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~ ¿Qué pasaría si una mujer llega a Karmaland? ~ (Todos x _____)

A pedido de C4LVO_EvilAuron, les traigo la primera parte de Especial Rayis. Espero que lo disfruten!

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No es la primera vez que huyo de la ley y no es la primera vez que reclamen mí presencia ante un juez, esta vez me iré a millas del reino de Hiraland. Déjenme contarles brevemente qué pasó para que llegara a hacer esto: Hiraland es la tierra de la bondad donde cualquier mínimo crimen o travesura de niños te lleva al reformatorio, y después de un tiempo, con la esperanza de que cambiaste te dejan en libertad. Mentira. Después de que me liberaran por cuarta vez por hacerle bromas a mis vecinos, decidí ir a un bar donde hubo más tarde una pelea de la cual fui participe. Y de eso estoy escapando ahora, cuando te llevan por quinta vez a la cárcel tienes dos opciones: mudarte a la gran isla llamada Karmaland o hacer tarea comunitaria hasta la muerte. Estoy escondida entre las siete piedras del Oeste, dejando que un gran banco de arena me cubra hasta que aterriza a mí cabeza una poción arrojadiza de ceguera y anestesia.

Los ojos empiezan a abrirse de a poco y veo al intenso Sol que molesta mí vista, me siento sobre unas baldosas y contemplo el entorno hasta que un enorme cartel interrumpe el paisaje: “Karmaland” El ruido de un helicóptero me despista y veo que se trata del comisario del reino riéndose. Maldito. Un anciano pelón se me acerca y me da una mochila con mucho hierro, herramientas de trabajo de diamante, una armadura de metal, comida, troncos de diferentes maderas y polvo de hueso. Le miro confundida.

-¡Bienvenida a Karmaland señorita _____! – Dice emocionado y en un tono tan neutral, como mí abuelo – Me alegra saber que por fin llegó nuestra primera heroína – asiento con la cabeza sorprendida sin saber qué decir - ¿Cuál era su oficio antes de que la transfirieran? – me pregunta acercándose más queriendo aparentar amabilidad.

-Era guerrera, bueno en realidad la comodante – cosa que es verdad – Pero tuve unos cuantos problemas por mi sentido del humor.

-Bueno, no te preocupes, acá tu sentido del humor será aceptado – me dice tras captar mi referencia con la última línea – te recomiendo que te elijas una parcela un poco lejos del centro, tampoco te vayas a la otra punta del mapa – se ríe por lo que dijo – la dejo que tengo que terminar los tramites de mi divorcio ¡MERLYN! – se fue gritando ese nombre.

Algo me dice que esto no va a ser como Hiraland. Me dirijo al Este viendo un terreno despejado y llano, no hay nada que dé a entender que eso sea de alguien, perfecto para mí, me da pereza tener que alizar el terreno. Hago las actividades básicas y levanto lucimientos del exterior y de las divisiones de mi nuevo hogar. Será un edificio con forma de ‘P’ con un balcón que tiene vista al pueblo de Karmaland.  

Había empezado a caer la noche y vi a una sombra moverse de aquí para allá, ente esos movimientos me pongo en guardia. Nadie me viene a joder la base, ni siquiera un don cualquiera. Unas flechas aparecen de la nada y al tener muy buenos reflejos logro esquivarlas poniéndome a la defensiva con el escudo, hasta que el último empuje que recibo mientras me cubría es con una espada ¡Ahora! Me saco el elemento que le bloqueaba e intento darle con mí espada, lo único que conseguí es que el oponente esquivara ese ataque y me saque el arma. Parece que va disfrazado de furro, todo ceñido al cuerpo con unas orejas de lobo y unos ojos morados brillantes muy atrayentes.

-No debegias estag a estas altugas de la noche despiegta – acorralada contra la columna no se me ocurre nada para apartarlo - ¿A qué se debe vuesgta llegada a estas tierras peligosas señorita ~?

-_____ - le completo la pregunta con mí nombre, ese intento de francés le queda bien al personaje.

-_____, hermoso nombge, compensa con vuesgta belleza – puedo oler su aliento a menta – Segia un placeg robag un poco de vuegto tiempo – dice al acariciar un mechón de pelo con sus manos resguardadas con unos guantes.