Capítulo 20 ✔

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New Orleans, Luisiana.

Katherine

Ligeras caricias pasearon por mi cuerpo haciendo que abriera los ojos. Reconocía el lugar, el ático. Un leve gemido se me escapó de los labios cuando sentí un beso en el estómago, mi mano fue hacia la mata de pelos apoyada en mi pecho y sonreí. Estaba enamorada, descansada y lista para hacer cositas malas.

— ¿Qué haces? —mi voz salió adormilada.

— Esperando a que despiertes, mi madre llamó y quiere una reunión con la familia, al parecer Evans apareció y ella nos quiere a todos juntos.

—¿Por fin supiste donde ha estado? —pregunto frunciendo el ceño.

— En rusia, el Pakhan me dijo que se encontraba allá. Por suerte, no estaba causando problemas.

—¿El Pakhan? —pregunté curiosa.

—Es como decir el Don en la mafia italiana.

—Ah. —me quedé pensativa y me burlé. —¿Así que eres un Don? Don míster mafia diablo italiano.

Adam resopló divertido.

—Soy la cabeza de la organización más grade del crimen organizado. Tengo toda América del norte bajo mi domino sin mencionar la parte que maneja mi primo Geovanni en Europa. Cariño...—tomó mis sabio son los suyos en una suave caricia y susurró. — soy peor que un Don.

—¿Eso tendría que deslumbrarme o algo? —lo miré con los ojos entrecerrados.

—No. — fue más una pregunta que una afirmación.

Amaba sacarlo de su zona de engreído insufrible.

—Así que este Pakhan... ¿Es amigo o enemigo?

— Ninguno. Es un aliado, por ahora. — Sus besos fueron trazando figuritas por todo mi abdomen, haciéndome cosquillas. — Vamos a dejar de hablar y a ponernos a lo que de verdad importa. Tú — besó mis labios. — Yo. — Se posicionó entre mis piernas. — Y todo lo que tenga que ver contigo y conmigo.

Sus manos desabotonaron mi blusa dejando al descubierto mi sostén, me sorprendí por un segundo al sentir el aire frío entre mis muslos. Mi falda ya no estaba. Este hombre no perdía el tiempo. Sus labios besaron mi estomago con un cariño que me hizo cosquillas en el alma y en otras partes, también.

—¿A qué hora es la cena con tu madre? —soné jadeante.

Sus caricias entre mis pliegues hicieron que me mordiera el labio.

— A las diez, nos quedan dos horas para retozar un ratico. —susurró en mi oído erizándome la piel y mordiéndome el lóbulo.

Mis manos ya estaban deslizando su camisa fuera de él y los pantalones hasta las rodillas. Mi hombre estaba muy ansioso hoy, esto auguraba sexo duro por todas partes. Sentí como me llenó de una estocada sacándome un gemido. No necesitaba preparación, algo que encontraba tanto interesante como perturbador. Últimamente estaba mas ansiosa por sus toques, me despertaba en la noche con ganas de sentirlo entre mis pies y a la misma vez comer chocolate. Una noche lo desperté mientras subía a horcajadas sobre él esparciendo chocolate en los lugares adecuados. Lamí y succioné hasta que me dolieron los labios y el coño de contraerse, y de no tenerlo dentro. Hasta que me ensartó como ahora. Mientras iba y venía sobre mí. Sus manos tocaron todos los lugares correctos haciendo que me corriera con fuerza y seguido lo hizo él.

Marcada Por Un Mafioso©Where stories live. Discover now