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Otro día soleado para los habitantes de la afamada Capital del Oeste, lugar en donde gran parte de las personas importantes en el país transitaban, o trataban de hacerlo en las horas pico, tal y como es el caso del tercer Vegeta en la familia Ouji...

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Otro día soleado para los habitantes de la afamada Capital del Oeste, lugar en donde gran parte de las personas importantes en el país transitaban, o trataban de hacerlo en las horas pico, tal y como es el caso del tercer Vegeta en la familia Ouji junto a su cuñado Bardock Son.

La conversación en el auto había tomado un rumbo curioso: la noticia que le envío Hank Brief, mediante su esposa. Al parecer su socio tiene la sospecha de que algo malo está pasando en su empresa, y el “accidente” de los robots era el inicio de algo más. El caso estaba en investigación, pues él asegura que un error como ese jamás habría pasado, pero no alerta a todo el mundo por precaución en caso de una situación peor.

—Un gran sabotaje —dice Bardock como reacción—, vaya.

—Uno de los encargados de la revisión de ese día fue asesinado en un aparente robo, casualmente antes de que fuera citado. Brief está investigando y aumentando la seguridad en la corporación, nos aconsejó estar atentos también.

Tras el asentimiento del pelinegro y nada de mejoras en el tráfico, continúa hablando.

—Mirash sugiere que Raditz pase por nuestra casa hoy, hasta que te desocupes. Llega pronto ¿No?

—Se supone. Hay un retraso y está esperando para salir, le quería comentar a Kakarotto pero sigue insistiendo en que debe ser sorpresa.

Ouji deja escapar una pequeña risa y, finalmente, pone otra vez en marcha el auto.

Por otro punto de la ciudad se encontraban los adolescentes de Orange Star tomando asiento en la cafetería tras unas horas de estudio. Allí, cerca de una de las grandes y pulcras ventanas se encuentra el singular grupo de 4, comentando cosas sin un peso muy grande.

La más callada estaba siendo extrañamente la peliazul, quien tenía todas sus alertas activas y se sentía preparada para saltar en cualquier momento. Era difícil determinar quién la observaba mucho, pues tras el accidente este es su día de regreso y el chisme movía a las masas, que husmean cada tanto lo que hace. Bulma come con rapidez y ansiedad la pequeña porción de comida que tomó.

Otro más que parece estar ocasionalmente en las nubes es Vegeta, comenzando a creer que tal vez fue una mala idea ceder al llamado de su abuelo. No parece un viernes común para esos dos, aunque Milk y Goku son otra historia aparte que avanzaba con velocidad ajenos a ellos. La facilidad con la que sacaban temas de conversación podía opacar el hecho de que sus amigos estaban mentalmente en un lugar distinto.

Desde otra mesa se acerca Zangya, también llevándose varias miradas en el camino. Camina con elegancia a la par que sostiene unos sobres en sus manos y amplia una sonrisa de boca cerrada, que acaba por desconcertar a Milk justo cuando se detiene junto a ella. Cualquier charla del grupo se ve anulada al segundo.

—¡Hola! ¿Qué tal están? —saluda, pero no da tiempo para alguna respuesta—. Había organizado una reunión para hoy después de clases y se me ocurrió invitarlos. Tengan, será en mi casa y sólo deben llevar sus trajes de baño y muchas ganas de pasarla bien. Es buena idea para que nos conozcamos todos mejor.

Love music and you «Vegeta y Bulma»Where stories live. Discover now