En una Simple Expedición de rutina Encabezado por las Exploradoras, Phineas Flynn es invitado a ser parte de una expedición a las afueras de Danville junto con las demás chicas, todo resulta ir bien en el viaje al inicio de este, pero, no obstante...
Hace unos minutos acababa de abandonar a mi tropa, mis decisiones impulsivas estaban perjudicando la misión, ¿habré hecho lo correcto o simplemente me había acobardado?
Iba caminando por las calles de Danville, veía las personas pasar a mi alrededor, llevando sus vidas con toda normalidad, cosa que no pude evitar envidiar en esos momentos, estando todos ellos en gran armonía y paz, a diferencia mía que solo quería regresar a casa, para poder ver a mi Madre, necesitaba su orientación y cariño, a pesar de sentir dolor en mi mano vendada, no me importaba en lo absoluto.
Una vez en mi casa, solo podía escuchar el sonido que producían mis zapatos al caminar, todo el lugar parecía estar en gran calma, solo que... a pesar de que había tanta armonía, me sentía completamente seca dentro de mi ser, estuve llorando por tanto tiempo sin control, hasta el punto de haberme quedado sin lagrimas.
El tiempo pasaba como los pasos que daba hacia adelante y hacia atrás, donde al poco rato al fin había vuelto a mi casa, me dispuse a entrar, pero...
No había nadie, la casa estaba solitaria, solo había una respuesta a ello, probablemente mi Mamá seguía apoyando a la familia de Phineas, no podía culparla por no estar aquí, lo único que podía hacer por el momento era sentarme y esperarla a que volviera.
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Pero pasaba el tiempo y no veía señal de ella, me gustaría ir a verla donde probablemente estaba, pero aun no me atrevía ver a la cara a los Padres de Phineas. Más tarde me levanté y me dirigí a mi cuarto a pensar y descansar un poco, pero cuando entre... pise algo que lastimó mi pie, cosa que hizo que inevitablemente cayera sobre mi escritorio, tirando las cosas que estaban en ella, al parecer me había tropezado con una varita que use como parte de un disfraz del halloween del año pasado... vaya que dolió.
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- Isabella: Rayos... mi cuarto es un desastre.
Me levanté rápidamente y comencé a recoger los libros y cuadernos tirados, pero de los objetos que cayeron, había un libro que se me hizo familiar.
- Isabella: Mmm... esto no es un libro.
Al parecer se trataba de mi álbum de fotos, años de historias acumulados en varias páginas, páginas que no pude evitar ver, observando la gran mayoría de nuestras aventuras, era la niña más feliz del mundo en esos tiempos, ya que tenía buenos amigos y al chico más increíble de la ciudad o... más bien del mundo, un álbum lleno de momentos gloriosos y dichosos, al ir cambiando las páginas, veía cada foto con una pequeña sonrisa, eran bellos recuerdos.
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Pero en el instante que estaba concentrada en el álbum, mi mochila comenzó a emitir sonido.
- Gretchen: Ferb, Ferb... aquí Gretchen, ¿cómo va la reparación del aerodeslizador?
- Ferb: Gretchen, aquí Ferb, todo en orden, pero tardaré algo en repararla, el golpe averió varios circuitos, aproximó que la tendré lista por la noche.
- Gretchen: Ya veo, pero mientras trabajas en ello, cual serán las instrucciones para el equipo Ferb.
- Ferb: Bien, necesito que tachen del mapa las zonas ya exploradas, así para diseñar nuevas rutas.
- Gretchen: Entendido Ferb.
- Ferb; Y... ¿cómo está Isabella?
- Gretchen: No te preocupes, se encuentra mejor Ferb.
- Ferb: ¿Puedo hablar con ella?
- Gretchen: Ehh... Ohh... no será eso posible por el momento Ferb, Isabella fue hacia su casa.
- Ferb: ¿A su casa? ¿Y porque se fue para allá?
- Gretchen: Lo que pasa es que... lo que pasa es que necesitaba ver a su Madre, además de un descanso físico y mental, cosa que pensamos por el momento es lo mejor para ella, sé que estará lista a tiempo para la tercera jornada.
