Todos tienen un antes y un después marcado en el momento que coincidieron en aquella aula de clases. Sin saberlo, las primeras miradas fueron el inicio de la montaña rusa en la que se transformarían sus vidas, pero claro, con su música de fondo.
Veg...
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—Vas a superar esto, muchacho —asegura mi padre, rodeando los hombros de mi primo con su brazo—, ánimo, vas bien. Cuentas de todas formas con toda tu familia y actualmente con Vegeta para poder apoyarte y pedir ayuda si la necesitas. Eres mi sobrino pero te considero como otro hijo más, y te deseo lo mejor Kakarotto.
—¿Ves? Ni siquiera a mí me quiere tanto —bromeo, arrojando mi chaqueta a una silla.
Estamos los tres en mi habitación. Mis padres notaron la cara nerviosa de mi primo y él no soportó la presión, contó todo lo que había sucedido.
Ahora mi padre, él y yo estábamos teniendo una charla motivadora antes de dormir.
Se puede sacar un colchón que está debajo de mi cama, y como Kakarotto es un terco que prefiere dormir en mi cuarto que en el de invitados, pues me toca rodar algunas cosas para estirarlo sin problemas y que él descanse allí.
Kakarotto ríe y agradece de nuevo a mi padre, prometiendo que logrará salir adelante. En silencio ruego para que así sea.
—Bueno chicos. Que pasen una buena noche, recuerden que mañana tienen clases, no se levanten tarde... Sueno como Mirash. ¡Adiós!
Asentimos ante su balbuceo y él cierra la puerta. Escuchamos en silencio sus pasos alejarse hacia el dormitorio de su segundo hijo y el grito que pega mi hermano exigiendo privacidad una vez abre la puerta, me imagino sin tocar. Volvemos a reir, a pesar de que el pelinegro sorbe por su nariz.
Le tiro el control de la televisión, el cual logra atrapar antes de encenderla y de mostarme una sonrisa junto a sus cejas levantadas.
Trato de imaginarme cómo una persona como él tuvo tantos problemas. Jamás se te pasaría por la cabeza que Goku Kakarotto Son Ouji intentó suicidarse.
Él sufría de bullying por ser un poco… Tonto, y un completo cerebrito. Los niños pueden llegar a ser muy crueles con otros, mi primo creció pensando que era el culpable de no tener a su mamá consigo, a diferencia de muchos compañeros que, cuando él les explicaba por qué su madre no podía ir a buscarlo, entendían que por él había muerto y se lo hacían saber. Lo culpaban y señalaban. Se burlaban cuando era el único que respondía las preguntas del profesor, se burlaban porque era tímido y torpe, porque siempre sonreía. Fueron creciendo, ya no criticaban sus juguetes y su forma de hablar, ahora les molestaba que siempre él se llevara bien con los profesores, seguían burlándose por su forma de ser y luego empezaron con su estatura, ya que era alto, y con su peso, él era delgado, con su cabello, despeinado a veces, con sus lentes, tenía mucho aumento y eran de pasta cuadrados, todavía los recuerdo.
