Todos tienen un antes y un después marcado en el momento que coincidieron en aquella aula de clases. Sin saberlo, las primeras miradas fueron el inicio de la montaña rusa en la que se transformarían sus vidas, pero claro, con su música de fondo.
Veg...
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"I let it fall, my heart, And as it fell, you rose to claim it, It was dark and I was over, Until you kissed my lips and you saved me...
Él la mira desde aquél sofá rojo en donde se había instalado, a gusto en el fondo con la música. Se encuentran en el estudio antes vacío de sus padres, quienes optaron por ofrecérselo para sus ensayos y entre todos lo amoblaron.
Goku va tocando con visible tranquilidad su guitarra acústica, sentado en un taburete idéntico al que está utilizando Bulma a su lado. La peliazul entona cada palabra y va moviendo levemente su cabeza al compás, intenta superar aquél ensayo solitario que tuvo en su habitación antes de asistir. Es casi imperceptible, pero su voz sale un tono más grave de lo usual.
But I set fire to the rain Watched it pour as I touched your face Well, it burned while I cried Because I heard it screaming out your name, your name"
La única persona en detener lo que estaba haciendo fue la misma cantante, cuando una pequeña niña interrumpió el ambiente, abriendo lentamente la puerta que rechinaba como si tuviera años cerrada. Su amigo con el instrumento se detiene unos segundos después al notar que ella no continuó; a pesar de lo anterior Milk aplaude desde el sofá, justo cuando Vegeta se levanta y se apresura en llegar a la distracción de Brief: Una tímida Odette asomada en el estudio.
—¿Qué pasa, Odette?
El azabache se pone un poco a su altura para poder escuchar su respuesta, ya que el tono de la menor suele ser muy bajo.
—Escuché a Bulma cantar, y yo quería venir a verla —explica en susurros como si le contara un secreto, con una mirada divertida. Vegeta eleva su ceja.
—¿Nos estabas espiando?
—A ella. Sí —asiente, orgullosa—. ¿Ya puedo pasar?
Él da un vistazo a sus amigos. Los dos pelinegros se encuentran conversando en voz alta, mas la chica buscada toma agua y carraspea disimuladamente, algo ajena a la charla.
—¿Por qué la espías? —cuestiona con algo de curiosidad, quedándose atento a cómo su amiga peliazul dejaba el vaso nuevamente sobre la mesa ratona. Otro carraspeo, luce frustrada, piensa.
—Porque quiero saber porqué tú la espías.
Sus ojos se abren más de la cuenta ante la respuesta tan inocente y a la vez seria de su hermana. Traga saliva de golpe, su entrecejo se arruga más al momento de dejar su mirada sobre ella otra vez. Sus mejillas se veían relucientes acompañando una sonrisa sincera, esa niña y su pulcra coleta estaban jugando con él.
—No puedes bromear con eso, Odette -—murmura—, yo no espío a nadie y mucho menos a ella. No digas más bobadas, ¿Por qué no te vas a... Bañar? El ensayo ya se acabó.
