En una Simple Expedición de rutina Encabezado por las Exploradoras, Phineas Flynn es invitado a ser parte de una expedición a las afueras de Danville junto con las demás chicas, todo resulta ir bien en el viaje al inicio de este, pero, no obstante...
Después de un larga búsqueda en el Bosque de Danville, El caso del Ornitorrinco seguía su curso pero sin resultados destacables, el Inspector Phineas y yo, no estábamos dispuestos a rendirnos en nuestra misión de hallar a la pequeña criatura, en esos momentos, cada quien fue por su lado a buscar pistas.
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Más adelante, a mitad de nuestra labor, pude escuchar un grito de auxilio, ¡¡era el Inspector Phineas!! al parecer, Phineas había caído por accidente al río, en seguida me puse a correr para ayudarlo, pero, algo andaba mal, mis piernas las sentía adormecidas, como si estuvieran anestesiadas, por cada pasó que daba sentia estar perdiendo el equilibrio, y así fui avanzando hasta que en algún punto de mi camino caí de rodillas sobre las hierbas del bosque, me era muy difícil incorporarme, pero, de la nada... Perry, el Ornitorrinco que estaba perdido apareció frente a la orilla del río, y en su pico sostenía una soga, no sabía que estaba sucediendo en frente de mí, pero al menos me era claro lo que tenía que hacer en ese instante.
Usando mis fuerzas restantes, me incorporé y corrí para tomar aquella cuerda para arrojársela a Phineas para poder ayudarlo, pero, al arrojarsela... la cuerda no fue lo suficientemente larga para lograr alcanzarlo, pero, cuando la soga regreso a mis manos, la volví arrojar una vez más hacia el río, no se cómo, no se porqué, pero sentía que en ese segundo intento todo iba a resultar diferente, entonces, usando toda mi fuerza de voluntad en mi siguiente lanzamiento, como si fuera arte magia, la cuerda creció y se volvió mucho más larga que la vez anterior, haciéndose paso por el rio hasta llegar a las manos de Phineas.
