Marcada Por Un Mafioso©

Capítulo 19 ✔

New Orleans, Luisiana.

Adam

La grava debajo de mis pies sonaba ahogada por las suelas de mis zapatos de cuero italiano. El lugar era una zona remota en las afueras de New Orleans donde mantenía mis almacenes ocultos. Su uso era muy variado. Entre ellos, la tortura.

Había recibido una llamada con una noticia jugosa. Por fin tendría mi turno con la basura que había traumatizado a Katherine.

Al entrar en el almacén, Leo Colton estaba con la cara desfigurada y un pequeño charco de sangre a su alrededor. Yo quería más, más destrozo, más sangre y más dolor. Miré la mesa llena de utensilios tantos usados como impolutos. Agarré una cuchilla que brillaba bajo la luz de los reflectores.

—Por favor. No he hecho nada. Por favor.

El tipo gorgojaba en su propia sangre. Puse la punta de la cuchilla debajo del dedo índice.

—Te metiste con la chica equivocada. —siseé.

Enterré la punta hasta tener la uña en la parte de encima de la hoja haciéndolo chillar como un puerco.

—Eso solo fue un dedo. Tengo nueve más para divertirme.

—Lo siento. —lloró con el cuerpo temblándole. —Lo siento, no sé a quién ofendí, pero lo siento.

—Bajita, cabello castaño claro, ojos azules como un océano y una inocencia que no tiene precio. ¿Recuerdas?

—Ka-ath..

Clavé de nuevo y otra uña salió de su lugar.

—No vuelvas a poner su nombre en tu boca o en tu cabeza.

—No le hice nada. Lo juro. Salió corriendo y no la vi más. Lo juro. Por favor detente.

Despreciaba a las personas que no les hacían frente a las consecuencias.

—Lo sé. Pero para tu desgracia esa mujer me vuelve loco y el mínimo pensamiento de verla herida, traumada o asustada. Me hace ver rojo y luego el monstruo sale a jugar.

Los gritos rebotaron en las paredes del almacén mientras despellejaba y mutilaba al saco de basura. Era música para mis oídos. Era esta parte la que no quería que estuviera a la vista de Katherine. No lo entendería. Razón por la que jamás conocería mi lado oscuro. Perderla no era una opción. Prefería que viviera con una versión vainilla a que probara el oscuro chocolate con sabor a sangre.

No mentía, cuando le dije que la amaba. Pero sabía que era más que eso. Era una cosa en las entrañas que amenazaba con quemarme cada que la tenía enfrente. Era algo retorcido con una cubierta de dulce. Estaba obsesionado con ella. Al principio quería pasar unas noches con ella, después me encontré comprando un closet lleno de ropa y la sutil manipulación para que se quedara cada vez más. Había logrado que pasara la mayor parte de la semana en nuestro ático. Dónde la llenaba con mi semilla cada noche de todas las maneras posibles. Aún no se había abierto a mí como quería, estaba saliendo del cascarón poco a poco aun conservando esa inocencia que me hacía querer poseerla como un adicto. Nunca tenía suficiente y tenía la sospecha de que nunca lo haría.