LIV: Mi preciada independencia

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RECOMIENDO MI OTRA HISTORIAN COMEDIA ROMÁNTICA: MI NOMBRE ES RÍO
•Se encuentra en mi perfil.

***

Durante esos cuatro últimos meses pensé que vivía mi preciada independencia, finalmente en un departamento por mi cuenta, independiente de todo y todos... pero algo pasaba, un vacío que me ahogaba en las noches no me dejaba pensar. Yo no me sentía bien, y cada día estaba más sola, más aislada, encerrada en el pequeño departamento donde vivía.

Pasaba la mayor parte en pijama, no sentía que realmente estuviese viviendo, no me sentía como persona, era un ser automático que todas sus acciones la hacía por inercia.

Sobrevivía, no vivía.

Extrañaba mucho el contacto con las personas, a mamá, a mis amigos, tener algo que hacer aparte de estar enviando correos, tener esporádicas citas con publicistas. Pero a la vez yo me aislaba, me alejaba, no contestaba mensajes ni llamadas porque me parecía doloroso pensar que estaba sola y que no podía quejarme, porque eso era todo lo que quería cuando me marché de NJ.

Mi orgullo siempre fue muy grande y en ese momento sólo debía levantar mi cabeza y tragar todo el dolor que la soledad me causaba.

Lentamente sentía como me marchitaba, que mi rostro estaba cada vez más gris, que las cosas parecían tener poco sentido y que nunca esperé crear lazos tan fuertes que extrañaba con tanta desesperación, pero suponía que los extrañaba porque en NY estaba sola, no socializaba mucho, no conocía gente, no salía a ningún lado más que los lugares necesarios, y sentía que todas mis ganas de vivir se habían drenado... y aunque Max era buen amigo, no podía depender siempre de él.

En las noches volvía al insomnio, a esa rutina que tenía cuando estaba deprimida, y me concentraba en mirar series de televisión hasta que mi mente se aturdía y dejaba de pensar, pensaba muchas cosas, como me sentía casi maldita por la serie de eventos desafortunados que me habían pasado en los últimos meses, como si una maldición no me dejara vivir en paz.

Extrañaba a Frank, pero respetaba el acuerdo, que ambos tomáramos un camino era lo más sano para los dos, y por la foto que vi con esa chica, daba por hecho que él estaba bien, si aún iba a terapia, seguía limpio de sus adicciones y problemas, todo estaría bien y me alegraba por él. Finalmente encontraba paz.

Con el tiempo comencé a culparme por todo, pero hacer eso sólo me hacía sentir peor y quizás eso quería... sentirme aún más mal de lo que ya estaba, porque ya no existía la rabia de algunos meses, ya no había emociones ni sensaciones, todo era gris, no había matices, sólo un aburrido color que teñía mi vida, mis días...

Vivía en un constante estado de cansancio, melancolía y un gran vacío que no llenaba con nada.

El cumpleaños de Gerard el día nueve de abril, pero ellos vendrían el día sábado once. Aunque lo había llamado para saludarlo, me sentía ansiosa de verlos a todos, me habían prometido dormir en mi casa, incluso cuando apenas tenía un sofá cama para invitados, ellos dijeron que se arreglarían con eso y quizás un saco de dormir ayudaría. Que eso no era problema.

Por mucho tiempo no experimentaba esa sensación de emocionarme por algo, de querer hacer algo, de que algo me diese la motivación suficiente para levantarme de mi cama donde había pasado las últimas dos semanas. No creía estar deprimida, simplemente estaba... en un estado letárgico que se había prolongado por semanas.

"Llegamos, abre" - un mensaje de Sara me llegaba al teléfono.

Me miré al espejo del baño, mi rostro se veía cansado, no había dormido mucho la noche anterior, de hecho no había dormido nada porque casi no dormía, ver series, entumecer mi mente, no pensar en nada y volverme un ser automático era en lo que me había convertido los últimos meses, y no podía quejarme por mi pálida apariencia si yo la había creado.

𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆 𝐀𝐍𝐃 𝐃𝐎𝐎𝐌𝐄𝐃Where stories live. Discover now