hecho que seas quien ahora eres, Señorita. —le fruncí el ceño, me miró con una sonrisa bailándole en los labios. — Le hace reír más.

Rodé los ojos mientras nos montamos en el auto con las mejillas coloradas. No era la primera vez que me decían que John me había devuelto un poco el brillo que había perdido, pero me daba miedo siquiera admitírmelo.

— Me rio lo normal, Víctor. —afirmé renuente.

—No he dicho absolutamente nada.

Víctor tenía la misma edad que alguien que conocí una vez, estaba felizmente enamorado de Joshua, quien se había convertido en alguien cercano e importante en mi recuperación.

Nos fuimos hacia la hacienda. El frío aquí era insoportable, pero me adapté después de que John me levantara a la seis todos los días para cruzar el lago y después hacer una rutina de zancadillas, lagartijas y tiro al blanco. Demás está decir que los primeros días casi se me cayeron los dedos y agarré una neumonía raja pulmones, pero eso no le importó. Le di pelea como una adolescente hasta que lo empecé a hacer como una mujer.

Era el mejor hombre de papá, tanto que lo tenía en un pedestal y no perdía segundo para metérmelo por los ojos.

No era feo, la cicatriz en la mejilla le daba un toque oscuro y misterioso. Marie le hubiese llamado un adonis oscuro. Hablando de ella, la extrañaba mucho, la última vez que estuvo aquí, Fabrizzio la recogió en su avión privado en el cual había sucedido de todo.

Marcada Por Un Mafioso©Where stories live. Discover now