Capítulo 22✔

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Katherine.

Tres meses.

Sonreí al ver la foto de mi bebé. Para el sexo faltaba un mes y medio. Adam besó mi cuello acariciando mi pequeña barriguita con forma de pico por debajo del ombligo.

—Estoy tan feliz. —susurró.

—Vas a malcriar a tu retoño, lo estoy viendo venir. —bromeé.

—Como debe de ser.

Reí y me giré entre sus brazos.

—¿Te imaginas que fuera niña? —alcé las cejas con énfasis.

—Mientras no fuese como tú. —mi abuela nos miró desde el sofá.

La noticia no le hizo mucha gracia, no podía evitar compararme con mi madre. Embarazada desde muy joven, sin casarse. Creía que la historia se estaba repitiendo y no sabía cuánto. Ella no tenía idea a que se dedicaba realmente Adam, tampoco se lo diría. Algunas cosas simplemente era mejor mantenerlas ocultas.

—Abuela. —me quejé con falsa ofensa.

—Lo siento mi corazón, pero es la verdad. Eras traviesa y cabeza dura. Todavía recuerdo cuando le pusiste pegamento al correo del vecino o cuando te apareciste con un perro callejero y lo subiste a tu cuarto con la excusa de que no querías que pasara frío.

—¡Iba a llover abuela! —me excusé por enésima vez. — Al final no me dejaste tenerlo y llamaste a la perrera. —le recriminé. —Te dije que no lo iba a olvidar.

—Cuando aquello, pasabas de las cosas cada cinco minutos y un perrito necesita toda la atención.

—Mmm. —me hice la desentendida porque tenía razón. —Aun así, quería un perrito.

—¿Te gustan las mascotas?

Asentí mirando a Adam quien me había hecho cosquillas al hablar sobre la piel sensible de mi cuello.

— Juro por dios que el vecino se compró un perro solo para hacerme sufrir por la broma del correo. Maldito. —mascullé ganándome una mirada reprobatoria de mi abuela.

No le gustaba que maldijera o tuviera sentimientos negativos. Se infartaría si supiera que me he enamorado de un ser que cuando quiere puede ser oscuro y despiadado.

Saliendo del hospital nos encontramos a Ian que nos recibió con expresión afable. Arrugó el ceño acercándose.

—¿Están bien? —miró preocupado entre mi abuela y yo.

—Sí. Vine a por el chequeo médico. —una expresión de confusión se dibujó en su rostro. Él era quien llevaba mis chequeos médicos para el problema que había tenido cuando el ataque de pánico. Por lo que especifiqué con miedo a que pensara que lo estaba cambiando. —Con la ginecóloga.

Marcada Por Un Mafioso©Where stories live. Discover now