7 pecados capitales (el crimen de los dragones)

パーティー (Pātī)

Tras unos minutos de aquél extraño temblor se podía ver cómo el manillar de la puerta comenzaba a moverse. La puerta se abrió dejando ver a la rubia la cual con una sonrisa en sus labios entró en la habitación donde ambas peli azules se encontraban.

— ¡Levy-chan! — la llamó alegre la princesa. La sonrisa en sus labios era notoria y demostraba la alegría de que su querida amiga hubiera despertado.

La maga celestial corrió hasta llegar en al lado de ambas peli azules. Levy seguía sentada en la cama con una sonrisa en sus labios al ver que Lucy también estaba en perfecto estado. Todos estaban bien, claro, a excepción de la pobre Wendy la cual estaba tumbada sobre las piernas de la maga de escritura aguantando sus ganas de vomitar.

— ¡Lu-chan!

La rubia llegó al lado de Levy y le dio un abrazo cariñoso a su amiga. En verdad ella tenía miedo de que su amiga hubiera sufrido gravemente a causa de aquella demolición.

Después de unos segundos ambas se separaron, pero la maga celestial mantuvo sus manos sobre los hombros  de la pelo azul de corto cabello.

— Dios. Me tenías tan preocupada.  Si te hubiera pasado algo malo juro que me da algo — afirmó la rubia de ojos achocolatados regalandole una sonrisa y una mirada melancólica a la maga de escritura.

— No te preocupes Lu-chan. Estoy bien — le quitó importancia Levy sonriendo de manera forzada — pero Wendy no está tan bien. Supongo que éste bar tiene algún tipo de transporte o...

— No-no es exactamente un transporte — afirmó la rubia arqueando sus cejas al mismo tiempo que una sonrisa nerviosa se instalaba en mis labios con algo de nerviosismo.

Ahora la rubia se preguntaba ¿Cómo demonios tendría que explicarles que están sobre un cerdo gigante de color verde?

— Veréis....

"Madre" al llegar al pueblo que anteriormente estaba congelado la gran cerda volvió a enterrarse en la tierra volviendo a quedar las cosas cómo un bar normal y corriente. Sin saber el secreto que se ocultaba tras ese edificio.

Las puertas principales se abrieron dejando ver a los cinco magos los cuales se disponían a salir de allí. Pero para su fortuna o desgracia un montón de pueblerinos rodeaban todo el lugar. No había pasado ni dos minutos y ya todo el bar estaba rodeado.

— ¡Lucy! — gritó la castaña corriendo hacia la mencionada.

Eclair saltó a los brazos de la rubia casi mirándola al suelo por la fuerza del impulso que había tomado la sacerdotisa al lanzarse contra ella. La castaña abrazó con fuerza el cuello de la maga celestial y esta la abrazó de la cintura correspondiendo el abrazo.

— ¡Eclair! — dijo feliz la rubia al ver a la sacerdotisa en frente suyo.

Efectivamente su amiga seguía estando en perfecto estado. En el fondo de su corazón sospechaba que algo malo podría haberle sucedido para que ella hubiera sido secuestrada, sabía que su amiga no la abría dejado.

— Me alegra que estés bien — dijo con una sonrisa de oreja a oreja la separándose un poco del cuerpo de la castaña al mismo tiempo que ladeaba levemente su cabeza.

— Lo mismo digo, te ves genial, me alegra que estés bien — afirmó Eclair separándose levemente del cuerpo de la princesa.

— Sí, parece que ambas ya habéis mejorado bastante — afirmó Elizabeth.

Una albina de cabello largo apareció. Su flequillo tapaba su ojo derecho dejando ver tan solo su otro ojo. Ella era la médica de aquél pueblo, cosa obvia gracias a su ropa de doctora.