XIV: No recuerdo tu apellido

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El resto de los días pasaron lentos, aburridos, no hacía nada más que ver televisión y comer mientras me paseaba en pijama por la casa. De mañana tomaba los medicamentos que el médico me había asignado y el día sábado en la mañana tenía una cita con un psiquiatra para tratar mi problema de TEPT.

El simple hecho de ir a un psiquiatra porque había tenido un par de crisis de pánico me parecía exagerado, para nada necesario, fue un hecho aislado que no tenía importancia, acepté tratarlo por la insistencia de mamá, que parecía increíblemente preocupada por lo que había pasado.

La noche del jueves un mensaje me llegaba a mi teléfono, no sabía quién era. Sospeché que era Kat por lo que lo ignoré, cuando envió el segundo mensaje me tranquilicé

En el mensaje anterior olvidé decir que soy yo, Frank.

No sé porque instintivamente lo llamé, normalmente habría contestado el mensaje con otro de vuelta, pero no. Ahí estaba llamándolo

— ¿Lola? — su voz se escuchaba un poco diferente por teléfono, mucho más masculina...

— Hola, no te contesté ningún mensaje, pensé que era alguien con quien no quiero hablar — me sentía nerviosa, como si mis palabras fuesen torpes y se atropellaran entre ellas.

— Oh, lo siento, debí haber dicho que era yo. ¿Cómo has estado? 

— Bien, he descansado lo suficiente, ya quiero volver a mi rutina — me quejé.

— Yo quisiera tener unos días para descansar — suspiró como si estuviera muy cansado en ese momento — en fin me conseguí tu numero con Hope, hay de algo que quería hablar contigo.

Cada vez que alguien me decía tenemos que hablar o quiero hablar contigo, normalmente sentía que un sudor frío recorría mi espalda. Y en este caso el sudor se multiplicaba, incluso cuando ya había aceptado que él sólo me vería como amiga.

— Dime — respondí con una temblorosa voz.

— Larga historia que intentaré acortar — suspiró —mi abuelo ha preguntado mucho por ti, le dije que estabas mejor, pero que aún te queda una semana de descanso. Su cumpleaños es el viernes, mi papá llega ese día a la ciudad y queremos sacarlo del hogar de retiro por un par de horas y llevarlo a algún lugar para comer. Él sabe sobre eso y adivina que dijo.

— No lo sé — sinceramente no tenía ni la menor idea de lo que Vitto podría pensar.

— Quiere que vayas tú, me preguntó si irías uno de estos días para invitarte personalmente pero sé que debes descansar y ... — lo interrumpí

— No creo que sea buena idea — me negué antes de pensarlo, me sentía fuera de lugar con la invitación.

— ¿De qué hablas? Mi abuelo te considera para su cumpleaños ¿y tú te negarás? — parecía no creer lo que decía.

— Esa es la razón, es su cumpleaños, un evento familiar, ustedes deberían celebrar el cumpleaños de tu abuelo, yo no. No soy nadie para estar ahí — era la verdad

— Bueno... mi abuelo te adora Lola, fue su idea invitarte. Además será algo breve, iremos a comer a alguna parte y luego volveremos a dejarlo en el hogar de retiro. Pero si no quieres ir está bien. 

— No es que no quiera, me siento fuera de lugar, como si incomodara a ti, a tu papá que no conozco... — respondí sinceramente.

— Lola, eres amiga de Vitto, eso es todo lo que importa.

— Está bien, iré — dudaba de mi respuesta pero ya había aceptado.

Sentía un nudo en el estómago el día viernes al medio día, estaba en un centro comercial buscando algo para Vitto, ¿qué debía comprar? apenas había pensado en el regalo de mamá que la conocía de toda la vida, comprar algo para mi anciano amigo se complicaba el doble.

𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆 𝐀𝐍𝐃 𝐃𝐎𝐎𝐌𝐄𝐃Where stories live. Discover now