Capítulo 15: Veganos conspiranoicos

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Joshua me agarró por las caderas, me sometió contra la pared y buscó con su boca mi cuello

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Joshua me agarró por las caderas, me sometió contra la pared y buscó con su boca mi cuello. Yo me dejé llevar por el momento, puse las manos en su nuca y las moví hasta que me aferré a sus cabellos.

En un instinto, salté para rodear sus caderas con mis piernas y hacer todavía más estrecho el contacto entre nuestros genitales. Tenía los ojos cerrados y solo me concentraba en las sensaciones que experimentaba, sin embargo, un penetrante ruido me hizo salir del momento.

Abrí los ojos de golpe, y lo primero que me encontré fueron las miradas asqueadas de mi padre y Harry. Sentí que me ahogaba, que mi cerebro se convertiría en fuego y terminaría por explotar dentro de mi cabeza, provocándome una muerte bizarra y sangrienta.

Justo antes de que eso sucediera, abrí los ojos y me senté en la cama. Mi respiración se encontraba agitada, mi rostro caliente y mi mente todavía más perturbada. Me jalé los cabellos para confirmar que la pesadilla había acabado y que no me hallaba en ese recoveco de mi subconsciente y sus deseos reprimidos.

Miré a mi alrededor y me di cuenta de que la habitación de Joshua se encontraba igual que anoche. Regada, insípida y austera, pero a la vez reconfortante. Coloqué las gafas sobre mis ojos para tener una mejor visión de todo. Continuaba sintiéndome enfermo. Aunque menos desesperante era la sensación. Estiré el brazo para tomar mi móvil del buró, lo prendí y esperé con ansiedad a que los montones de mensajes y llamadas perdidas de mi padre llegaran.

No me apetecía responderle. Estaba tan molesto con él que preferí hacerlo pensar lo peor a volver a bajar la cabeza y dar mi brazo a torcer. Fue un acto de inmadurez, lo sé, no es necesario que me lo reprochen, no obstante, a esas alturas lo que más necesitaba era encerrarme en una crisálida hasta que pudiera volver a fingir que todo se me resbalaba.

Lo único a lo que le presté atención fue a la hora. Eran casi las diez de la mañana, lo que quería decir que Joshua ya se había marchado a trabajar.

El hijo de puta no me despertó.

Sin embargo, después cambié mis reclamos internos por agradecimiento. Además de encontrarme enfermo, tampoco me sentía con fuerzas como para estar delante de Hannah y los otros e inventarles una mentira sobre lo fabulosa que era mi vida de rebelde que se saltaba las clases por días y se piraba de casa.

Tenía también mensajes de ellos, pero no quería responderles, y eso que me demostraron, a su manera, que se encontraban preocupados por mí. Eran buenos amigos, los que un Chris necesitaba. Solo que ese joven no deseaba volverse abrir a alguien más. Ese Chris basaba sus amistades en lo superfluo y estaba bien, ya que así se protegería de resultar lastimado otra vez.

Sentí el vacío punzante en mi estómago, no había comido nada desde el desayuno de ayer, así que quizá mi debilidad y sensación de enfermo venía también de ahí. Me levanté de la cama con cuidado para no marearme, caer desmayado, golpearme con un mueble en la nunca y morir de esa manera tan patética.

El retrato de un joven lúcido | ✅ |Where stories live. Discover now