Capitulo 16 ✔

63K 3.8K 869
                                    

New Orleans, Luisiana

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

New Orleans, Luisiana.

Katherine

Desperté con unas piernas enredadas en las mías y una mano metida debajo de mi sostén. Miré sobre mi hombro y sonreí en confusión. Adam yacía dormido en mi pequeña cama pegado a mí, porque el espacio no permitía más.

Miré la ventana completamente abierta cuando yo siempre la dejo entreabierta.

Me giré mirando el reloj. Eran las seis de la mañana.

—Estás demente. —murmuré.

Me atrajo hasta el con los ojos cerrados y murmuró.

—Tu culpa. No quería dormir solo en mi cama, después de haberte echo el amor ahí. Se sentía erróneo. Así que, si no te pude retener allá, pues te retengo aquí.

Me abracé de su cuerpo aspirando su olor.

—Mi abuela me va a matar. —comenté poniendo mi frente en su pecho.

—Acepto toda la responsabilidad.

—No, quiero tus partes intactas. —reí.

—¿Qué hora es?

—Las seis.

Alargó su mano y tomó el móvil en la mesita de noche.

—Mario, ven a recogerme dentro de una hora. Si, trae desayuno.

Me miró después de colgar el móvil.

—Te vez tan sexy toda despeinada. Tanto que te haría el amor ahora mismo, pero tu abuela está a solo una pared y esta cama no aguantará la turbulencia.

—¿Y dónde dejas la parte en la que estas cansado como el viejo que eres? —me burlé.

—Aunque me duela admitirlo, si estoy cansado. Anoche terminé tarde. Intenté dormir en el ático, pero como te dije, no pude.

—Podemos dormir otro ratico. —murmuré acurrucándome.

La alarma sonó a las 6:40. Entre retumbos y retozos entramos al baño. La ropa voló sobre nuestras cabezas cuando entramos a la ducha entre besos y jadeos. Empotrada contra la pared dejé que me poseyera como una adicta absorbe la droga. Me mantuve mordiendo su hombro para evitar gritar. Saciados y aseados bajamos las escaleras. Mi abuela enmudeció al verlo bajar junto a mí sacando su rodillo y dejándolo encima de la mesa.

—Buenos días, Angelica.

—Buenos días. —después de mirarlo, me miró y dijo. — ¿te comieron la lengua los ratones?

Negué.

—Buenos días, Abu. —murmuré con las mejillas sonrojadas.

—Te dejé el desayuno listo, aunque no esperaba visitas. Tendrás que compartir.

Marcada Por Un Mafioso©Where stories live. Discover now