Capítulo 42: La ciudad de los recuerdos

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Sawyer decidió restringir el paso al muro que se supone iba a pintar

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Sawyer decidió restringir el paso al muro que se supone iba a pintar. Los dibujos de penes y chismes sobre quién se la chupó a quién desaparecieron detrás de la pintura blanca, y para evitar que volviera a repetirse, se colocó una banda de acceso prohibido y conos en el pasto. Parecía una total exageración; tal vez fue producto de mi ansiedad, pero lo sentí como una forma de decirme a mí, Christian Miller, que dejara de tocar el asunto de Beckett y me olvidara del proyecto que él planteó.

El director quería sepultar aquello, no afrontarlo, si no hacer de cuenta como que no existía. Así como lo hizo con su otra familia en Inglaterra y la evidente homosexualidad de su hijo.

Era otro cobarde que negaba la realidad.

Mientras meditaba viendo la deprimente escena del mural cancelado, sentí una vibración en mi bolsillo. Se trataba de un mensaje de Max.

[Maxi: Oye, tengo una conocida que podría ayudarte. Sus padres son dueños de la galería donde expuse la otra vez y entendí que conoce a varios profesores en una universidad que se especializa en artes.]

Me emocioné ante esa posibilidad, una persona así entre mis contactos podría ayudarme a crecer. Medité lo que iba a responder, pero fue en vano y me dejé llevar por el entusiasmo.

[Yo: ¿Qué hago y cómo?]

[Yo: Dimeeeeeee]

[Maxi: Podría presentártela para que le muestres tu trabajo y ver si puede agendarte una entrevista o una admisión tardía.]

[Maxi: Solo no comas ansias.]

[Yo: Gracias por la advertencia.]

Acerqué el pulgar a mi boca y mordí la uña, mi euforia pasó a nerviosismo. Max tenía razón, no debía ilusionarme de más, cuando quizás esa persona me odiaría de solo conocerme; diría que mi trabajo es mierda y que debería dedicarme a barrer las hojas del Central Park hasta morir solo en un departamento decadente.

[Maxi: ¿Vienes este fin de semana? Si puedes, ahora le digo, para que vayamos por un café los tres. Trae tu portafolio.]

Aunque el fatalismo imperaba en mi cabeza, me di la posibilidad de fallar. No podía estar toda mi vida evitando fracasar, cuando eso también implicaba negar oportunidades de triunfo.

[Yo: Hablaré con mi papá.]

[Yo: Pero creo que este finde sí se puede.]

[Yo: Te debo una, ¿dónde quieres que te deposite?]

[Maxi: Cómprame comida para el ajolote.]

[Maxi: O mejor, no me cobres las fotos que te haré.]

[Yo: ¿Por eso querías que vaya el finde a NY?]

El retrato de un joven lúcido | ✅ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora